Los mineros se han destacado por su valentía en la lucha. Los de Huanuni (en las cercanías de Oruro), marcharon hasta El Alto y La Paz, donde se enfrentaron con las fuerzas policiales y militares. Pagaron el tributo de un compañero asesinado por una granada militar, en la lucha que tuvo lugar el 9 de octubre. Los de Catavi (en las cercanías de Potosí), ocuparon las instalaciones de generación eléctrica y cortaron el suministro a la ciudad durante la enorme huelga general del 14 de octubre en esa ciudad.

En una movilización de 3.000 trabajadores, también en Huanuni, los cooperativistas mineros amenazaron con ocupar las empresas que pertenecen a la Compañía Minera del Sur (Comsur), propiedad de la familia Sánchez de Lozada. Es que el presidente democrático de Bolivia es uno de los mayores, sino el mayor, empresario minero del país. Regentea las minas de Porco, Colquiri, Bolívar, Colquechaquita, San Lorenzo, Huari Huari, además de la planta de procesamiento de minerales de Vinto. El arrendamiento que Sánchez de Lozada paga por estas minas, según denunciaron los trabajadores, es “ínfimo”.

Las minas privatizadas (las más eficientes y productivas), entre las cuales las de Goñi ocupan el primer lugar, producen el 30% de los minerales extraídos en Bolivia; 50.000 cooperativistas mineros, que laboran las menos productivas, obtienen otro 30%.

Este explotador y negrero, que casi no habla el idioma español (mucho menos el aymara o el quechua), uno de los hombres más ricos de Bolivia, es el presidente “democrático” de ese país.