Movilizaciones en Sudán a un año del golpe de Estado

Movilización antigolpista

Importantes manifestaciones estallaron en Sudán el 25 de octubre, al cumplirse el primer aniversario del golpe militar que desplazó del poder a los sectores civiles que se encontraban en el llamado gobierno de transición.

A su vez, el 30 de octubre, en Khartoum y otras numerosas ciudades hubo protestas que recordaron a los más de 100 manifestantes asesinados por las fuerzas represivas desde la llegada al máximo cargo de Abdel Fattah al Burhan.

Uno de los rasgos más significativos de la jornada del 25 es que los manifestantes rechazaron las negociaciones con la junta militar emprendidas por las Fuerzas de la Libertad y el Cambio – Consejo Central (FFC-CC, por sus iniciales en inglés). Esas conversaciones estarían alentadas por el imperialismo norteamericano.

El reclamo en las calles es la salida de los militares del poder y la instalación de un gobierno puramente civil. Asimismo, se repudia cualquier eventual amnistía de los golpistas.

El malestar popular se agrava por el deterioro de la situación económica. La inflación (por encima del 100% anual) y la devaluación de la moneda hacen estragos en los bolsillos populares. La guerra en Ucrania ha afectado al país, dado que importa un tercio del trigo que necesita desde la zona en conflicto.

En 2019, un aumento en los combustibles precipitó un levantamiento popular contra el dictador Omar al-Bashir, quien gobernaba desde fines de los ’80. Ante la magnitud de la rebelión, los militares terminaron haciéndolo a un costado. Unos meses más tarde, suscribieron un acuerdo con las Fuerzas por la Libertad y el Cambio que alumbró un gobierno de transición cívico-militar cuyo mandato se extendería hasta el desarrollo de elecciones en 2023. Pero al-Burhan dio el golpe de palacio en octubre de 2021 que interrumpió esa experiencia.

Las fuerzas civiles se han roto debido a la cuestión de los pactos con el ejército. En julio de este año, el Partido Comunista impulsó una nueva coalición llamada Fuerzas para el Cambio Radical (FRC, según sus iniciales en inglés) que postula un gobierno civil. La integra la Asociación de Profesionales Sudaneses, la Unión de Mujeres, sindicatos y algunos grupos campesinos (Sudan Tribune, 24/7).

El motor de la rebelión sudanesa y de la resistencia contra el golpe son los comités de resistencia. En marzo, los comités del estado de Khartoum consensuaron un documento político que plantea la disolución de los grupos paraestatales; el juzgamiento de los militares; y la subordinación de las agencias de seguridad a autoridades ejecutivas y civiles, entre otros reclamos democráticos. A la vez, propone la revisión de los acuerdos financieros firmados desde la llegada al poder de al Bashir y la revisión de la deuda (Al Monitor, 9/3).

Con una deuda impagable que ascendía a un 160% del PBI, el FMI aprobó a mediados de 2021 un plan para aliviar sustancialmente el peso de la misma, pero bajo la condición de la aplicación de recetas clásicas del organismo como la libre flotación de la moneda y un ajuste fiscal.

Ese acuerdo, sin embargo, fue suspendido por los entes financieros en junio de este año. En teoría, fue en respuesta al golpe de al Burhan. El imperialismo parece partidario de un pacto cívico-militar.

La junta ha buscado financiamiento alternativo en los Estados del golfo. Al mismo tiempo, cultiva lazos con Rusia.

El camino para quebrar a la dictadura pasa por la movilización masiva en las calles y la huelga general, en la perspectiva de un gobierno de los trabajadores. La política de “diálogo” promovida por el imperialismo solo conduce a la impunidad de los militares.