Perú: la huelga general de los trabajadores del campo marca el camino

La rebelión popular que sacudió Perú luego de que el Congreso destituyera mediante un golpe parlamentario a Martín Vizcarra sigue su rumbo. Luego de la vacancia, miles de jóvenes y trabajadores peruanos salieron a las calles con las consignas “ni Vizcarra ni Merino”, “que se vayan todos” y “Asamblea Constituyente”. Una brutal represión policial asesinó a dos jóvenes, y dejó centenares de heridos y detenidos.

Pero el nuevo presidente golpista, Manuel Merino, tuvo que renunciar corrido por la movilización de la juventud. El Congreso formó un gobierno de unidad nacional desde la derecha hasta sectores de centroizquierda como el Frente Amplio. Un frente popular cuyo objetivo fue detener las movilizaciones, calmar las aguas -lo que logró parcialmente- y encauzar la prevista realización de elecciones generales en abril próximo.

Los anuncios del nuevo presidente Francisco Sagasti fueron terminantes: no tiene ninguna intención de llevar a cabo una reforma constitucional, ni responder a los reclamos sociales de las masas. Por eso, detonaron movilizaciones como las de Lima Norte o Lima Oeste (barrios populares de la capital peruana), o las convocatorias de algunos sindicatos como FNTTP (textiles) o la FETIP (alimentación) reclamando la Constituyente.

Las protestas no se reducen solamente al problema de la Asamblea Constituyente, los trabajadores de la química Suiza y los mineros de la base Yauliyacu –Los Quenuales– de Glencore han convocado huelgas indefinidas y distintas acciones de protesta frente a los atropellos patronales.

Pero lo fundamental es la irrupción combativa de los trabajadores agrarios. Los trabajadores de Ica, en el sur de Perú, han iniciado una huelga general por tiempo indeterminado que se viene desarrollando hace ya tres días, cortando la Ruta Panamericana y organizando marchas hacia otras fincas para su extensión. Reclaman la derogación de la Ley de promoción Agraria, aprobada bajo la dictadura de Alberto Fujimori. Esta ley permite a las patronales condiciones de hiperexplotación sobre los trabajadores agrícolas (sueldos por debajo del salario mínimo, jornadas agobiantes, falta de seguridad ambiental-laboral -agrotóxicos-, etc.). Vizcarra, antes de irse, la volvió a prorrogar hasta el 2031.

La crisis no cesa

Para asentarse frente a la agitación popular, el gobierno ha iniciado una serie de maniobras. Entre ellas está la limpieza de una parte de la cúpula policial. Esto luego de las enormes movilizaciones en repudio a los asesinatos de Inti y Bryan por parte del gobierno de Merino. Pero esta maniobra está provocando malestar con sectores de la Policía que han amenazado con un paro -motín policial- buscando detener las investigaciones y destituciones. Esta crisis ya llevó a la renuncia del ministro del Interior, Rubén Vargas.

Saltan las provocaciones policiales contra el movimiento de lucha popular. Sorpresivamente, el nuevo general al frente de la Policía, ha detenido a 72 personas por supuestos vínculos terroristas con Sendero Luminoso (grupo guerrillero de los 90). Dijo que hace 5 años que se lo viene investigando. No es casualidad que esto haya sucedido en el cuadro de las más importantes movilizaciones en años. Se quiere amedrentar a las luchas en desarrollo.

Organicemos una salida de lucha independiente

El nuevo gobierno y el conjunto de la burguesía llaman a postergar los reclamos y esperar las elecciones de abril para resolver “la crisis institucional”. Pero no se trata de un problema meramente ‘institucional’. Los trabajadores rurales están marcando el camino: la huelga general para imponer sus reivindicaciones. Esta es la ruta: la acción directa para luchar por la derogación de las leyes antiobreras (suspensión perfecta, etc.) y los reclamos obreros (reincorporación de los despedidos, etc.). Frente a la fuerza del paro agrario el Congreso (y el gobierno) están maniobrando: postergaron la discusión de la ley agraria y lo mandaron a comisiones para sacar un dictamen de consenso: pretenderán una maniobra gatopardista, de retocar algunos puntos para mantener el edificio reaccionario en pie.

La central obrera (CGTP), luego de algunas acciones aisladas sin continuidad, usadas, objetivamente, para descomprimir la crisis política, se ha borrado de las movilizaciones (les da su apoyo formal).

Hay que unir todas las luchas en curso: paro general y coordinadoras zonales para organizarlo y sostenerlo. Los trabajadores en las calles marcan el camino, es crucial una dirección independiente del movimiento obrero que hoy se encuentra atomizado, las asambleas populares en curso son un puntapié importante. Es necesario llamar a la CGTP y a las organizaciones sindicales y de masas a romper la tregua, convocar a un inmediato congreso nacional con delegados elegidos en asambleas de base, para discutir la orientación a seguir y votar un plan de lucha hacia la huelga general. “Que se vayan todos” era el reclamo de la mesa movilizada. Por la Asamblea Constituyente soberana.