Otra masacre en Bosnia

Las milicias serbias-bosnias acaban de ocupar un enclave bosnio-musulmán, Srebrenica, que se encontraba bajo la “protección” de las Naciones Unidas. Srebrenica es una de las ciudades que se encuentran dentro de la región dominada por las milicias serbias. Los cables de noticias comunicaron que las milicias iniciaron de inmediato la “limpieza étnica” de Srebrenica, deportando a decenas de miles de mujeres y de niños. Con relación a la población masculina, se desconoce el trato que le ha sido aplicado, aunque se teme que muchos de los que tomaron parte activa en la defensa del poblado en todos estos años de guerra serán fusilados. Se asiste a otra inmensa tragedia de los pueblos de la ex Yugoslavia, cuyo infortunio no da visos de cesar.


¿Quién es el responsable?


Apenas ocupada Srebrenica, recomenzaron las reconvenciones entre las potencias que tomaron a su cargo la tarea de lograr un “acuerdo de paz” en la ex Yugoslavia. Chirac, el presidente francés, “amenazó” enseguida con entrar en combate contra las milicias … pero sólo si los demás estados de la Unión Europea lo acompañaban. El flamante canciller británico, Rifkin, consideró a la propuesta como poco seria, por lo que Chirac aplazó su ultimátum … por treinta días. El gobierno de Clinton reiteró que no intervendría con tropas en tierra, aunque sí prometió el uso de los bombarderos si el combate físico fuera asumido por las otras potencias. El desgarro del inmenso sufrimiento de los pueblos de la ex Yugoslavia sólo produjo en el imperialismo un “replay” de sus riñas de gallo.


¿Pero se trata solamente de esto? Desde hace varios meses, las negociaciones entre el presidente de Serbia, Milosevic, y los representantes de Estados Unidos y la Unión Europea, son incluso de conocimiento público. Milosevic se comprometió a “disciplinar” a las milicias en Bosnia a cambio del levantamiento de las sanciones económicas contra Serbia. Milosevic ha estado pagando en cuotas su entendimiento con los imperialistas, como lo demuestra su propio bloqueo contra las milicias serbias de Bosnia, que todos los medios diplomáticos caracterizan como “eficaz”. Un reciente informe de la revista Time adjudica a Milosevic todo el mérito por el rescate de un aviador abatido por las baterías de las milicias. El informe del Time aporta el dato fundamental de que el jefe de las milicias serbias-bosnias, general Mladic, acusado de crímenes de lesa humanidad, trabaja en acuerdo con Milosevic y hasta sería partidario del acuerdo que éste se encuentra dibujando con los gobiernos imperialistas.


A la luz de este encuadre de la situación, el asalto de Srebrenica por parte de las milicias tiene muy poco de sorpresivo y hasta mucho de inevitable. Ocurre que los enclaves musulmanes obligaban a una distracción de fuerzas a las milicias, que les resultaba perjudicial frente a los renovados ataques musulmanes en las zonas fronterizas entre ambos bandos. Estados Unidos ha estado armando aceleradamente al ejército bosnio-musulmán, esto según denuncian los franceses. La ocupación de los enclaves musulmanes dentro de la región controlada por las milicias serbias, bien podría ser el preámbulo para la firma de un “tratado de paz”. En este caso, el Estado bosnio quedaría dividido entre una federación serbia y otra croata-musulmana. De llegarse a esto, quedarían consolidados los regímenes masacradores de Serbia y de Croacia; la estabilización del sometimiento de la región albanesa de Kosovo a Serbia, y la intangibilidad de Macedonia —disputada entre Bulgaria y Grecia. El serbio Milosevic ha propuesto, además, que se reconozca a  la federación croato-musulmana, de un lado, y a la serbia, del otro, el derecho a confederarse con Croacia y Serbia, respectivamente.


Una “solución” de este tipo consagraría a Estados Unidos y a Alemania como las dos potencias “protectoras” de la ex Yugoslavia, esto en detrimento de Gran Bretaña y de Francia, que además quedarían reducidas a potencias de cuarta en el contexto de la Unión Europea. A la luz de esto, se entiende porqué un vocero del Departamento de Estado norteamericano declaró que “la caída de Srebrenica no modifica la posición de los Estados Unidos: la solución diplomática es la única posible” (Clarín, 13/7). Este pronunciamiento desmiente todos los lamentos oficiales norteamericanos contra la “limpieza étnica”. Los yanquis armaron al ejército bosnio-musulmán y apoyaron la creación de la federación croato-musulmana de Bosnia, con la finalidad de imponer a Milosevic un “tratado de paz”; por las mismas razones se hicieron cómplices, junto a sus “aliados”, del asalto a Srebrenica. Como le dijo un “alto funcionario” a la revista Time (17/7): “Nos guste o no, Milosevic es una pieza clave de la región. Y nosotros tenemos que tratar con él, contra viento o marea”.


Las “civilizadísimas” potencias occidentales son, junto a Rusia, las principales responsables de las masacres en los Balcanes; no son “protectoras de la paz” sino la principal causa de guerra. La incomprensión de este hecho está provocando la liquidación del Estado bosnio como entidad unitaria, laica y multicultural. Para el conjunto de la ex Yugoslavia, la guerra ha significado un retroceso social sin precedentes. Los explotados de los Balcanes se cobrarán oportunamente las atrocidades cometidas contra ellos.