Internacionales
14/10/2023
Por un frente único internacionalista de los trabajadores contra la guerra imperialista
Guerra en Ucrania
Redacción final a cargo del Partido Obrero de Argentina, la Tendencia Internacionalista Revolucionaria de Italia, el Polo Obrero de Argentina y el S.I. COBAS de Italia, sobre la base de intercambios y enmiendas junto a otras organizaciones internacionalistas. El debate del texto terminó el 4 de octubre.
La guerra de Ucrania está cerca de cumplir 500 días y no hay perspectivas inmediatas del cese de la misma. La cifra de muertos y heridos supera el medio millón. Es una de las guerras más sangrientas desde la 2da. Guerra mundial.
Y la perspectiva es que esto se incremente. La reciente Conferencia de la Otan, realizada en Vilna, adoptó drásticas medidas para desarrollar a fondo el camino de la guerra contra Rusia y la perspectiva directa del enfrentamiento con China. A la Conferencia militarista asistieron países de Asia (Japón, Corea, etc.) y Australia, comprometiéndose no sólo a enviar armas a Ucrania para que continúe con la carnicería guerrerista, sino en una escalada militar contra China.
Todo esto confirma que en Ucrania no hay una intervención militar a favor de la democracia y la autodeterminación nacional. El gobierno de Zelensky actúa como peón de la Otan. El pueblo ucraniano es utilizado como carne de cañón de los intereses de los imperialismos occidentales.
En el otro campo de la trinchera, la invasión militar de Rusia no tiene nada que ver con la lucha de los pueblos contra el imperialismo. Putin es la cabeza de un gobierno oligárquico de los capitalistas, que pretende extender su dominio no solo sobre las masas trabajadoras rusas, sino la de sus vecinos. Rusia, en tanto potencia militar, actúa como un estado opresor no solo del pueblo ruso, sino también de numerosos pueblos, especialmente de aquellos que lo circundan, como lo evidencia la guerra contra Chechenia y la colaboración del ejército de Putin en la represión de la rebelión proletaria y popular en Kazajistán. Además, la creciente presencia económica, política y militar rusa en África y Oriente Medio revela que la burguesía rusa no sólo está interesada en asegurar sus fronteras y recuperar el espacio que alguna vez perteneció a la URSS, sino que es un “actor” en el mercado mundial en todos los sentidos.
El desarrollo de la guerra ha dejado claro que los principales enemigos de los trabajadores ucranianos y rusos están en sus respectivos países.
Se trata de una guerra imperialista de los dos lados. Los trabajadores y soldados de Ucrania y de Rusia son víctimas de la carnicería imperialista, en función de los intereses de rapiña de ambos bandos en pugna.
La guerra entre la Otan y Rusia amenaza con extenderse en forma imparable, transformándose en una guerra atómica y mundial abierta. Los sabotajes y ataques aéreos organizados por occidente ya han llevado la guerra a terreno ruso. La retaguardia de las fuerzas pro-Otan en países como Polonia y las fuerzas de la Rusia en Bielorrusia dan el indicio de que la guerra podría incorporar de un momento a otro a más países. La tendencia a la guerra responde a una razón de fondo. Es producto directo de la crisis estructural del capitalismo que conduce a incrementar las rivalidades interimperialistas, a mayores disputas entre las corporaciones capitalistas, a choques y enfrentamientos, incluido los militares, entre los estados. Del acople chino-norteamericano existente durante los primeros tres lustros del siglo XXI hemos pasado, a partir de 2018, a una guerra comercial entre EEUU y China, a un proceso de relocalización de las cadenas de suministro y a una fuerte escalada belicista – debido al cambio en equilibrio de poder entre las antiguas y nuevas potencias capitalistas. Las tensiones militares en África, que tienen los mismos choques internacionales por detrás, muestran la responsabilidad de las grandes potencias capitalistas detrás del recrudecimiento militarista en el mundo.
El agotamiento del sistema capitalista que se evidencia en las crisis económicas crecientes y que nos está llevando a una nueva recesión mundial, es un factor fundamental que empuja a la guerra porque cada entidad capitalista (grandes empresas, estados) intenta descargar la crisis sobre sus competidores y especialmente sobre las masas trabajadoras. Según un informe de la banca Credit Suisse que acaba de aparecer, la polarización económica y social se sigue agigantando. El 1,2% de una población millonaria acapara el 48% de la riqueza mundial, mientras que 2800 millones de habitantes solo accede al 1,1% de la riqueza, siendo condenados a la miseria y hambrunas a centenares de miles.
