Polonia: Walesa ya pide una dictadura

Temprano agotamiento del parlamentarismo

En lo que él mismo describió como "una necesidad desesperada para resucitar la agonizante economía polaca", Lech Walesa —máximo dirigente de Solidaridad y verdadero “hombre detrás del trono" en Varsovia— reclamó que “el parlamento abdique temporariamente de su autoridad en cuestiones económicas". Los ministerios —enfatizó— deben tener autoridad absoluta, para cambiar las leyes de propiedad, rehacer el código impositivo y vender las empresas estatales (Washington Post, 15/12).

El planteo de Walesa ha sido caracterizado como la pretensión de instaurar una "dictadura económica", en un país donde el parlamento, semielegido, solo tiene una vigencia de pocas semanas. Tempranamente, las ilusiones de insertar el parlamentarismo en Polonia están por sufrir un rudo golpe. Sin embargo, hay que añadir que esa ‘dictadura económica" es incompatible con la libertad sindical y la libertad de prensa. Los sueños de una ‘democracia occidental” chocan mortalmente con la bancarrota económica y los planes que imponen el FMI y la banca internacional. La "solución" capitalista inviabiliza la ilusión parlamentaria. Polonia es un país hipotecado, con una deuda externa de 40.000 millones de dólares, con una pronunciada recesión y al borde de la hiperinflación.

FMI, reconversión y “dictadura económica”

El acuerdo con el FMI establece la supresión de los subsidios al pan y a la nafta, la devaluación del zloty (moneda polaca) hasta el nivel actual del mercado negro, una reducción general del presupuesto gubernamental y una política monetaria "dura" que llevaría las tasas de interés al 130% mensual. Como consecuencia de este "ajuste", los técnicos del FMI estiman en 60% la inflación de enero, mientras que funcionarios gubernamentales predicen "una caída del salario real del 30% el año próximo" (Gazeta Mercantil, 14/12).

El director del FMI, Michel Camdessus, un hombre habitualmente parco, se sinceró en Varsovia. “No tenemos —explicó— ninguna diferencia real en substancia con Walesa" (ídem), lo que significa que el planteo de éste equivale a una dictadura del FMI.

“El apuro para cambiar las leyes —informaba el Washington Post, 15/12— está siendo impuesto por los acreedores occidentales (ya que) entre 2,5 y 3 mil millones de dólares en créditos dependen de la firma de un acuerdo con el FMI".

Estos "créditos" son, sin embargo, nada más que movimientos contables de refinanciación de deuda. El imperialismo no pone un dólar efectivo en Polonia si antes no se produce la “reconversión" económica del país al régimen social capitalista. Esto significa desnacionalización de la industria, del comercio y de la banca, carestía y despidos en masa para crear un ejército industrial de reserva.

“La privatización es el corazón del programa económico", pero “los extranjeros ponen obstáculos a las Inversiones en Polonia ya que su moneda no es convertible y su industria es poco competitiva” (New York Time, 28/11). Walesa ha calificado, a esta política como “escandalosa" pero ha cedido a ella para plantear la ‘dictadura económica".

La “reconversión" de Polonia significará una especie de “acumulación primitiva” para el capital mundial, pues podrá apropiarse de importantes activos industriales y de una educada fuerza de trabajo a un precio vil, determinado por la bancarrota estatal.

Para esto es necesario una derrota consistente y duradera de los trabajadores. Mientras esto no suceda, el imperialismo no pondrá un dólar en Polonia. El llamado de Walesa a una virtual disolución del Parlamento y a la toma absoluta del poder por parte del débil gobierno Mazoviecki, en calidad de gobierno testaferro del FMI, es un reconocimiento de la brutal crisis política en que han ingresado las nuevas fuerzas que maneja el Vaticano.

Temprano agotamiento del parlamentarismo

El llamado de Walesa traduce el vertiginoso agotamiento de un parlamentarismo completamente trucho que ni ha tenido tiempo de nacer. El llamado a la dictadura fue rechazado dentro de Solidaridad. "Una moratoria a la democracia es una injuria" se señaló.

Hace cuatro meses, señalábamos en Prensa Obrera que “los dirigentes que se apoyan en la banca internacional van quemando sus posibilidades políticas y planteando para el pueblo una alternativa independiente” (N° 278, 30/8). Es esto lo que está ausente en toda Europa oriental y en el URSS. Pero en tanto esto no se supere las posibilidades parlamentarias serán nulas como consecuencia de la crisis económica y de la falta de una clase capitalista que articule al conjunto de la sociedad. Pero cuando la clase obrera entre en escena como clase ese parlamentarismo será barrido por la organización revolucionaria de las masas, que no admite foros parlanchines ni instituciones que fingen ponerse por encima de las clases.