El proyecto de Putin para elevar la edad jubilatoria de 55 a 60 años para las mujeres y de 60 a 65 años para los hombres ha provocado una ola de protestas y de malestar popular en Rusia. La medida fue anunciada junto a un aumento del IVA (del 18 al 20%) durante el mundial de fútbol y ya cuenta con media sanción de la Duma Estatal, una especie de Cámara de Diputados rusa.

Ante la indignación popular, Putin introdujo modificaciones cosméticas en el proyecto pero su esencia se mantiene. Con una expectativa de vida en 66 años para los hombres y 77 para las mujeres, según datos de la OMS, la reforma condena a los primeros a morir trabajando. Por otra parte, el carácter miserable de las pensiones (un promedio de 210 dólares mensuales) empuja actualmente a un tercio de los pasivos a seguir trabajando. Esto mientras una oligarquía se enriquece con el saqueo del país.

Las fuerzas que aparecen capitalizando el descontento son el Partido Comunista y Alexei Navalny, un opositor liberal que fue proscripto en los últimos comicios presidenciales, y que mantiene vínculos tanto con el imperialismo como con grupos nacionalistas y de extrema derecha (La Nación, 11/1/15). La última oleada de protestas se produjo este fin de semana, en simultáneo con el desarrollo de elecciones municipales, de gobernador y de parlamentos provinciales. Hubo protestas en 80 ciudades que nuclearon algunas decenas de miles de personas, poco más de 2 mil en Moscú. El gobierno reprimió las protestas y detuvo a cientos de manifestantes. La semana anterior, una concentración en la capital rusa reunió 10 mil manifestantes.

Las elecciones se produjeron en este contexto revulsivo. Los candidatos de Rusia Unida, el partido oficial, se alzaron con la victoria en la mayoría de las regiones, pero con un importante nivel de abstención (la participación en Moscú fue de sólo el 30%, según la cadena Al Jazeera). En cuatro distritos el partido de gobierno deberá ir al ballotage en la carrera para gobernador –en dos de ellos, contra candidatos del Partido Comunista y en otros dos contra rivales del Partido Liberal Demócrata de Rusia, una fuerza derechista (Moscow Times, 10/9). 

Las medidas contra las jubilaciones son un indicio más del carácter reaccionario del gobierno de Putin, que arbitra en sus propios términos el proceso de restauración capitalista en el país de la Revolución de Octubre.

Te puede interesar: “Putin eterno”