“Nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo”

Se sacude la otra orilla del Mediterráneo

La movilización realizada en España el 7 de abril, cuando unos dos mil jóvenes recorrieron las calles de Madrid en protesta por la precariedad laboral y los recortes sociales, fue el primer síntoma. La juventud española se sumaba de esta forma a la lucha de los jóvenes europeos, que tuvo como epicentro las luchas en Inglaterra, para protestar contra la subida de tasas universitarias y en Portugal, Italia, Grecia e Islandia contra la crisis, la precariedad laboral y contra los ajustes. Bajo el lema “Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo”, los estudiantes agrupados en “Juventud Sin Futuro”, encabezaron dicha movilización con una pregunta: “¿40% de desempleo juvenil y necesito 37 años de trabajo para una pensión digna?”.

El último martes, esas 2.000 personas se transformaron en 20.000, desbordando la histórica plaza de Puerta del Sol, sede del gobierno regional de la Comunidad de Madrid, modificando el escenario político de España en plena campaña para las elecciones autonómicas y municipales, que se celebrarán el domingo. La multitud, formada mayoritariamente por jóvenes desempleados, marchó en protesta contra el desalojo de poco más de 200 jóvenes que el día anterior habían intentado emplazar una carpa en ese lugar emblemático y turístico de la capital española. En la convocatoria abundaron también los rostros de mediana edad y los trajes de oficina, aunque todas las consignas siguieron centradas en las protestas contra la desocupación juvenil (que en España alcanza el 43%) y la precarización de las condiciones laborales de quienes tienen hasta 30 años.

“Representamos a desocupados, amas de casa, inmigrantes y ciudadanos en general, y creemos que la clase política vive lejos de la ciudadanía. Por eso tenemos derecho a indignarnos”, dijo uno de los oradores en la Plaza, mientras la consigna “La revolución empieza hoy”, se imponía en los cánticos, y una pancarta enorme con el lema “Lo llaman democracia y no lo es” era colgada de un edificio del centro de la plaza. La convocatoria tenía como antecedente la realización de multitudinarias manifestaciones en más de 50 ciudades de España en protesta por la crisis económica y política el último domingo (El País.com), y tiene planificada su continuidad hasta el día de las elecciones.

Según el manifiesto de “Juventud Sin Futuro”, la agresión contra los jóvenes en el escenario de crisis capitalista, se materializa principalmente en tres medidas: La reforma laboral, que aumenta la temporalidad de los contratos, la flexibilidad laboral y supone la desaparición de la negociación colectiva; la reforma del sistema de pensiones, que retrasa la edad de jubilación y reduce la cuantía de sus futuras pensiones y la mercantilización de la educación pública, que apuesta por la rentabilidad privada y no por la formación y el conocimiento. La conclusión que repiten como consigna es que “la juventud más preparada de nuestra historia vivirá peor que sus padres”.

El ataque y la denuncia de los sectores movilizados a los partidos del régimen, tiene como contrapartida la elaboración de un programa político claro, y el llamado a una intervención política de la juventud sobre la base de la movilización. “Queremos recuperar nuestra capacidad para ser actores de un motor de cambio, combatiendo un país de precariedad, desempleo y privatización de nuestra educación. Somos además conscientes de que la movilización y la lucha tienen sentido, pero sobre todo de que son necesarias” (manifiesto “Juventud sin Futuro”).

La influencia de la revolución en Medio Oriente ha sido vital para esta nueva generación. “Además de las movilizaciones europeas, también han sido un ejemplo para nosotros los países árabes. Hemos visto como en Túnez la juventud ha sido el primer agente movilizador que ha desatado el cambio. Llevándolo a nuestro contexto, aquí es verdad que no tenemos una dictadura política, pero tenemos la dictadura de los mercados y es con lo que queremos acabar”. La revuelta árabe se entrelaza con las huelgas generales en el sur de Europa y con la creciente intervención política de la juventud europea.

Según el último informe sobre la juventud española de la Fundación SM, entre 1994 y 2010, el porcentaje de jóvenes (entre 15 y 24 años) que no participan en ningún tipo de asociación había subido del 69 al 81%. Mientras algunos analistas trataban de explicar las razones de la apatía de la juventud española, la crisis capitalista hacía su trabajo, acelerando de manera extraordinaria la intervención de las masas. Al grito de “nos habéis quitado demasiado, ahora lo queremos todo”, la juventud europea se planta contra la crisis capitalista y sus partidos.