Internacionales
17/4/2014|1310
Obama va a la guerra
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La decisión, por parte del gobierno oficial, de enviar tropas especiales para desalojar los aeropuertos y edificios públicos ocupados por la población local en varias regiones del este de Ucrania, lleva toda la marca de ‘made in USA’. Aviones de combate y helicópteros sobrevolaron las zonas rebeldes, en operaciones intimidatorias, mientras las autoridades de Kiev, la capital del país, estarían planeando un asalto en regla por medio de tanques, artillería pesada y carros blindados.
En la tarde del miércoles 16, las noticias que nos hicieron llegar los compañeros ucranianos que asistieron a la reciente conferencia patrocinada por la CRCI, en Atenas, fueron las siguientes. “¡Queridos compañeros!: quizás ya conozcan las buenas noticias. El gobierno de Kiev no ha conseguido doblegar el levantamiento. La guerra contra los pueblos del este no logró despegar. Algunos sectores del ejército de Ucrania se han negado a pelear contra las mujeres y los niños y otros se han pasado al lado del pueblo. Aunque estos últimos son todavía pocos, el proceso arrancó. De modo que pienso que Slaviansk y Khamatorsk se van a convertir en una suerte de Stalingrado para los dirigentes ucranianos”.
Expresamos el mismo anhelo del compañero, que la resistencia se convierta en rebelión de masas. La condición, sin embargo, para la victoria auténtica de estos levantamientos contra la operación militar de la Otan, es que se independicen de la tutela de la oligarquía pro-rusa de la región, que está negociando en este mismo momento con la Otan. Es necesario unir a los trabajadores del este y oeste de Ucrania, para luchar por una nación unida, independiente y socialista.
La CIA
El vocero de la Casa Blanca puso todas las huellas digitales el día anterior, cuando señaló, en una conferencia de prensa: “Urgimos al gobierno de Ucrania a ir hacia adelante…”. El fin de semana previo había viajado a Ucrania el jefe de la CIA, John Brennan, sin que aclarara en ningún momento el propósito de semejante visita. Desde el comienzo de la crisis, el gobierno de Obama ha ido siempre más resueltamente adelante en la ofensiva política para convertir a Ucrania en un protectorado de la UE y de la Otan, como quedó registrado en una conversación telefónica, registrada por los servicios de espionaje de Rusia, en la que disparaba epítetos gruesos contra la ‘timidez’ de los gobiernos de la UE. Estados Unidos torpedeó el acuerdo tejido por la UE con las partes en conflicto en Ucrania, que prolongaba hasta diciembre el mando del ahora ex presidente Yanukovitch, a cambio de una reforma constitucional que despojara de sus principales prerrogativas al poder ejecutivo. Los norteamericanos, en la noche del 21 de febrero, lograron meter un golpe de estado dentro del golpe de estado orquestado por sus aliados europeos.
La exhortación de la CIA para que el gobierno oficial de Ucrania fuera hacia adelante, coincidió con declaraciones del presidente sustituto de ese país, que admitían discutir una reforma constitucional que estableciera un régimen político federal -la demanda principal de los oligarcas que dominan el este de Ucrania y de los oligarcas rusos y el gobierno de Putin. Exigían, además, que Ucrania adoptara el status de neutralidad que tienen, por ejemplo, Finlandia y Austria -algo que también plantean varios ex miembros del aparato de seguridad nacional de Estados Unidos. Putin ha hecho esta propuesta con el objetivo subalterno de hacer naufragar las elecciones generales, en Ucrania, prevista para el 25 de mayo próximo. La operación militar instigada por Obama, ha tenido el propósito claro de abortar cualquier procedimiento que obstaculice la consagración de un gobierno partidario de someter a Ucrania a la UE, en esas elecciones. En definitiva, Rusia y los países de la Otan no han logrado ponerse de acuerdo en un reparto de Ucrania, que dejara Crimea y el acceso al mar Negro a Rusia, y el conjunto de Ucrania a la explotación económica por parte de la UE. En un nuevo cambio de posición, el gobierno oficial, con el respaldo también oficial de Washington, exigen que un régimen de autonomías sea sometido a un referendo de alcance nacional, cuyo resultado sería determinado por las regiones occidentales del país.