Los gobiernos imperialistas votan presupuestos de guerra con fuertes aumentos de los gastos militares, mientras recortan los gastos sociales y promueven severos planes de austeridad. La inflación va comiendo los salarios. Los gobiernos vienen desarrollando una ofensiva contra las jubilaciones, para terminar con las mismas e instaurar un sistema de subsidios de indigencia, desconociendo el derecho de los trabajadores. Las tarifas de servicios públicos aumentan, la educación y la salud pública se privatizan.
Esto lleva –y llevara cada día más- a la resistencia de las masas explotadas contra los ataques de sus burguesías y gobiernos, en defensa de sus condiciones de vida, contra la barbarie capitalista. Huelgas obreras y levantamientos de masas, es el panorama en desarrollo.
Hasta ahora, no ha habido una movilización masiva contra la guerra imperialista. El contraste es claro si lo comparamos con las movilizaciones internacionales en el pasado contra la guerra de Irak y otras acciones desarrolladas con motivo de las cumbres de la Otan y del G7. La razón es que mayoritariamente la izquierda se ha alineado detrás de uno u otro bando reaccionario, mientras la clase trabajadora sufre los golpes de los ataques capitalistas también por la ausencia de una dirección revolucionaria.
Por el momento, las protestas se han circunscripto a diversas acciones aisladas, trabajadores de los puertos en EE. UU., Italia y otros que se negaron a cargar armas que iban a ser utilizadas en la guerra contra sus hermanos trabajadores en otros países. Reivindicamos también el derecho a movilizarse contra la guerra en Ucrania y en Rusia, que ha sido perseguido brutalmente por los gobiernos de Kiev y de Moscú.
Llamamos a provocar un giro de 180 grados e impulsar una gran movilización internacional. El punto de partida es defender una política independiente de ambos bandos.
Un plenario de organizaciones obreras, sindicales y políticas de Italia ha convocado –en el marco de un plan de lucha nacional- a una jornada de movilización sobre la base militar de Ghedi, instalada en Brescia, para unir el reclamo contra el imperialismo italiano a la lucha contra la Otan, que también se desarrollará en la misma jornada en las bases de la Alianza Atlántica en Toscana y Sicilia, para el sábado 21 de octubre. Bajo la consigna “El enemigo principal está en nuestro país”, estas organizaciones obreras y de izquierda se movilizan en primer lugar contra su burguesía imperialista.
Consideramos este día, y en particular la manifestación en Ghedi, como un primer paso hacia una movilización internacional contra la guerra en Ucrania y todas las guerras del capital en preparación. Pongámonos manos a la obra para crear una coordinación internacional de todas las fuerzas que comparten nuestra oposición proletaria e internacionalista a la guerra y establecer un Frente Único contra la guerra y los ajustes capitalistas contra las masas. Trabajemos juntos de inmediato para organizar un premier día de lucha internacional contra la guerra imperialista.
Abajo los presupuestos de guerra y los rearmes militares. Abajo las sanciones occidentales a Rusia que hambrean al pueblo ruso. Libertad a los presos políticos anti-guerra en Rusia y en Ucrania. Por la plena libertad política y sindical en Ucrania y en Rusia. Abajo las leyes y persecuciones anticomunistas.
Aumentos de gastos sociales (educación, salud, vivienda) para las masas trabajadoras. Recuperación del sistema jubilatorio de los trabajadores. Aumentos de salarios que compensen automáticamente la carestía capitalista. Basta de trabajo precarizado, defensa de los derechos laborales y de la negociación colectiva.
¡Guerra a la guerra! ¡Abajo la guerra imperialista! Disolución de la Otan, retiro de las tropas rusas de Ucrania. Abajo los gobiernos responsables de la guerra de los dos lados. Por la unidad internacional de los trabajadores. Confraternización entre trabajadores y soldados ucranianos y rusos para poner fin a esta guerra reaccionaria e imponer una auténtica paz que sólo podrán logar los gobiernos de los trabajadores.
Trabajadores del Mundo: ¡Uníos!