Masiva huelga en Francia contra la ofensiva de Macron contra las jubilaciones

Casi dos millones de personas marcharon el jueves 19 de enero en 200 ciudades.

"La jubilación antes que la artritis".

La jornada del jueves 19 de enero, durante la cual manifestaron contra el proyecto del gobierno sobre las jubilaciones casi dos millones de personas, en 200 ciudades grandes y pequeñas, imprime la situación política en Francia.

Hay que agregar movimientos de huelga, bien que escasos y prácticamente sin asambleas generales previas. Esta jornada fue llamada por la coordinación de las ocho centrales sindicales francesas, con la CGT y la CFDT como motores. La intersindical se reunió durante la noche misma. Después de constatar el éxito de la movilización, que fue más allá de las previsiones de las burocracias sindicales, la coordinación llamó a una nueva jornada para el martes 31 de enero. No dio ninguna consigna para las dos semanas que separan el 19 del 31. Si bien no hay surgido todavía organismos obreros independientes de la burocracia, los gremios y sectores combativos llamaron a huelgas en este período y preparan una ofensiva más general para después del 31. Mientras las burocracias sindicales quieren limitar el movimiento a una seguidilla de jornadas de manifestación, la aspiración profunda del movimiento obrero es la marcha hacia la huelga general.

Es una situación nueva en muchos años, que permite el planteo de una victoria obrera y de un retroceso histórico del gobierno. Esta alternativa está en juego, mientras en Europa se presentan situaciones similares en otros países (sobre todo Gran Bretaña y también Portugal, Bélgica y otros) y la burguesía responde con una política de militarización en el continente, con su centro en Ucrania y con manifestaciones en cada uno de los países.

Fortalezas y debilidades del movimiento

La dirección efectiva del combate contra el proyecto del gobierno sobre las jubilaciones está en manos de las direcciones sindicales burocráticas. Las ocho centrales existentes han unificado su oposición al proyecto del gobierno y han  lanzado los llamados a las jornadas del 19 y del 31. La CFDT, cuya política inicial era negociar con el gobierno un “nuevo” sistema de jubilaciones, con una parte importante de capitalización, marca el ritmo de esta unidad. Se concentra en la oposición al pasaje de 62 a 64 años como edad jubilatoria, que es el eje del proyecto gubernamental, que incluye sin embargo otras cláusulas discriminatorias, como la condición inmediata de 47 anualidades  de cotización, que perjudica en particular seriamente a las mujeres, por los períodos de maternidad.

En la unidad burocrática, la CFDT impone su criterio de llamar a jornadas aisladas, sin mencionar la organización de huelgas que pavimenten el movimiento hacia la huelga general de masas, que es la perspectiva real del movimiento. La CGT y Solidaires, que pretenden ser centrales combativas, se subordinan a esta orientación y dejan aislados a los gremios más combativos y sus llamados a la huelga. En estos días, hay jornadas de huelga en las refinerías de petróleo, la energía, los puertos, llamadas por los gremios de la CGT. No hay sin embargo un movimiento de conjunto, hay pocas asambleas generales y coordinadoras. El movimiento estudiantil y de la juventud no se ha generalizado y se concentra en los sectores politizados y algunas facultades. La expectativa mayor de huelga se concentra en los gremios ferroviarios.

Hay un brecha entre el apoyo que tiene la lucha contra el proyecto del gobierno en la población -todos los sondeos indican un apoyo popular a las movilizaciones de 2/3 y un repudio general al gobierno, sus orientaciones políticas y sus métodos- y el surgimiento y desarrollo de organismos de lucha a partir de las bases y de asambleas generales. La crítica general a la CFDT, e incluso a la CGT, que practican un conjunto de organizaciones de “lucha de clases” no constituyen una política, más aún si se espera que las orientaciones combativas provengan de La Francia Rebelde (La France Insoumise) y de Mélenchon. Aunque parezca ridículo, las preocupaciones de Mélenchon son puramente electoralistas y se concentran en las elecciones del 2027 y en ahogar toda oposición interna. LFI se prepara para la discusión parlamentaria, cuando los militantes  del movimiento obrero se preguntan cuál es la mejor respuesta combativa en la calle y como marchar hacia la huelga general.

