Internacionales
16/12/2018
Perú: referéndum refuerza a Vizcarra y a la reacción
Se orienta a redoblar la ofensiva contra los trabajadores
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El domingo 9 se realizó un referéndum en Perú para introducir una ‘reforma’ política. Se pusieron a votación cuatro puntos: la reforma del método de selección de los jueces que se realizaría a través de una mesa especial que tomará en cuenta la “meritocracia”; la prohibición de que los diputados parlamentarios puedan ser reelegidos; una mayor transparencia en la financiación de los partidos políticos y, por último, el reemplazo del actual sistema parlamentario unicameral por otro bicameral.
Se trata de reformas cosméticas que no cuestionan el carácter de clase del estado burgués peruano y que -montado sobre una campaña ‘contra la corrupción’- incluso refuerza institucionalmente características reaccionarias. Como que los jueces sean ‘elegidos’ por una mesa de pares y funcionarios, en orden a sus ‘méritos’, lo que llevará a la peor de las digitaciones: nada que ver con el reclamo democrático elemental de que los jueces sean electos y revocables por el mandato popular.
La ‘renuncia’ de Kuczynski
La crisis política llevó a que el presidente Pedro Pablo Kuczynski presentara su renuncia en marzo pasado, obligado por la mayoría parlamentaria de Keiko Fujimori, en conjunción con las cámaras empresarias, la embajada norteamericana y las Fuerzas Armadas. Kuczyinski, carente de apoyo parlamentario, intentó soldar un acuerdo con Keiko, para lo cual indultó al octogenario Fujimori (padre), el dictador detenido por delitos de lesa humanidad.
Esto provocó un sismo en la opinión pública que salió masivamente a las calles. Las reivindicaciones populares se iban también filtrando. Fue reemplazado por su vice, Vizcarra. Este asumió colgado de un hilo, sin partido propio, con el Congreso dominado por el fujimorismo y con un clima de agitación popular.
Los audios (cuadernos) de Vizcarra contra la corrupción
Vizcarra inició una campaña contra la corrupción –aunque él mismo tiene acusaciones en ese sentido- y se enfrentó al Congreso fujimorista (desprestigiado por las denuncias del mismo tenor y por el indulto al jefe histórico). Una medida que impulsó Vizcarra fue anular el indulto y devolver a la cárcel al ex dictador (que terminó en una clínica de lujo por ‘descompensaciones’). Una fuerte campaña de medios contra la corrupción ‘sacó a luz’ los ‘audios’ donde aparecen implicados políticos, jueces y empresarios sobornados por el grupo brasilero Odebrecht. Igual que en Brasil (lava jato) y Argentina (cuadernos). Los últimos cuatro presidentes de Perú, gran parte de la clase política y el sistema judicial fueron implicados en los sobornos. Con este ariete, el asumido presidente Vizcarra –con el apoyo de las cámaras patronales y los medios de prensa- se fue enfrentando al Congreso. El fujimorismo quedó mal parado frente a las movilizaciones para que se anulara el indulto al dictador. La burguesía quiere eliminar la influencia decisiva que tenía el fujimorismo en el parlamento. Siendo representación política de uno de los gobiernos más derechistas que se haya visto, la continuidad de su mayoría pone en peligro la estabilidad del conjunto del sistema. En las elecciones a gobernador realizadas hace un par de meses, Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori, sufrió un drástico retroceso: no pudo imponer candidatos en ninguna parte. En Lima cayó al 2,7% de la votación.
Referéndum bonapartista
Frente a este cuadro de disgregación de los partidos mayoritarios, Vizcarra envió al Congreso el proyecto de convocar a un referéndum por los cuatro puntos señalados al inicio. Ante la negativa en tratarlo, el presidente Vizcarra amenazó con provocar una crisis constitucional, planteando la disolución del Congreso y la convocatoria a elecciones anticipadas. La opinión pública estaba siendo llevada a apoyar a Vizcarra contra el corrupto congreso. Este finalmente se vio obligado a votar ‘soberanamente’ la convocatoria al referéndum. Pero… en la convocatoria electoral, en el punto referido a la instauración de un congreso bicameral, los diputados metieron de contrabando medidas que limitaban las atribuciones del Ejecutivo y el requisito que para ser senador había que haber sido previamente diputado.
