Internacionales
20/11/2014|1341
México Arde
Seguir
César Manuel González, 21 años, siempre amó los caballos. Había decidido abandonar la carrera de Derecho para irse a Ayotzinapa, México, después de haber hecho unas prácticas de servicio social en una zona rural. “Le gustó estar en la sierra, ayudar a la gente”, recordó su padre. El 26 de septiembre, horas antes de la noche funesta, César Manuel estuvo trabajando con sus compañeros de escuela en unos campos y llamó dos veces a su familia. “Estaba muy bien, lo escuché cantando”, recuerda su papá. El todavía espera que su hijo, como tantas veces, llegue a su casa montado en el caballo, cantando.
Ese canto, esa sensibilidad, esa lucha, tuvo su correlato en conciertos, obras de teatro, performances artísticas en las calles y expresiones de solidaridad de intelectuales que emergieron y se multiplicaron tras conocerse el caso los 43 jóvenes desaparecidos en Iguala.
Un grupo de 25 artistas plásticos, por ejemplo, se unió los primeros días de noviembre para pintar en México los 43 rostros de los normalistas desaparecidos. La banda Café Tacuba expresó en un concierto a través de su cantante Rubén Albarrán: “`Muchachos, una situación muy grave la que vivimos nosotros, un crimen de estado terrible, que no nos confundan, no es suficiente con gritar y aplaudir en un concierto, el exterior vive en nosotros mismos y es adentro de nosotros que tenemos que desmantelar a este sistema opresor''.
León Larregui, vocalista del grupo Zoe, estalló ante 40 mil espectadores: “¿Qué más tenemos que aguantar para decir basta? El país está secuestrado por una pandilla de neandertales, ladrones y asesinos. ¿En qué país quieres vivir tú: en el que el simple hecho de exigir tu derecho a una vida digna y justa signifique que te van a desaparecer y a matar?”, dijo el cantante, entre gritos de repudio a Peña Nieto, y fue detenido tras el recital. René, de Calle 13, llamó a unirse en lucha: “No podemos permitir esto en Latinoamérica ni en ningún país del mundo”. También se solidarizaron Las Manos de Filippi.
“La muerte misma”
El panameño Rubén Blades aportó antes de cantar “Desapariciones”: “Se la dedicamos a sus familias y también a otros desaparecidos que han aparecido en otras fosas comunes”. La cantante Julieta Venegas escribió en Twitter: “Juventud que muere, es la muerte misma de nuestro corazón. Mi sangre está de luto hoy, porque mi país dejó de sentir el latido de su voz”.
El mexicano Alfonso Cuarón, quien recibió en el Museo de Arte Moderno de Nueva York un homenaje por su labor cinematográfica, utilizó la gala para protestar: “La voz que es relevante es la toda una sociedad que se ha manifestado de manera muy firme y que está resonando en el resto del mundo”. En la edición de los premios del cine iberoamericano, la actriz española Marisa Paredes acompañó el reclamo al igual que el actor Gael García Bernal, entre otros.
El escritor Juan Villoro señaló que esta “nueva masacre” se produce en un estado plagado por “gobiernos extraordinariamente corruptos que han reprimido una y otra vez los movimientos” que demandan el fin de la injusticia social y la impunidad. “Los futuros maestros, los forjadores de la esperanza, son aniquilados”, apuntó Villoro. El escritor Paco Ignacio Taibo II resumió que “en México la narcopolítica es un imperativo que aparece por todos lados”.
La Asamblea de la Comunidad Artística de México se movilizó masivamente el 1° de noviembre para exigir la aparición con vida de los normalistas, bajo la bandera “El Estado ha muerto” y declarándose en “desobediencia civil pacífica”. Advirtieron: “Estos hechos no son un acontecimiento aislado: son parte de una violencia sistemática y fuera de control que gobierna nuestro país. Las desapariciones forzadas, las ejecuciones extrajudiciales y la tortura son un crimen de lesa humanidad, por la que el Estado mexicano debe asumir su responsabilidad”.