Noticiero Internacional


Los Yasky de Chile intentan derrotar la lucha docente


 


 


La extraordinaria huelga de los maestros chilenos atraviesa momentos decisivos. La directiva del Colegio de Profesores (ligada al PC) intenta estrangular el conflicto, y además se acercan las vacaciones. Los maestros reclaman por el cumplimiento total de la llamada “agenda corta”: pase a planta de todos los profesores, aumento del salario mínimo docente, fin al agobio laboral, incentivo al retiro y la deuda histórica.


 


La directiva de Jaime Gajardo estableció todo tipo de negociaciones inconsultas con el Ministerio de Educación, intentando llevar el movimiento a la vía muerta de las “mesas técnicas” de debate. Sus declaraciones no parecen las de un dirigente sindical sino las de un ministro: afirmó que “el movimiento de paralización promovido por algunos sectores está en baja, prácticamente hay normalidad en el país” (La Nación, 9/12). Los sectores de la oposición docente sostienen el paro en muchísimas escuelas y protagonizaron movilizaciones, piquetes, y la ocupación de las sedes del ministerio de educación en La Serena y Concepción. Un 40% de los delegados docentes abandonaron la Asamblea Nacional del 13/12 denunciando maniobras burocráticas de la conducción. El PC sale al rescate del gobierno de Bachelet en momentos en que la imagen de la presidenta se desploma: sólo goza de 38% de respaldo popular.


 


 


Estados Unidos: jornada nacional contra la brutalidad policial


 


Importantes movilizaciones se desarrollaron el pasado 13 de diciembre en Estados Unidos, en el marco de una jornada nacional contra la brutalidad policial. La Red de Acción Nacional del reverendo Al Sharpton intenta jugar un papel de contención, pero “la comunidad negra en Estados Unidos no tiene un líder. Al Sharpton, el organizador de esta marcha, es un oportunista de primera división sobre el que pesa una cascada de acusaciones de corrupción a lo largo de su carrera pública, que incluye un rocambolesco intento de lograr la nominación del Partido Demócrata a la presidencia en 2004” (El Mundo, 13/12). Al menos diez mil personas marcharon en Washington y Nueva York, pero también hubo protestas en otras veinte ciudades. Las recientes liberaciones de los asesinos de Michael Brown y Eric Garner -cuyos familiares participaron de la protesta en Washington- por parte de jurados racistas conmocionaron el país. Las amplias prerrogativas del aparato represivo están dictadas para disciplinar a las masas y conforman a Estados Unidos como un estado policial.


 


 


El proletariado italiano muestra los dientes


 


La primera huelga general contra el gobierno de Renzi, convocada por las dos centrales sindicales mayoritarias (CGIL y UIL, que juntas nuclean 8 millones y medio de trabajadores), fue contundente y tuvo como eje el rechazo a la “Job Act”, reforma laboral antiobrera, que busca transformar a Italia en un gran reservorio de mano de obra barata y flexibilizada. Dicha reforma, pre aprobada en diputados el pasado 25 de noviembre, implica reducciones salariales, eliminación progresiva de los puestos dentro del sector público, congelamiento de sueldos públicos, legalización de contratos temporarios de trabajo por 36 meses, aumento del IVA y la limitación del artículo 18 de la ley laboral que protege a los trabajadores en planta permanente contra los despidos injustificados, y que garantiza la libertad de organización y la de elección de delegados.


 


Durante las ocho horas de huelga se movilizaron 1,5 millones de personas en 54 ciudades, con un acatamiento al paro del 60% según los organizadores. Las crónicas periodísticas destacan que fue importante tanto en la administración pública como en las fábricas. Las líneas del subte de Roma estuvieron paralizadas, y también fueron altos los picos entre aeronáuticos, choferes, e inclusive ferroviarios, donde el gobierno intentó impedir la posibilidad de parar. El centroizquierdista Renzi, del Partido Democrático, aseguró que no cederá, lo que plantea la necesidad de una nueva huelga general. Esto está lejos del ánimo de las direcciones sindicales, que arribaron a la medida para tratar de descomprimir la presión obrera y no para derrotar el ajuste de la Troika y sus ejecutores domésticos. La huelga ha sido precedida por numerosos paros parciales y manifestaciones multitudinarias.


 


 


Paro nacional en Bélgica


 


El paro nacional del 15 de diciembre coronó un plan de paros rotativos por provincias impulsados por las centrales sindicales belgas contra las políticas de ajuste, mediante las cuales el gobierno centroderechista intenta recortar gastos por 11 mil millones de euros por medio del aumento de la edad jubilatoria y el fin de la indexación de sueldos por inflación. Ante el éxito de la medida, que tuvo sus picos más altos en el transporte y la administración pública, el gobierno lanzó un llamado al “diálogo”, pero sin abandonar sus planes. Como parte de la espiral de movilizaciones y paros de las últimas semanas, 130 mil personas se movilizaron en Bruselas a mediados de noviembre, y a fines de ese mes se paralizó la ciudad de Amberes, el corazón industrial de Bélgica, incluidos el transporte público y los trabajadores portuarios. El paro del 8 de diciembre englobó a Bruselas y las provincias de Brabante Valón y del Flamenco. Grecia e Italia han vivido estos últimos días macizos paros contra las políticas de ajuste de la Troika. La clase obrera belga se suma al pelotón.