México, más quebrado que nunca

“Considerado un caso modelo de recuperación nada menos que por Robert Rubin, secretario del Tesoro de los Estados Unidos, en realidad, ocurre lo opuesto. La economía interna mexicana no se recobró en absoluto de la debacle del 94 y sigue achicándose en términos de puestos de trabajo y poder adquisitivo”. Esto es lo que con sólidos datos señala un especialista en el diario Financial Times (14/1). Desde el propio ‘establishment’ se refutaba, de este modo, la insidiosa especie de que México había salido de la bancarrota al pagar el último tramo del préstamo que le había dado Clinton dos años atrás.


Para el analista, “es posible que la situación empeore. Sólo funciona bien la economía que se basa en el dólar y gira en torno a las maquiladoras, las plantas de montaje exentas de impuestos que exportan su producción”, (cuyo) “valor agregado en términos de salarios y otros ingresos representa menos del 5% de los 26.000 millones de dólares en producción que las maquiladoras acumularon en los primeros nueve meses de 1996”. Al mismo tiempo, “se cierran diariamente al menos dos fábricas mexicanas, presionadas por las altas tasas de interés, los impuestos elevados (incrementados para cumplir con el Fondo Monetario Internacional), las normas asfixiantes y las dificultades para efectivizar los contratos y cobrar las deudas” (ídem).


“El país (se encuentra) cada vez más asfixiado por la deuda externa” (180 mil millones de dólares), lo que determina que la tasa de interés interna duplique la tasa de inflación del 15% anual. Aunque la ‘espuma’ de la liquidez internacional permita mantener a flote al quebrado México, la economía ‘real’ se encuentra en la ‘lona’. También lo está “el sistema bancario”, que al igual que el argentino “no encuentra a quién prestarle a esas altas tasas” (The Wall Street Journal, 20/1).


La situación mexicana es “respaldada por Washington, (que) financia los déficit con nueva deuda en dólares” (Financial Times, 14/1). De acuerdo con el Centro de Análisis y Proyecciones Económicas de México (Capem), “el costo del servicio de la deuda externa total será de unos 30.000 millones de dólares anuales de 1997 al 2000” (El Cronista, 17/1).


Dado que la totalidad de los ingresos por exportación de petróleo y el saldo neto comercial deben destinarse al pago de la deuda externa, “México depende por completo del contrato de nuevas deudas para poder pagar los actuales préstamos” (Financial Times, 14/1).


Por ejemplo, ha tenido que contratar 7 mil millones de dólares en el euromercado para poder devolver los préstamos de socorro que recibió en 1995. “El FMI, el BID y el BM tienen previsto prestar 19 mil millones a México, de los cuales sólo 7 mil son fondos frescos, el resto es para devolver créditos impagables” (ídem).


El columnista del FT hipotetiza que si México vuelve a sufrir otra crisis de pagos, la salida podría ser su absorción directa por parte de Estados Unidos, por medio de una unión aduanera total. En este caso, el dólar se convertiría en la nueva moneda azteca y el capital norteamericano absorbería la producción de petróleo, la banca, el transporte y las telecomunicaciones (ídem).


Una conclusión semejante del proceso económico mexicano sería la consecuencia natural del régimen de ‘maquiladoras’, que crece sin interrupción, lo que convierte a México en una armaduría de componentes del capital internacional. En este caso, las industrias y la banca vinculadas a la economía del peso mexicano, simplemente desaparecerían.


México es un caso claro del desmantelamiento económico de las economías débiles ante la crisis de la economía mundial.