Por qué ‘arrugó’ la Reserva Federal norteamericana

¿Que la Reserva Federal de Estados Unidos haya decidido no volver a aumentar la tasa de interés significa que la economía mundial recupera su equilibrio y que podría reiniciarse el flujo de capitales hacia los países dependientes? ¿Sería, acaso, para el gobierno de la Alianza, una señal de que retornarían los capitales que cree necesitar para iniciar una reactivación de la economía?


Aunque la prensa internacional interpretó en forma harto superficial la decisión inmovilista de la Fed, atribuyéndola, por ejemplo, a una saludable ausencia de tendencias inflacionarias, lo cierto es que responde a un fuerte agravamiento de la crisis mundial. La tasa de interés no fue aumentada simplemente por el temor a precipitar una quiebra bancaria en Estados Unidos. Como lo señala acertadamente un columnista en Ambito Financiero (23/8), la información de que un fuerte banco de Carolina del Norte, el Wachovia, había declarado incobrables unos 200 millones de dólares de su cartera de préstamos, eliminó cualquier duda de que se fueran a aumentar las tasas de interés. Nuevamente, como ya ocurriera en oportunidad de la quiebra del poderoso fondo de inversión LTCM, golpeado por la crisis asiática, la Reserva Federal pega un giro en su política monetaria ante la posibilidad de tener que salir a prestarle (rescate) al sistema bancario. La información del Wachovia, dice el Financial Times (19/6), “ha golpeado al resto del sector bancario y ha derribado el precio de las acciones”. Según Ámbito Financiero, el caso del “Banco Wachovia es muy interesante porque revelarés ya está mordiendo el bolsillo de Corporate America…”.


Es decir que mientras que por un lado necesita aumentar la tasa de interés para frenar la especulación que amenaza con provocar un gigantesco derrumbe en la Bolsa, por otro lado la Fed tiene que bajar esa tasa para poder socorrer a los bancos que han incurrido en esa especulación en forma directa o a través de sus clientes.


Pero para el Financial Times el panorama es peor aún, porque, dice, “hay buenos motivos para creer que los problemas del Wachovia serán compartidos ampliamente”. La razón de ello es que el porcentaje de reservas que tienen los bancos norteamericanos con relación a los préstamos “es particularmente bajo, del 1,15%”. Para peor, agrega, los préstamos que han sido declarados incobrables fueron otorgados por un pool asociado de bancos, es decir que hay otros en parecida situación. El problema de los préstamos de dudosa cobrabilidad, se inquieta el diario, viene arrastrándose desde hace tres años.


Otro indicio de esta situación de quebranto lo ha dado la información de que la principal empresa de Internet, Amazon, sufrió una caída del 20% en el valor de sus acciones, como consecuencia de una posición crediticia “extremadamente débil y en deterioro”, que la coloca en situación de “extremo alto riesgo”. Estas moderadas expresiones pertenecen a un ejecutivo del banco de inversión Lehman Brothers (Financial Times, 24/6). Existe el temor de “que Amazon se quede sin dinero” a más tardar a principios del año próximo (ídem, 26/6). Pero son “varias las empresas norteamericanas de Internet que enfrentan proble-


convertibles (en acciones) vendidos por compañías de Internet durante los últimos doces meses han resultado en pérdidas para los inversores”. La cuestión ahora, se pregunta el diario, es “si estas compañías podrán encontrar el financiamiento adicional que les permita mantenerse a flote”. Aquí se está hablando de quiebras en masa. Amazon no está sola, porque también la principal empresa británica de Internet, Freeserve, pasa por los mismos avatares, luego de anunciar pérdidas extraordinarias y ver que Deutsche Telekom renunciaba, como consecuencia de ello, a comprarla (International Herald Tribune, 27/6).


Cómo asombrarse entonces de la extraordinaria revelación efectuada por el Banco de Inglaterrra de que los Estados Unidos representan el principal peligro para la estabilidad del sistema bancario británico. Los préstamos de la banca británica a los Estados Unidos son de casi 100.000 millones de dólares y se concentran en compañías e individuos. Siguen a Estados Unidos, en la escala de riesgo, Argentina, Brasil e Indonesia. Pero las propias compañías no financieras británicas tienen “una pobre salud financiera, debido a sus altos niveles de endeudamiento y a sus débiles ganancias” (Financial Times, 26/6).


Es razonable que los analistas más importantes concluyan que los “Peligros abundan y no se puede descartar un aterrizaje forzoso” de la economía mundial (ídem, 1/7). “Hemos ingresado -dice el columnista del Financial Times- en el período más peligroso del año. Hay un montón de riesgos en el sector tecnológico y en los mercados de crédito de los Estados Unidos”. En los últimos doce meses hasta marzo pasado, hubo un ingreso neto de capitales europeo a EE.UU de 400.000 millones de dólares, lo que muestra el carácter exponencial del endeudamiento norteamericano. Se acerca en­tonces un ajuste de cuentas, en el que tendrán una fuerte intervención los bancos de Japón y Europa, que intentarán salvar sus créditos de la bancarrota económica.