Progetto Comunista frente la Unión Europea

El Partido de la Izquierda Europea (PIE), cuyo Congreso constitutivo se celebra hoy, nace sobre una base política reformista, y por lo tanto utópica.


Pedirle a la Europa de los capitalistas y banqueros hacerse “social, democrática y de paz” significa alimentar una piadosa ilusión, privada de todo fundamento.


Candidatearse a los gobiernos de esta Europa en alianza y bajo la guía de la socialdemocracia liberal o de la centroizquierda –como establece el programa del PIE y de todas las principales fuerzas que lo componen, a partir del Partido de la Refundación Comunista (Italia)– significa en realidad candidatearse a ser co-gestores de las contra-reformas contra la propia base social y contra los movimientos, como ha sucedido en todas las experiencias de los últimos diez años, sin excepción, en Europa y en el mundo (gobiernos de Prodi, Jospin y Lula).


Por otra parte, la propia moderación programática del PIE (con la ambigüedad sobre la Constitución europea y sobre el propio ejército europeo) busca salvaguardar preventivamente el espacio del compromiso con la socialdemocracia liberal y las fuerzas de centroizquierda (Prodi).


Nosotros hemos sostenido y sostenemos otra perspectiva general. La que lleva a todas las luchas, a todos los movimientos, a la perspectiva de una Europa socialista, única alternativa verdadera al dominio de los capitalistas y los banqueros, única desembocadura progresiva y de fondo del importante retome de las movilizaciones sociales que atraviesa el Viejo Continente. De aquí, la reivindicación de una oposición coherente, de clase, en todos los países, a los gobiernos de la burguesía europea, sean de centroderecha, de centroizquierda o socialdemócratas. De aquí la exigencia de un partido y de un proyecto internacional, comunista y revolucionario, que sume a esta perspectiva a todas las mejores fuerzas de vanguardia.


Desgraciadamente, la pretensión de parte de la mayoría dirigente del Partido de la Refundación Comunista de nominar una delegación al Congreso con mandato de voto imperativo –pretensión insostenible y extraña a toda tradición democrática elemental– ha impedido la presencia en este Congreso de una vasta parte de nuestro partido.


Pero continuaremos nuestra batalla en el PRC –y a escala internacional– para defender la perspectiva de una coherente refundación comunista.


7 de mayo de 2004