Palestina: ¿Se acabó el ‘proceso de paz’?

Hace sólo un mes atrás tuvieron lugar las elecciones en las zonas adjudicadas a la “Autoridad Palestina”, y la satisfacción que su desarrollo y resultados produjeron entre sus promotores de la OLP y de los gobiernos sionista y norteamericano llevó a que el propio gobierno sionista tomara la iniciativa de presentar en forma más abierta el diseño de un futuro (seudo) Estado palestino y la admisión de que “algunas colinas periféricas de Jerusalén” pudieran convertirse en su capital. Aunque el progreso del así llamado ‘proceso de paz’ incluía abiertas violaciones a los acuerdos firmados hace tres años en Oslo, la capital de Noruega, como por ejemplo el mantenimiento en prisión, por parte de Israel, de varios centenares de militantes palestinos, el inicio de una discusión de paz entre Israel y Siria parecía señalar que se abrochaba finalmente un proceso político muy caro al imperialismo mundial. Por primera vez en la historia, el gobierno sirio condenó el atentado cometido el 25 de febrero pasado por un comando Hamas (IHT, 29/2).  La ‘paz’ en el medio oriente se lograba en definitiva pisoteando los derechos nacionales de la nación palestina (al extremo de que los habitantes de Gaza, por ejemplo, sólo tienen acceso al 10% del agua que brota de sus napas, en tanto que los colonos sionistas se llevan todo el resto).


Las masacres de las últimas semanas, que se han cobrado por ahora la vida de casi 60 israelíes, perpetradas por militantes palestinos que se inmolan en la realización de los atentados, amenazan la continuidad de este proceso por varios motivos. De un lado, porque pone de manifiesto que ese ‘proceso de paz’ ha dejado un profundo resentimiento en una parte considerable de la población palestina, que se estima en el orden del 20 al 30 por ciento. Igualmente, refleja las contradicciones de los aspectos internacionales de ese ‘proceso’, por ejemplo en la lenta negociación con Siria. Pero fundamentalmente porque vuelve a poner al desnudo la fractura en el campo sionista, donde los opositores al acuerdo han progresado en las intenciones de voto de cara a las elecciones generales de mayo, esto a pesar de encontrarse comprometidos con la responsabilidad del asesinato del primer ministro, Rabin. La derecha sionista imputa al ‘proceso de paz’ la responsabilidad por una resistencia palestina que el sionismo no pudo liquidar en los últimos treinta años, a pesar del empeño y de los recursos que puso en esa empresa.


Una fracción menor de la organización islámica, Hamas, que se ha adjudicado la autoría de los atentados, ha dicho que son una represalia contra el asesinato de su jefe más importante en libertad, perpetrada por los sionistas a principios de enero. Este crimen fue ejecutado a sabiendas de que existía una tregua que todo el mundo estaba respetando desde setiembre de 1995. Es indudable que el actual primer ministro sionista, Peres, autorizó el atentado para responder positivamente a la presión derechista e incluso de EE.UU. (IHT, 28/2). Se transformó de este modo en el principal responsable por el sabotaje a su propio ‘plan de paz’.


La reacción del gobierno sionista a los últimos dos atentados ha sido anunciar que ingresaría en los territorios autónomos para liquidar a los terroristas, aún a sabiendas de que cuenta con la colaboración de Arafat, y aun cuando los terroristas no salieron de Gaza sino de Hebron, bajo control sionista. (IHT, 28/2). La puesta en práctica de este anuncio significaría desenmascarar oficialmente la vacuidad de todo el ‘proceso de paz’ y la descomunal mentira de la autonomía palestina. Sin embargo, hasta las elecciones de mayo no cabe esperar del gobierno sionista más que una escalada represiva sin paralelo.


¿Está muerto entonces el ‘proceso de paz’? Ciertamente, no. El terrorismo islámico no tiene la capacidad para cuestionar, mucho menos para superar, el planteo político del imperialismo y de la alianza OLP-sionismo. Habrá que esperar hasta las elecciones. Es precisamente con vista a ellas que hay en marcha una recomposición de fuerzas en la derecha, que se apresta a formar una coalición en la que participan elementos dispuestos a seguir la política oficial de Washington. El jefe del Likud, B. Netanyahu, dio seguridades de que no anularía los pasos que ya se han dado con la OLP; sólo retrasaría indefinidamente la concreción del (seudo) Estado palestino (IHT, 29/2). Un disidente del Likud, David Levi, afín a los yanquis, ha reclamado el ministerio de relaciones exteriores como condición para no presentar un candidato propio. Las elecciones israelíes de mayo contemplan por primera vez la elección directa del primer ministro, lo cual colocaría al jefe del gobierno en el futuro por encima de las reyertas parlamentarias. El ‘centroizquierdismo’ israelí concurre dividido entre sus diferentes partidos.


La seguidilla de atentados tuvo lugar luego de conocerse la posición de la mayoría de la organización Hamas en favor de negociar su propia integración al ‘proceso de paz’; hace apenas una semana ofreció incluso deponer cualquier resistencia a cambio de una negociación directa con Israel. El ‘pacifista’ Peres rechazó estos avances e incluso, como se dijo, mandó asesinar al principal líder de Hamas. Clinton y Peres han pedido a Arafat la cabeza de cien militantes de Hamas (IHT, 28/2).


Mientras apoya la política de arrestos masivos que está realizando el sionismo conjuntamente con Arafat; la demolición de los hogares de las familias de los terroristas; y la multiplicación de los muros de alambre que separan a los territorios palestinos de los que ocupa Israel;  el imperialismo, sin embargo, no ‘pierde la cabeza’. Es así que Financial Times (5/3), es decir el gran capital financiero y la diplomacia anglo-norteamericana, reclama que Israel cumpla a rajatablas con los acuerdos de Oslo, incluíida la liberación de los prisioneros palestinos que debían haber sido liberados en mayo de 1994, al concluir la primera etapa prevista en esos acuerdos; y que Arafat negocie con la mayoría de Hamas la incorporación de sus representantes al gobierno de la Autoridad Palestina. Esta negociación  ya tiene lugar, desde hace varios meses y ha producido “un compromiso entre la dirección política interior de Hamas y el jefe de la Autoridad palestina” (Le Monde, 27/2).


Entre cadáveres, represión, desconocimiento de las aspiraciones nacionales, arbitrariedades, opresión, hambre y miseria, el ‘proceso de paz’ continúa.

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