Nuevos bombardeos criminales de Estados Unidos contra Yemen

El verdadero rostro de Trump el “pacificador”

Los ataques contra el puerto de Ras Isa dejaron más de 70 muertos

En la noche del 17 de abril, Estados Unidos llevó a cabo el ataque aéreo más brutal contra Yemen desde que Trump ordenara a mediados de marzo iniciar ataques contra los hutíes, quienes sostienen un boicot naval contra Israel y el imperialismo en solidaridad con el pueblo palestino. El ataque estadounidense se concentró sobre el puerto de Ras Isa, en la gobernación de Hodeida, sobre el mar Rojo, y arrojó por ahora el saldo de 74 muertos y 171 heridos.

De acuerdo al comunicado del Comando Central de Estados Unidos (Centcom), el ataque tuvo por objetivo la destrucción de este puerto petrolero de Yemen, ello a fin de cortar el ingreso de combustible proveniente de Irán que reporta grandes ganancias a los hutíes para financiar sus operaciones militares y gobernar el territorio del país que controlan, que es el mayoritario.

Los hutíes, por su parte, señalaron que Estados Unidos acometió un “crimen de guerra”. “Esta agresión completamente injustificada representa una flagrante violación de la soberanía y la independencia del Yemen y un ataque directo a todo el pueblo yemení”, afirmaron en un comunicado (El País 18/4).

El golpe de EEUU es durísimo para Yemen, más allá de las víctimas civiles del ataque. “Ras Issa, junto con los puertos de Al Hudeida y Salif, recibe alrededor del 70 por ciento de todas las importaciones y el 80 por ciento de la ayuda humanitaria que entra a Yemen, de acuerdo con cifras de Naciones Unidas. En cambio, Estados Unidos y otros países denuncian que es utilizado por los hutíes para importar y exportar petróleo de forma ilícita.”

Por su parte, lejos de condenar el ataque criminal de Trump, el ministro de Información del Gobierno del Yemen internacionalmente reconocido por EEUU, la Unión Europea y las monarquías saudíes, Muamar al Eryani, responsabilizó a los hutíes del ataque por “haber transformado esta instalación vital de una salida económica al servicio de los yemeníes en un centro de contrabando de armas y combustible iraníes, y en una fuente de financiación de sus actividades terroristas” (EFE, 18/4).

La campaña de bombardeos de Trump ha superado en un mes a los de Biden en un año, tanto en cantidad de bombazos, como en muertes y destrucción. Los ataques no solo recayeron sobre objetivos civiles, sino que se aprecia una deliberada intención de impactar en zonas cercanas a las líneas del frente de la guerra civil yemení, ello a fin de facilitar una eventual ofensiva contra las posiciones de los hutíes en la capital, Sana y en la costa del Mar Rojo.

En este cuadro, “facciones yemeníes aliadas con el Gobierno sopesan aprovechar la ocasión para lanzar una operación militar terrestre e intentar retomar parte de los territorios bajo control hutí, según han asegurado recientemente fuentes yemeníes y estadounidenses a medios de Washington” (El País, ídem).

Que tome fuerza una ofensiva en Yemen contra los hutíes, habrá que verlo. Por lo pronto, no se reportan concentraciones enemigas ni tampoco está claro que los ataques de EEUU hayan afectado la capacidad operativa hutí.

Además, los golpes infringidos por los hutíes a EEUU son de importancia. Atacaron los portaaviones USS Harry S. Truman y USS Carl Vinson, junto con sus escoltas en el mar Rojo y el mar Arábigo. EEUU tiene 11 portaaviones operativos de este tipo, su valor oscila entre 12 mil y 14 mil millones de dólares. Además, derribaron dos docenas de drones estadounidenses MQ-9, cuyo valor es de 30 millones de dólares.

Los hutíes habían detenido sus ataques en el mar Rojo mientras Israel no había roto la tregua con Hamas. Ahora, básicamente, están incrementando sus acciones en ese mar y han atacado Israel con misiles, ello en la medida que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu intensifica la masacre, la destrucción y la ocupación de Gaza.

Claramente, Estados Unidos tiene los medios para desarrollar una campaña de bombardeos aún mayor sobre Yemen, pero lo limitan sus otros frentes de conflicto –abiertos o potenciales-, como Ucrania y el Pacífico.

Por ello, los comandantes estadounidenses “que planean un posible conflicto con China están cada vez más preocupados de que el Pentágono pronto tendrá que trasladar armas de precisión de largo alcance desde sus arsenales en la región Asia-Pacífico a Medio Oriente (…)”. Esto se debe a la gran cantidad de municiones que Estados Unidos está utilizando en una campaña de bombardeos en Yemen ordenada por el presidente Trump” (New York Times, 8/4).

En ese contexto de discusiones en las altas esferas de EEUU sobre la conveniencia y oportunidad de las operaciones en Yemen, es que hay que ponderar las declaraciones de la administración norteamericana respecto a la transferencia de información satelital de la empresa china CGST a los hutíes, para que estos ataquen a la marina de guerra de EEUU.

La empresa desmintió las acusaciones del Departamento de Estado de EEUU. En una nota del 18 de abril publicada en el periódico Global Times, ligado al Partido Comunista de China, se recogen las declaraciones de la compañía y se cita a un experto que afirma que resulta imposible que la tecnología de dicha empresa suministre coordenadas de embarcaciones en tiempo real.  

Además, el citado experto dijo que los “hutíes cuentan con sus propias capacidades de drones, que constituyen el medio más práctico y eficaz de vigilancia y reconocimiento en tiempo real contra objetivos móviles en aguas estrechas como el Mar Rojo. En cambio, los satélites de reconocimiento ofrecen una utilidad muy limitada en tales escenarios”.

El señalamiento contra China viene precedido de las acusaciones contra Irán en el mes de marzo. Trump llegó a decir que consideraría cualquier ataque de los hutíes como una agresión patrocinada por Teherán. Con estas declaraciones, claro, la Casa Blanca se reserva la posibilidad de represalias.

Los bombardeos en Yemen desmienten el pregonado carácter “pacificador” que el magnate se atribuye por sus gestiones en Ucrania. El “Make America Great Again” es sinónimo de guerra y barbarie.     

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Se celebrará on line el 26 de abril. -
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