No solo en Brasil quieren privatizar las jubilaciones

En su última edición, Prensa Obrera presentó una verdadera primicia para la Argentina: la denuncia del carácter privatizador de la “reforma previsional” que planea el gobierno de Lula en Brasil. El PT tomó esa propuesta del Banco Mundial, lo que explica sus similitudes con los regímenes que pretenden aplicar los gobiernos “socialdemócratas” de Gran Bretaña y Alemania, y hasta los derechistas franceses, y que se analizan a continuación.


“Como en la mayoría de los otros países de Europa, el régimen de jubilaciones británico está en crisis. El aumento de la esperanza de vida, la longevidad de la generación que nació en los ’50 (‘baby-boom’), la voluntad de los empleadores de descargar sobre los asalariados una parte de los riesgos financieros y, sobre todo, la menor rentabilidad de los fondos de pensión debido a la caída de la Bolsa, ponen en peligro los ingresos de los futuros jubilados”, comentó el diario francés Le Monde (12/10).


En Inglaterra el régimen de jubilaciones es estatal, pero en forma complementaria hay fondos de pensión privados con aportes de las empresas y de los trabajadores que, ante la caída de la Bolsa, han tenido grandes quebrantos, por lo que cayeron las jubilaciones privadas.


Ante esta situación, la Asociación Nacional de Fondos de Pensión (NAPF) –que agrupa a las AFJP británicas– le planteó al gobierno una “reforma integral” sobre la base de dos puntos: llevar la edad mínima de jubilaciones a 70 años (actualmente es de 65 años) y que la jubilación estatal garantice un “haber ciudadano” de 100 libras ó 160 euros semanales, “equivalente al 22% del salario medio” indexado sobre los salarios y no sobre los precios. Sobre esa base, los trabajadores británicos que quieran una jubilación superior al “haber ciudadano” aportarían a un fondo de pensión privado. Como la NAPF descuenta el rechazo de los trabajadores a aportar a esos fondos privados, propone que “haya incentivos fiscales para alentar el ahorro previsional”, como deducciones impositivas sobre esos aportes, lo que no es otra cosa que un subsidio estatal.


En Alemania también está en marcha una “reforma previsional” también para elevar la edad jubilatoria de 65 a 67 años (Financial Times, 14/11).


En Francia, la gran patronal está buscando una reforma más integral, porque abarcaría a toda la Seguridad Social –jubilaciones, accidentes y salud. La propuesta patronal es que la Seguridad Social deje de cubrir las enfermedades “leves” y “que cada francés tenga un seguro complementario a través de compañías de seguro o mutuales para cubrirlas” (Le Monde, 2/11). “Todos los franceses deben tener algún seguro complementario. No es el diablo”, declaró el ex ministro de Salud, M. Barrot (ídem).


Como se puede apreciar, hay una tendencia general del capitalismo a reducir la “seguridad social” a un “beneficio universal básico” (“haber ciudadano”, “renta mínima”, “ingreso ciudadano”) y que cualquier beneficio por encima lo cubra directamente el trabajador con aportes obligatorios o voluntarios a compañías o fondos privados. La propuesta lanzada por el “progresismo mundial” a favor del “ingreso ciudadano” –un salario o jubilación básico para todos los ciudadanos– se inscribe dentro de esta tendencia del capitalismo a destruir la seguridad social surgida de los años ’40/’50. El PT de Brasil, el Frepaso de Argentina y también Graciela Camaño impulsan este mismo tipo de reformas para sus países.


La punta de lanza de esta reforma es el Banco Mundial, que la ha bautizado como la Previsión de los tres pilares. Un primer pilar sería estatal, daría lugar a un beneficio básico definido fijo o con un piso y techo, equivalente a una canasta de indigencia. Este “pilar” se financiaría con aportes de los trabajadores o directamente por el Estado sobre la base de los impuestos generales. En la Argentina esto sería equivalente a la PBU (Prestación Universal Básica) de 200 pesos. Un segundo pilar, sería privado (AFJP o compañías de seguros), con aportes obligatorios de los trabajadores por encima del porcentaje de aporte al primer pilar. El tercer pilar también sería privado, con aportes voluntarios de los trabajadores.


Con este esquema lo que se busca es reducir la jubilación estatal de manera de achicar el gasto en jubilaciones y aumentar los pagos de la deuda externa. Así, el Estado “garantizaría”, por ejemplo, un “beneficio universal” de 200 pesos y cualquier excedente sobre esa suma provendría de aportes a una Afjp… claro está, asumiendo el trabajador el riesgo por la inversión que haga la Afjp. El aumento de la edad jubilatoria es clave en todo esto. Porque lo que se busca es que el trabajador aporte una mayor cantidad de años y reciba durante menos años el beneficio.