Internacionales

26/10/2016

Paro de mujeres en Islandia por igualación salarial

Una rebelión de alcance internacional


A las 14.38 del miércoles 26, las mujeres de Islandia abandonaron sus lugares de trabajo y sus casas para concentrar en Reykjavik, la capital de ese país, en reclamo de igual salario por igual trabajo. 


 


El horario elegido marca el momento en el que las mujeres dejarían de ser remuneradas en comparación con el salario que perciben los varones en una jornada laboral de 8 horas, quienes en promedio ganan un 14% más que ellas en ese país nórdico. 


 


En 2005 y 2008 también hubo huelgas a partir de la hora que donde empieza la brecha salarial. En el 2005, abandonaron sus lugares de trabajo a las 2:08 pm y en el 2008 a las 2:25 pm, lo que muestra una progresión en el salario de las mujeres como resultado de estas luchas. El antecedente histórico de estas medidas es la huelga general de mujeres que conmocionó al país el 24 de octubre de 1975, que entró en la historia como el “Día de descanso de las mujeres” (konbini.com) 


 


Este paro se inscribe en una tendencia mundial de lucha de las mujeres, con el reciente paro en Polonia que derrotó el intento del gobierno clerical de restringir aún más el derecho al aborto en ese país, y el Miércoles Negro en Argentina, con paros de una hora en los lugares de trabajo y centenares de miles de mujeres movilizadas reclamando Justicia por Lucía. A diferencia de nuestro país, la jornada de Islandia contó con el apoyo Central de Trabajadores. 


 


Según un informe del Foro Económico Mundial, la diferencia salarial entre hombres y mujeres alcanzó el 59% en 2016 y la “igualdad salarial” se haría realidad en 2186, o sea en 170 años, un pronóstico que alarga los plazos del estudio que presentó este mismo foro el año pasado, en el que establecía que harían falta 118 años. Entre los países más igualitarios se encuentra Islandia (El Cronista, 23/10) En Argentina la diferencia salarial entre hombres y mujeres es del 27/30%.


 


En El Capital, Marx señala que con la introducción de la maquinaria a la gran industria la clase capitalista se apropia de la fuerza de trabajo femenina e infantil y con ello obtiene un doble beneficio. Por un lado, desvalorizando la fuerza de trabajo masculina, ya que si antes el salario del obrero varón contemplaba la reproducción del obrero y su prole, ahora debía trabajar el conjunto de la familia obrera para cubrir la canasta familiar. Por el otro, y aun considerando que tuviera que hacer un desembolso más cuantioso para asalariar un número mayor de obreros, el capitalista obtenía un beneficio al ampliar su radio de explotación. En su estudio concluye que la incorporación del trabajo femenino, un enorme progreso para la mitad de la humanidad, fue aprovechada por la burguesía para desvalorizar el conjunto de la fuerza de trabajo.


 


La discriminación laboral contra las mujeres, que se expresa no sólo en la brecha salarial, sino también en otros aspectos que se hacen a la descarga de los aspectos de la reproducción de la vida doméstica sobre las espaldas de las mujeres (maternidad, lactancia, cuidado de adultos mayores) es un mecanismo capitalista que debe ser combatido por el conjunto de la clase obrera en el camino de emancipar de forma definitiva la explotación del hombre por el hombre.


 


¡Viva la lucha mundial de las mujeres!


 


El próximo 25 de noviembre, hagamos realidad el paro internacional que por estas horas se está organizando en las redes sociales, por todos nuestros derechos.