Palestina: “Es sólo una cuestión de tiempo”

Del lado palestino, uno de estos hombres es Mohamed Dahlan, ministro de Interior y Seguridad. Para esta tarea, Dahlan “recibió poderes excepcionales de Abu Mazen, pero por sobre todo de la Casa Blanca, que ha depositado en él toda su confianza para que pacifique los territorios palestinos” (El País, 20/7). Con estos “avales”, Dahlan se ha lanzado a una “guerra secreta” (ídem) contra las organizaciones populares palestinas: cerró emisoras de radio, censura la prensa escrita y ha lanzado una campaña de “blanqueo” de las paredes contra las inscripciones contrarias a Israel, a la “hoja de ruta” y al gobierno palestino. “Nunca Gaza ha estado tan blanca”, dice un corresponsal, dando una idea de la enorme cantidad de pintadas que fueron “blanqueadas” (ídem). Diariamente, él y sus subordinados se reúnen con los responsables de la seguridad israelí, en juntas que han sido definidas como de “intercambio de informaciones y coordinación” (Corriere della Sera, 29/7).


Otro de los hombres claves para la aplicación de la “hoja de ruta” por parte de los palestinos es Marwan Barghouti, al que se señala como el jefe de las brigadas militares de Al Fatah y como el “cerebro militar” de la Intifada, que se encuentra detenido en Israel desde hace quince meses. “Como todo palestino sabe – dice The Economist (26/7) – , el verdadero arquitecto del cese del fuego no fue Abbas (Abu Mazen, el primer ministro palestino) sino Marwan Barghouti, el joven líder de Al Fatah, apresado en Israel, con 26 cargos de asesinato. Fue con un teléfono celular desde su celda y la complicidad de Israel, que Barghouti condujo a Al Fatah, a Hamas y a la Jihad islámica al arreglo de una tregua. ‘Marwan es el único líder de Al Fatah al que Hamas escucha (…), dijo un diplomático que contribuyó en esas negociaciones”.


En un reciente reportaje al diario sionista Yedioth Ahronot, Barghouti revela hasta qué punto la dirección palestina, incluida su ala “combativa”, se encuentra comprometida con la salida impulsada por el imperialismo en Medio Oriente.


“Ariel sabe que puede hacer la paz con nosotros”, declara Barghouti, llamando por su nombre de pila al carnicero sionista (reproducido en Corriere della Sera, 29/7). Según el dirigente palestino, Sharon, después de “haber admitido la necesidad de terminar con la ocupación”, podría “ayudar a crear un futuro de paz entre los dos pueblos” (ídem).


Barghouti apoya la “hoja de ruta” porque, afirma, “lo que tiene de bueno es que plantea terminar la ocupación y constituir un Estado palestino” (ídem). En función de integrarse al plan de Bush y los imperialistas europeos, “los palestinos decidimos poner fin a la Intifada” (ídem).


¿Qué “Estado palestino” dará a luz la “hoja de ruta” que defiende Barghouti?


El “Estado palestino”


Sharon reafirmó algo que ya había dicho: “comprendemos la importancia de la contigüidad territorial en Cisjordania para (la existencia de) un Estado palestino viable” (ídem). Pero la contigüidad significa que el futuro “Estado palestino” estará constituido por una suma de retazos territoriales, cortados y controlados por el Ejército isarelí, rodeados de asentamientos sionistas, ubicados entre las zonas “contiguas” palestinas.


¿Este “Estado palestino”, sin soberanía, fuerzas armadas o viabilidad económica, es lo que Barghouti llama “la libertad y la independencia del pueblo palestino” (ídem)?


Según Hasan Abunimah, representante de Jordania en la Onu, y Alí Abunimah, confundador del sitio www.electronicIntifada.net, lo que Sharon llama “un Estado palestino viable” no sería más que “un acuerdo en el que se le dé a los palestinos un derecho limitado al autogobierno dentro del Gran Israel, pero sin derechos civiles o políticos estatales” (Financial Times , 22/7). A fuerza de “hechos consumados”, como la muralla, los asentamientos, la destrucción de viviendas y plantaciones, la monopolización de las fuentes de agua y el imparable éxodo de la población palestina, la llamada “solución de dos Estados”, uno israelí y otro palestino, parece “crecientemente insostenible” (ídem).


Muralla y asentamientos


Tampoco se ha congelado la construcción de asentamientos sionistas en los Territorios. Al publicitado desalojo de algunas colonias aisladas, le sigue la construcción de otras nuevas, sólo que sin publicidad ni prensa. Como consecuencia, según la organización israelí Paz Ahora, el número total de asentamientos sionistas en los Territorios palestinos ha seguido creciendo desde que Bush anunció la “hoja de ruta” (Financial Times, 22/7).


Amén de continuar la extensión de los asentamientos, Israel ha encontrado una nueva forma de seguir robando tierra palestina: la construcción de una muralla de concreto de 4 metros de altura que recorre todos los territorios. Para la construcción de esta muralla, ilegal hasta la médula, Israel se ha anexado vastas zonas de Cisjordania. Del lado “israelí” de la muralla, quedan decenas de asentamientos (de hecho anexados a Israel) y decenas de aldeas y pueblos palestinos, que han sido separados por la fuerza de los Territorios. En Washington, Sharon anunció que Israel continuará la construcción de la muralla.


Presos


Ni la “hoja de ruta” ni la tregua unilateral han resuelto el principal reclamo inmediato palestino: la liberación de los 6.500 presos políticos palestinos, muchos de ellos sin proceso ni acusación alguna, detenidos durante las “operaciones” realizadas por el Ejército sionista en los Territorios en los últimos dos años. Israel anunció la liberación de apenas 500 detenidos, sin ningún compromiso respecto de los 6.000 restantes. Pero tampoco en esto hay que hacerse muchas ilusiones acerca de las intenciones sionistas: “Un alto oficial israelí hizo notar que los presos liberados pueden ser detenidos nuevamente” (The New York Times, 4/7).


Una situación insostenible


La “hoja de ruta” está creando una situación insostenible en Palestina: a la opresión y ocupación de las tropas sionistas en una parte sustancial de los territorios ocupados, la construcción del muro, la continuidad de los asentamientos y el encarcelamiento de los presos, se suma la propia represión de la Autoridad Palestina sobre las organizaciones populares.


Refiriéndose a esta última, Jaber Wisah, del Centro Palestino por los Derechos Humanos de Gaza, advierte que “de poco sirve blanquear las paredes si no se acaba con la ocupación, se restituyen las libertades y se proclama el Estado palestino” (El País, 20/7).


Más directos, otros afirman que “si Bush no hace nada para frenar a Sharon y al profundamente impopular gobierno de Abu Mazen, es sólo una cuestión de tiempo antes de que la situación explote en una nueva y sostenida ronda de violencia” (Financial Times, 22/7).