La crisis del gobierno

Hay que poner de relieve la orientación reaccionaria del gobierno y la burguesía imperialista francesa. El día posterior a la movilización del 19, Macron dirigió su mensaje de año nuevo a las Fuerzas Armadas y anunció, nada más ni nada menos, que la próxima ley de programación militar  2024-2030 tendrá un presupuesto sin precedentes de 493.000 millones de €. Es obvio que no habrá ninguna debate parlamentario al respecto. Este presupuesto significa que Francia se “prepara para una guerra total”, y no para simples expediciones coloniales en África, y que la militarización pasa a ser el eje del presupuesto y de la política general del gobierno, en el exterior y en el interior. La sociedad se tiene que militarizar y prepararse para todas las eventualidades.

¿Cuál es la relación de este movimiento de fondo del gobierno y su proyecto de pasar la edad jubilatoria de 62 a 64 años? Jean Pisany-Ferry, uno de los mentores del joven Macron del 2017 que se lanza a la conquista de la presidencia, lo dice ahora con todas las palabras en un lenguaje mesurado: “Nuestros márgenes de maniobra para un financiamiento (de la política gubernamental) a través de la deuda pública, el impuesto o la redistribución de los gastos, son muy estrechos para responder a las necesidades. Es el problema económico central de este quinquenato y será también el de los siguientes. La vía de solución es por lo tanto la disminución de los gastos de jubilación en el producto interior bruto”. Bien que los efectos financieros de la reforma propuesta sean limitados (10 a 20.000 millones de euros), pavimentan el camino para otras reducciones drásticas de los “gastos sociales” y para nuevas prolongaciones de la edad jubilatoria, hasta los 67 o hasta los 70 años. La aprobación o el rechazo del proyecto actual del gobierno tiene entonces un carácter estratégico para la burguesía francesa y europea. Por lo mismo, el combate del movimiento obrera  ya ha provocado una crisis social y está alimentando una crisis política y una crisis del régimen, si Macron pierde la partida.

Por un reagrupamiento combativo, de lucha de clases

Las diversas organizaciones que se reclaman de la lucha de clases y del trotskismo revolucionario, no están en condiciones de disputarle la dirección del movimiento de lucha al eje CFDT-CGT pero disponen de posiciones en el movimiento obrero, localmente, en diversos gremios, incluso en estructuras intermediarias, que le permiten una intervención precisa, que va más allá de las críticas a la burocracia sindical: la organización de asambleas generales, la formación de coordinadores, la intervención de la juventud de los liceos y universidades; incluso el trabajo por un llamado a huelgas en gremios como el ferroviario y el docente.

Es un cuadro que permite dar pasos importantes e incluso cualitativos. Se puede plantear también acuerdos con la oposición interior de la CGT (que tiene su congreso en marzo), y más en general con las estructures sindicales locales e intermedias. que por ahora se concentran en  llamados aislados a la huelga, sin avanzar en la organización de las bases militantes y en la agitación política.

No hay ninguna receta mágica para que se estructure un cuadro nacional de los militantes de lucha de clases, que son probablemente decenas de miles, y de las tendencias combativas. Claro está que sería saludable que se eviten las iniciativas aisladas, la auto-proclamación, y se avance en la coordinación y en las tareas prácticas y precisas. La condición política de este desarrollo es muy simple: no mirar hacia Mélenchon y las diversas variantes de LFI como fuentes de una orientación militante y en cambio observar con toda la atención posible los cambios en las capas profundas de la clase obrera, la juventud y la población oprimida y el surgimiento de militantes, tendencias, agrupamientos, dispuestos a luchar contra el gobierno y las política reaccionarias de la burguesía.

Todo indica que la jornada del día 31 será más masiva y combativa que la pasada del día. Puede dar lugar a una oleada obrera y popular contra Macron, su proyecto y su política. Tiene que ser  un punto de apoyo para la marcha hacia la huelga general. Se trata de detectar y agrupar a los sectores combativos, para que tomen luego las iniciativas a favor de las huelgas locales y por gremio y de la presencia callejera de la juventud y de la población.

Las próximas citas decisivas serán en el mes de febrero, pero no al ritmo de la discusión parlamentaria, que empieza el 6 de febrero, sino de los movimientos efectivos de lucha y de marcha hacia la huelga general de masas.

París, 27 de enero del 2023