Nicaragua: el exilio de la familia López-Baltodano

Enviado desde la clandestinidad de la militancia en el país centroamericano.

Mónica Baltodano, líder guerrillera en el asalto final de la revolución sandinista en 1979 que derrocó a la dictadura de Anastasio Somoza, y referente de la lucha por los derechos democráticos, nos ha enviado la nota que publicamos a continuación. Reclamamos por su seguridad y la de su familia; por el derecho al retorno de los miles de exiliados que se han visto obligados a abandonar Nicaragua, luego de la sangrienta represión al levantamiento popular del 2018 contra el “ajuste” fondomonetarista que estaba ejecutando el gobierno de Daniel Ortega; por la libertad de los presos políticos y por los plenos derechos de organización, militancia y movilización para las organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles.

Con este mensaje queremos hacer del conocimiento público la difícil decisión tomada por tres integrantes de nuestra familia: Mónica Baltodano, Julio López Campos y Mónica Augusta López Baltodano. Luego de meses de vivir prácticamente en la clandestinidad, y ante la brutal oleada represiva que vive el país, hace pocos días decidimos salir temporalmente de Nicaragua, recorriendo una ruta por punto ciego para exiliarnos.

Si bien desde septiembre de 2018 nos fueron concedidas medidas cautelares de protección por parte de la CIDH, las incesantes acciones de espionaje, presencia cotidiana de la inteligencia policial, hostigamiento y persecución política de la dictadura Ortega-Murillo, apuntaban a convertir a toda nuestra familia en prisioneros políticos.

Con esta decisión nos sumamos a otros integrantes exiliados de nuestra familia y nos unimos a los más de cien mil nicaragüenses que han pasado por el mismo dolor de optar por dejar nuestra tierra para preservar su libertad e integridad.

De nuestra parte, son más de 20 años acumulados de disidencia y confrontación política con el régimen orteguista. Hemos denunciado sus perversiones, la descomposición del partido FSLN [Frente Sandinista de Liberación Nacional], el terrorismo de Estado, y toda la expoliación de los bienes comunes y bienes públicos del pueblo nicaragüense.

La historia de lucha de Nicaragua demuestra que a todo régimen autoritario le llega su 19 de julio o su 19 de abril. Seguiremos luchando y apoyando los esfuerzos de los azul y blanco, con la confianza de que sólo el pueblo salva al pueblo.