Niñez y “restauración del capital”

Es indudable que en cualquier etapa de la sociedad humana, el grado de barbarización, de descomposición y de crisis, se puede medir más claramente a través de la situación que viven los sectores históricamente más débiles: los niños, las mujeres, los ancianos … Es ilustrativo a este respecto detenerse un instante en la situación de los niños en aquellos países que están sufriendo la restauración del capital.


Un reciente documental de la CNN sobre la situación social en la Rusia de Yeltsin no podía dejar de mostrar con elocuencia el aumento exponencial de la cantidad de ‘chicos de la calle’ en las grandes ciudades (Moscú, San Petersburgo, etc.) y de niños abandonados que viven en orfanatos. En su abrumadora mayoría, son los hijos de obreros de empresas (antes) estatales reventadas, que cerraron sus persianas o que llevan largos meses sin pagar los sueldos. Son hijos de obreros que se han hundido en el alcohol (una enfermedad epidémica en la ex-URSS).


En cuanto a los orfanatos rusos, estos no sólo se ven rebalsados en su capacidad, sino que cuentan con los mismos recursos (cero…) que cualquier otra dependencia estatal del área de “seguridad social”


En este cuadro es que Moscú y Budapest se han convertido, en el Este, en las capitales de la prostitución y la pornografía infantil.


Otra manifestación de la catástrofe que implica la restauración capitalista, es el creciente aumento del tráfico de menores (tanto legal como ilegal). A partir de 1990 se registra un verdadero ‘boom’ capitalizado por auténticas mafias, que trafican menores desde los ‘países del Este’ (principalmente Rumania y Rusia) hacia el ‘Primer Mundo’. Existe inclusive todo un ‘mercado’ capitalista que tiene sus ‘preferencias’ reguladas por la ‘oferta y demanda’ de menores recién nacidos, de sexo femenino y tez blanca, que se cotiza en miles de dólares. El ‘negocio’ es tan generalizado y jugoso que muchos Estados, por ejemplo Brasil, hicieron cambios en la ‘regulación’ del sistema legal de adopciones.