Moldavia
La crisis internacional se ha acelerado como consecuencia de los planes de ajuste que ya han comenzado a aplicarse en Ucrania, en especial los tarifazos en la energía, y que amenazan con reducir a la mayoría de la población al hambre. Rusia ha retirado el subsidio al gas que vende a Ucrania y reclama el pago de los préstamos que otorgó cuando quiso apuntalar al gobierno precedente. El FMI se ha metido en el asunto, pero lejos de organizar un “plan Marshall” (créditos a largo plazo y bajo interés), sostiene que Ucrania debe, primero, alcanzar el equilibrio de sus cuentas.
Este choque por Ucrania se extiende hacia una nueva república, Moldavia, cuya burocracia restauracionista ya ha firmado un tratado de libre comercio a favor de la UE. Ocurre que una región del país, Transdniepster, rechaza el acuerdo y declara abiertamente que arruinaría su economía. Con fuerte influencia rusa, está organizando un referendo para separarse de Moldavia. El dibujo ‘geopolítico’ que las grandes potencias armaron para Europa, luego de la disolución de la URSS, simplemente se desmorona. La crisis mundial ha hecho su propia labor en este terreno, como lo demuestra el pedido de separación de Cataluña, en España, y Escocia, en Gran Bretaña.
La reacción de Putin contra el anexionismo que desarrollan las potencias de la Otan no debería sorprender. El jefe de la Otan lo ha hecho explícito en un larguísimo artículo publicado por los principales diarios. El hombre simplemente niega que la Otan haya dado alguna vez garantías de que no pretendía anexar a los estados emergentes de la URSS, no solamente en Europa sino también en el Cáucaso. Cuando la Otan operó para separar a Kosovo de Serbia, a mediados de los 90, en la guerra por la ex Yugoslavia, incluso el ex presidente ruso, Yeltsin, hizo un amague para socorrer a los serbios, que tuvo que abandonar porque Rusia misma se encontraba en un avanzado grado de desintegración. ¡La Otan tiene en pie una oferta para integrar a la propia Rusia a ese bloque, lo cual significaría la colonización del territorio más grande del mundo y de una potencia tecnológica! Implicaría el último estadio de la restauración capitalista.
La clase obrera
Al plantear la formación de un bloque “euroasiático”, la oligarquía capitalista de Rusia busca establecer una plataforma de negociación con las principales potencias capitalistas -de ningún modo establecer un régimen sobre principios antagónicos al capitalismo. Los servicios rusos procuran poner un dique a una desintegración potencial de Rusia. Ningún trabajador debe defender la posición de Rusia en este choque con la Otan, sino aprovechar la crisis abierta entre ellos para promover la lucha contra ambas alternativas, o sea por una Ucrania independiente, unida y socialista, que sirva de palanca para extender la resistencia popular al ajuste a Rusia y a los países de la UE. La resistencia armada que se desarrolla en el este debería ser independizada de su dirección oligárquica y que se transforme en un doble poder. Debería ser objeto de discusión la consigna de una Asamblea Constituyente soberana, convocada por un nuevo gobierno, constituido por representantes electos de las principales regiones del país.
Proletarios de todos los países
La arremetida norteamericana contrasta con la reticencia de Europa -por ejemplo Alemania, Gran Bretaña y España. Es que el objetivo de Estados Unidos es usar la crisis de Ucrania para restringir la autonomía de la propia UE, a quien intenta imponerle también un tratado de libre comercio extorsivo. Putin sabe que la disputa se desarrolla en varios escenarios, por eso alimenta una ilusión fatal en los alemanes. China, por su lado, observa con recelo la ofensiva yanqui, pero igualmente los peligros de una Eurasia rusa, porque China misma tiene ambiciones en esos territorios -ricos en gas, petróleo y minerales metalíferos que le hacen falta. Es claro que la crisis en Ucrania es una confrontación mundial. Bien mirada, es la manifestación desarrollada de la bancarrota capitalista. La disputa entre las fracciones del capital debe ser convertida en una lucha revolucionaria contra el capital.