¿PETROSUR?


Desde que Argentina goza del privilegio de tener un gobierno ‘nac & pop’ se han escrito ríos de tinta sobre la independencia y unión energética de América del Sur. Hugo Chávez se prodigó en publicitar la formación de una Petrosur, formada por empresas estatales (en Argentina con Enarsa), que rivalizaría con los monopolios internacionales y permitiría redistribuir la renta del petróleo a favor de las naciones subdesarrolladas. Durante largas semanas se alentó la posibilidad de que la venezolana PDVSA comprara la sucursal argentina de Shell.


 


La noticia de que “Petrobrás y Repsol explotarían juntas la mayor reserva de gas de Brasil” ( El Cronista , 25/2) pone al desnudo la verborragia de los planteos nacionalistas burgueses. El carácter estatal de la brasileña está cuestionado por diversas razones, desde el hecho de que el 49% del capital es privado y cotiza en las bolsas internacionales, hasta que tiene alianzas en diversos países con los principales pulpos del mundo. Cuando se habla de eventuales acuerdos de PDVSA con Petrobrás o de ambas con Enarsa, debe tenerse en cuenta esta circunstancia. La propia petrolera venezolana obtiene la mitad de su petróleo de contratos de producción con los principales monopolios capitalistas, en especial norteamericanos. Enarsa es una cáscara vacía para habilitar la entrega de la plataforma continental de Argentina a las petroleras internacionales. Cuando se fantasea con Petrosur hay que tener en cuenta esta realidad.


 


Lo más importante de la noticia se encuentra, sin embargo, en otro punto. Petrobrás justifica su alianza con Repsol, relata El Cronista , “teniendo en cuenta su posicionamiento en el mercado gasífero del Cono Sur y el hecho de que ya son socias en la producción de gas en Bolivia y en la venta de ese fluido a Brasil”. El mismo objetivo “tienen(…) las conexiones de ductos para llevar gas de las cuencas neuquina y austral a Brasil”. El eje de todo el negocio es siempre Repsol y en menor medida Petrobrás.


 


Lo principal, sin embargo, es la ‘cooperación’ de ambas empresas en Bolivia, donde están operando políticamente para quebrar la resistencia popular a la entrega de los recursos energéticos e incluso la intención de un sector de la patronal boliviana de aumentar las regalías por las concesiones petroleras. Repsol y Petrobrás se encuentran detrás de los movimientos ‘autonómicos’ de Santa Cruz de la Sierra y Tarija. Se trata de los arietes para imponer la salida del imperialismo a la cuestión de la explotación del gas y del petróleo en Bolivia.


 


El reciente elogio de “un funcionario de alta importancia” del gobierno de Bush a la política ‘democrática’ de Kirchner en Bolivia, que relata la corresponsal Ana Barón, de Clarín , cierra el círculo del contenido real de la política energética ‘nac & pop’, que los Kirchner enmascaran con el cuento de Petrosur.