Polonia: El fracaso de los intelectuales democráticos

Uno de los dirigentes “históricos” de Solidaridad y también uno de sus intelectuales más destacados, Adam Michnik, declaró recientemente que “Nosotros queríamos destruir el socialismo real porque era una dictadura y no nos dábamos cuenta de que la inmensa mayoría de los partidarios de Solidaridad lo que quería era aquel socialismo, pero sin deformaciones”. Las palabras de Michnik fueron reproducidas por “La Nación” (25/9) en su comentario sobre las recientes elecciones polacas, en las cuales los partidos originados en Solidaridad (más de una docena) fueron barridos de la escena política por el electorado, que dio su voto a los stalinistas.


Las declaraciones constituyen una fenomenal confesión del fracaso de la política de la burocracia clerical de Solidaridad, formulada por uno de sus mayores ideólogos y ejecutores. Si éste fuera su único valor, las palabras de Michnik no aportarían nada nuevo; lo verdaderamente importante es lo que nos dicen sobre el histórico movimiento de 1980 y lo que deja traslucir sobre la actual situación del proletariado polaco.


Al salir a la calle, ocupar las minas y los astilleros, y organizarse independientemente, los obreros luchaban por el “socialismo”, es decir, por la plena vigencia de sus conquistas sociales, el empleo, la salud y la educación, y el derecho de la mujer al aborto … pero sin “deformaciones”, es decir, sin la dictadura de la burocracia, contra sus privilegios y contra su política fondomonetarista y restauracionista. Se trata de un reconocimiento, tanto más valioso por provenir de un enemigo político del marxismo, de que las huelgas y las ocupaciones de los astilleros de 1980 no fueron una “revolución democrática” ni una “conjura imperialista”, sino una revolución política que pretendía derrocar a la burocracia para regenerar el Estado obrero.


Pero “nosotros destruimos el socialismo” (la propiedad estatizada y las conquistas obreras), dice Michnik, reconociendo así la confiscación que realizó la dirección de Solidaridad contra el movimiento histórico de las masas. Pero aun en esta confesión hay un encubrimiento: si la dirección de Solidaridad siguió una política restauracionista y proimperialista, ella es una consecuencia natural de su planteo “democrático”  y parlamentarista, cuya única base social es el capitalismo y el capital financiero internacional. Democracia (burguesa) y socialismo son incompatibles, porque la introducción y realización del socialismo es incompatible con la conciliación de clases (democracia).


Las declaraciones de Michnik echan luz, asimismo sobre el proceso político actual de la clase obrera polaca y, de una manera general, sobre el proletariado de toda Europa del Este. Los trabajadores polacos han repudiado a los gobiernos “democráticos”  del FMI pero no para renunciar a las libertades democráticas tan duramente conseguidas …


Bajo las terribles condiciones sociales y políticas de los últimos años, las masas están empezando a realizar la experiencia política concreta de “separar” (diferenciar) sus libertades y reivindicaciones democráticas del contenido social capitalista y restauracionista con que se las presentaban sus direcciones políticas, y de oponer las libertades obreras para defenderse del capital a las libertades del capital para atacar a los trabajadores. Se trata de una experiencia contradictoria, todavía inacabada … por eso el repudio a los “demócratas”  llevó agua al molino stalinista. ¡Pero los stalinistas son tan restauracionistas y fondomonetaristas como los “demócratas”! Al día siguiente de las elecciones, los vencedores anunciaron solemnemente que continuarían con la política de “ajustes” y privatizaciones. Los trabajadores polacos, en consecuencia, están “condenados” a pelear nuevamente contra el gobierno que votaron y que atacará sus conquistas. En el curso de esas luchas, y al calor de las huelgas que se suceden en toda Europa occidental, podrán “completar” su experiencia con los restauracionistas …