Ocupación militar

Mientras continúan los bombardeos contra las defensas antiaéreas iraquíes, el Pentágono ya tiene emplazados 58.000 hombres en condiciones de combate en las cercanías de Irak (Le Monde, 12/10), un número que se incrementa hora a hora. Pero, además, “la Casa Blanca – informa The New York Times (12/10) – , está desarrollando un detallado plan para instalar un gobierno militar norteamericano en Irak, que toma como modelo la ocupación de Japón de la posguerra (…) En la fase inicial, Irak sería gobernado por un comandante militar norteamericano”. Bajo este plan, “el gobierno central – y particularmente la industria petrolera – serán administrados por el ejército norteamericano (…) hasta que sea creado un gobierno democrático; un proceso que puede tomar varios años”.


Incluso si los militares iraquíes dieran un golpe contra Saddam, esto no les evitaría la ocupación de su país. Un alto funcionario del Departamento de Estado yanqui anticipó que “un golpe contra Saddam sería algo fantástico. Pero de todas maneras, los militares norteamericanos deberían entrar y asegurar el país, no sólo para eliminar las armas químicas y biológicas sino también para impedir la anarquía en los tiempos que sigan a la caída de Saddam” (The New York Times, 12/10). La ocupación militar es una garantía a Turquía de que los dos enclaves kurdos de Irak no obtendrían status de naciones independientes, lo cual amenazaría con la separación de los kurdos turcos.


Calificados voceros del imperialismo norteamericano – Henry Kissinger, el general Clark, ex comandante de la Otan, y la ex canciller Madeleine Allbright – han advertido sobre el “extremo peligro” que significará para las tropas norteamericanas ocupar Irak durante años. Como textualmente declaró el general Wesley, “la guerra será rápida; después empezarán un montón de problemas” (Los Angeles Times, 9/10).