El aniversario de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa estuvo atravesado por importantes movilizaciones. En el Distrito Federal, miles de personas acompañaron a los familiares en una “marcha de la indignación” que culminó en el Zócalo. “Estamos aquí no sólo para exigir la aparición con vida de nuestros 43 normalistas, sino también para demandar justicia por los más de 25 mil desaparecidos del país” (La Jornada, 27/9), expresó Vidulfo Rosales, abogado de los padres. Las pancartas reclamaban la investigación del Ejército y volvían a denunciar “Fue el Estado”. Hubo cánticos contra el presidente, Enrique Peña Nieto, con quien los familiares sostuvieron previamente una reunión “fría” e “infructuosa”, en la que rechazaron la versión oficial sobre las desapariciones. En la marcha de la capital mexicana participaron docentes y telefónicos, pero sobre todo estudiantes de la Unam, el Instituto Politécnico y otros combativos centros de estudios.

Aunque hubo protestas en todo el país, lo más destacado de la jornada fueron las protestas en el sur, donde persiste un cuadro de radicalización política. En la capital de Oaxaca, marcharon unos 5 mil profesores que enfrentan además la privatista reforma educativa. Alrededor de 10 mil maestros se movilizaron en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y el zapatismo protagonizó una movilización importante en San Cristóbal de las Casas. También hubo protestas destacadas en Michoacán. En Guerrero, el Estado donde desaparecieron los normalistas, más de 10 mil personas marcharon en Chilpancingo, Acapulco, Tlapa y Ayutla de los Libres, con la participación de la confederación docente y de campesinos. En las marchas se destacaron contingentes estudiantiles de la Rural de Ayotzinapa, que sigue de pie. Iguala, la localidad donde se produjo la desaparición, la policía copó los accesos y montó un cordón de protección sobre las propiedades del narco y ex alcalde Abarca, uno de los responsables de las desapariciones. En el exterior, hubo protestas y acciones solidarias en Nueva York, Seattle, Londres, Madrid, Montreal, Guatemala, Tegucigalpa, Santiago y Buenos Aires, en esta última con participación de la Asamblea de Mexicanos, la Fuba y la UJS.

 

En las últimas horas, el gobernador interino de Guerrero denunció en la revista Proceso (número 2030, 26/9) que “el pasado diciembre, el gobierno de Enrique Peña Nieto pretendía dar carpetazo al caso (…) y planeaba tomar violentamente la Normal Rural (…) sin importar que ello significara una matanza”.

 

Las declaraciones del gobernador confirman que uno de los móviles de la desaparición ha sido la erradicación de una de las principales expresiones de lucha contra el narcoestado. Los pizarrones de la Rural de Ayotzinapa, entre retratos de Marx y de Lenin, siguen clamando “por la liberación de la juventud y la clase explotada”. El movimiento de familiares ha resistido las tentativas oficiales de quebrarlo por medio de la represión, la cooptación y el desgaste. A un año, insistimos: ¡Aparición con vida! ¡Abajo el terror estatal y paraestatal contra el movimiento popular! ¡Abajo la política privatizadora del Pacto por México! ¡Viva la lucha de los familiares!