Ante esta maniobra, Vizcarra llamó al pueblo a votar por el SI a las primeras tres reformas y por el NO a la constitución de un parlamento bicameral, denunciando las maniobras del fujimorismo-aprismo.
En el ínterin la ‘justicia’ metió presa a Keiko Fujimori en forma ‘preventiva’ por… “36 meses”. Y quiso hacer lo mismo con el expresidente Alan García, quien para evitarlo pidió asilo político en la embajada uruguaya. Que es un operativo apoyado por el imperialismo puede evidenciarse también en el rechazo del gobierno frenteamplista del Uruguay al asilo del dirigente aprista.
Plebiscitario
El resultado del referéndum fue plebiscitario: triunfaron por votaciones del 80 al 90% los tres primeros SI y por la misma proporción el cuarto que Vizcarra propuso fuera un NO. El electorado siguió las indicaciones de Vizcarra: fue un plebiscito para este.
Vizcarra se está imponiendo como una figura bonapartista que intenta someter al Congreso a sus dictámenes. Con los líderes (y otros diputados) de las bancadas mayoritarias en la cárcel, con una popularidad del 70%, podría llegar a disolver el Congreso (cosa que en las manifestaciones se reclama) y convocar elecciones anticipadas.
Bonaparte de patas antiobreras
Pero este Bonaparte no cuenta con partido propio, ni aparato alguno. Quiere forjar un pacto político con las bancadas ‘disciplinadas’ para que lo sostengan y crear un nuevo centro político. Vizcarra, siendo vicepresidente asumió el cargo de embajador en Canadá, la patria de grandes monopolios mineros, interesados en profundizar la explotación de los Andes peruanos. Ha prometido a la clase capitalista –en el reciente coloquio de CADE, entidad madre de las patronales- que va a llevar adelante una reforma laboral antiobrera. Lo que fue repetido en el Instituto Peruano de Economía, otra usina neoliberal y provocó la renuncia de su ministro de Trabajo. Se prepara para “empezar a gestionar”: ya suspendió el derecho de los trabajadores estatales a tener un convenio colectivo, enfrentó y derrotó parcialmente la huelga docente de hace unos meses, llevó adelante parcialmente tarifazos sobre el transporte.
Estas medidas han originado resistencias (huelgas y manifestaciones) que son bloqueadas por las burocracias sindicales y gran parte de la izquierda. Estos se han subido al carro del referéndum bonapartista de Vizcarra.
Más que nunca, hace falta constituir una fuerza obrera independiente de Vizcarra, del Estado y demás partidos burgueses. Construir un partido político obrero y revolucionario.
En la lucha por una alternativa obrera, por un gobierno obrero y campesino, se puede llegar a plantear en forma transicional la convocatoria de una Asamblea Constituyente soberana, con poder, para discutir y ejecutar las grandes tareas nacionales planteadas: no pago de la deuda, nacionalización de la de la industria minera, del sistema bancario, de la tierra. La Constituyente será revolucionaria o será una caricatura al servicio del gobierno y la burguesía. Hoy es necesario enfrentar la ofensiva gubernamental-capitalista para descargar la crisis que se ha comenzado a desarrollar en el Perú, sobre las masas trabajadoras y avanzar en la colonización minera por parte de los monopolios. Plan de lucha contra el ajuste antiobrero. Aunque en lo inmediato no surge un cuadro económico catastrófico como el de Argentina o Brasil, el déficit fiscal no puede ser controlado, el precio de los minerales (principal producto de exportación del Perú) está cayendo. Ningún apoyo al gobierno de las mineras y el capital financiero: independencia obrera. Ninguna confianza en las burocracias sindicales que se esfuerzan por ser cooptadas como la pata sindical del gobierno que pretende constituirse en bonapartista. Serán usadas para hacer su labor antiobrera y luego echadas al tacho de basura.