Otro crímen de Sharon

El asesinato de Abdel Rantisi, jefe del Hamas palestino, por un “escuadrón de la muerte” sionista es el primer resultado concreto y tangible de la cumbre de genocidas que mantuvieron la semana pasada Bush y Sharon en Washington.


Este asesinato, como el del jeque Yassin, jefe espiritual del Hamas, pocas semanas antes, fue discutido, aprobado y apoyado por el imperialismo norteamericano. “Israel tiene derecho a defenderse”, declaró Bush frente al asesinato, del que es cómplice y partícipe necesario.


La política del sionismo y el imperialismo de asesinatos de dirigentes políticos palestinos forman parte integral de la “limpieza étnica” y de la confiscación de tierras palestinas que acordaron los asesinos Bush y Sharon.


En la cumbre de genocidas, Bush apoyó calurosamente al masacrador Sharon y a su plan de anexión a Israel de las mayores colonias sionistas en Cisjordania. La incorporación de estos asentamientos a Israel no sólo viola todas las resoluciones de las Naciones Unidas sino que, además, reivindica el muro que se está construyendo para rodearlas. Una vez que esté completado, ese muro “aumentará la porción en manos de Israel de la Palestina anterior a 1948 entre un 50 y un 90%” (Henry Siegman, The New York Review of Books). Bush también aprobó el reclamo de Sharon de que la Franja de Gaza sea convertida en una cárcel colectiva del pueblo palestino, ya que Israel continuará controlando sus terrestres, marítimos y aéreos y sus fronteras exteriores. Finalmente, Bush también rechazó la histórica reivindicación del regreso de los palestinos a sus propiedades y viviendas en Israel.


El incondicional respaldo de Bush a Sharon y al asesinato de Rantisi es, además, una indicación de que el imperialismo está dispuesto a utilizar los mismos métodos bárbaros para enfrentar la Intifada que enfrenta en la Irak ocupada.


Inmediatamente después del asesinato de Rantisi, tuvieron lugar gigantescas manifestaciones de masas contra el sionismo y el imperialismo en Gaza y Cisjordania. Pero también, esta vez hubo manifestaciones populares contra el imperialismo en la Bagdad rebelada contra la ocupación yanki.


La política imperialista de masacres y de pisoteo de los derechos nacionales de los pueblos del Medio Oriente ha desatado una Intifada única, que se extiende desde el Mediterráneo al Golfo Pérsico.