Internacionales
4/12/2023
Países Bajos: ¿un Milei holandés?
El triunfo del ultraderechista Geert Wilders
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Geert Wilders
El triunfo electoral en los Países Bajos del ultraderechista Geert Wilders, conocido por sus planteos antimigratorios e islamófobos, y presentado muchas veces como un Trump o un Milei holandés, despertó una gran repercusión a nivel internacional.
El Partido de la Libertad (PVV), su formación política, quedó en primer lugar y obtuvo 37 escaños, un gran salto con respecto a los 17 que había conseguido en los comicios de 2021. Para formar gobierno, sin embargo, está obligado a lograr un acuerdo con otras formaciones de derecha, incluyendo a los liberales del VVD, que son el oficialismo actual.
Un cimbronazo político
Algunos medios han señalado que es la primera vez que la extrema derecha gana las elecciones en los Países Bajos desde 1945. Históricamente, el dominio político estuvo en manos, alternativamente, de demócratas cristianos y socialdemócratas, pero en las últimas décadas el mapa político se fue astillando, una señal de la crisis del régimen político y económico. Desde 2010, se encaramó en el poder el liberal Mark Rutte, del VVD, quien por medio de acuerdos a derecha e izquierda, se sostuvo en el poder hasta estos comicios, en que anunció su retirada de la política.
En 2021, el estallido de un escándalo por discriminación, falsas denuncias de fraude y quita de subsidios contra migrantes precipitó la caída de su gobierno, pero se mantuvo en el poder tras ganar las elecciones adelantadas. Ahora, la coalición de cuatro que sostenía a Rutte (VVD, demócrata cristianos, Unión Cristiana y los liberales “de izquierda” del D66) se rompió a raíz de un debate sobre la reunificación de familias de refugiados, en que el primer ministro saliente quería imponer mayores límites.
Wilders hizo una campaña a lo Trump, bajo el lema “Países Bajos primero”, y transformó a los migrantes en el chivo expiatorio de los problemas que atraviesa el país europeo. “Deseamos detener el tsunami de la inmigración”, dijo, tras ganar los comicios. En el pasado, Wilders también había hecho planteos del tipo de cerrar las escuelas islámicas y prohibir el Corán.
La derechización del escenario político que encarna Wilders ha sido acompañada y facilitada por la derecha “democrática”. La candidata del oficialismo liberal, Dilan Yesligös, que irónicamente es una migrante de origen turco, asumió como propios los planteos xenófobos. “El último gabinete cayó porque llega demasiada gente a Países Bajos y eso hay que regularlo”, sostuvo. Como ya hemos visto, por otra parte, las gestiones de Rutte fueron endureciendo la política migratoria. No es la única proximidad entre Wilders y la derecha liberal: entre 2010 y 2012, el ahora ganador de los comicios apoyó al gobierno Rutte en el parlamento.
La socialdemocracia, que formó una coalición con los verdes, hizo una campaña advirtiendo sobre el peligro de un gobierno liderado por la extrema derecha. “No me quiero despertar el jueves en un país donde Wilders es el líder del partido más grande. Todavía tenemos tiempo para unir a todos los votantes verdes, sociales y progresistas”, declaró Frans Timmermans, en la recta final de la campaña. Y, si bien la alianza del PvdA y GroenLinks incrementó la cantidad de diputados respecto a los que habían obtenido estos partidos por separado en 2021 (25 contra 17), y logró el segundo lugar, la candidatura de un peso pesado como el exvicepresidente de la Comisión Europea no alcanzó para evitar la victoria de Wilders; probablemente es visto por la población como un representante del desacreditado establishment político de Bruselas. Por lo demás, la socialdemocracia aún no se recupera del golpe político que le provocó su apoyo a Rutte entre 2012 y 2017.
Otras dos formaciones derechistas, de reciente creación, consiguieron un buen debut electoral. Nuevo Contrato Social, del diputado Pieter Omtzigt (un ex demócrata cristiano que, llamativamente, se hizo famoso por denunciar en el parlamento el escándalo por discriminación a migrantes), totalizó 20 escaños, combinando planteos derechistas con denuncias de estirpe social, como el déficit de viviendas (“faltan unas 390.000 y hay que esperar hasta 10 años para acceder a una de carácter social”, dijo) y la pobreza, que envuelve alrededor de 800.000 personas (en un país de 17 millones de habitantes).
Otra ex demócrata cristiana, Caroline van der Plas, logró 7 escaños al frente del Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), una fuerza que sorprendió al ganar las elecciones regionales de este año (que definen la configuración del Senado). Productores rurales vienen desarrollando tractorazos y rechazan el calendario establecido para la reducción de emisiones de nitrógeno.
En cambio, los cuatro partidos de la coalición de gobierno han sufrido un fuerte retroceso (el VVD cae de 34 a 25 escaños; el D66 de 24 a 9; los demócratas cristianos de 15 a 5; la Unión Cristiana de 5 a 3).
La expectativa de Wilders es una alianza con los liberales de derecha (VVD), Nuevo Contrato Social y el BBB. Los primeros dicen que no quieren integrarse en pleno a un gobierno, pero muestran predisposición a un apoyo parlamentario. Un fracaso de Wilders en formar gobierno propio plantearía un escenario muy complejo, ya que los socialdemócratas no tienen opciones sencillas para formar una mayoría.
La UE y Ucrania
Wilders expresó en el pasado posturas muy críticas hacia la Unión Europea (UE), llegando a reclamar un referéndum al estilo del que abrió paso al “Brexit” en el Reino Unido. Sin embargo, no parece estar en su agenda inmediata la salida del club de los 27, ya que para consolidarse en el poder requiere sí o sí de un pacto parlamentario con los liberales de derecha. En todo caso, Wilders plantea ahora que la UE no debe ampliar su número de miembros y tiene que ser mucho más rígida en cuanto a las normas de austeridad presupuestaria de sus socios, un planteo este último que, por cierto, no es privativo de su partido. Países Bajos lidera el llamado grupo de los “frugales”, los halcones del ajuste dentro del bloque.
Con respecto a la guerra en Ucrania, el gobierno saliente sembró dudas sobre la continuidad del apoyo armamentístico al gobierno de Volodomir Zelensky por parte de su sucesor. Amsterdam ha sido hasta aquí un sostén clave de Kiev, al punto de haber comprometido el envío de aviones F-16. Wilders, en línea con su planteo de “Países Bajos primero”, sostuvo en uno de los debates de las vísperas electorales que no apoyaría el envío de más armas, empalmando con un recelo que se incrementa dentro de algunos círculos del imperialismo a medida que se prolonga la conflagración armada, como se ve en los propios Estados Unidos, donde la ampliación presupuestaria para Kiev está estancada en el Congreso. De cualquier manera, en su plataforma, el partido de Wilders denuncia al “agresor ruso” que “invadió Ucrania ilegalmente”, por lo que el comentario del nuevo primer ministro no puede tomarse como su última palabra sobre el tema.
En cuanto a la agenda exterior, donde el líder ultraderechista no deja lugar a dudas es en su admiración por el Estado de Israel y su apoyo a la masacre en curso en la Franja de Gaza. Uno de los puntos de contacto más claros con el nuevo presidente argentino.
Crisis
La victoria de Wilders es una expresión de la crisis política y económica en los Países Bajos, que en el segundo trimestre de este año ingresó en recesión. Es necesario que emerja la clase trabajadora, con sus propias reivindicaciones y planteos políticos, ante la etapa que se abre.
Los resultados
En la elección holandesa participaron 26 listas. Esta tabla muestra la cantidad de escaños conquistados por los principales partidos:
Partido de la Libertad (PVV, de Wilders): 37 escaños sobre un total de 150
PvdA-GroenLinks (socialdemócratas-ecologistas): 25
Liberales de derecha (VVD, de Mark Rutte): 24
Nuevo Contrato Social: 20
Liberales “progresistas” (D66): 9
Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB): 7
Democristianos (CDA): 5
Partido Socialista: 5
FvD (Thierry Baudet, extrema derecha): 3
PvDD (animalistas): 3
Unión Cristiana: 3
JA21 (extrema derecha): 1
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