PT en Bolivia: Después del Congreso

El Congreso de la Central Obrera Boliviana, que fundó el Partido de Trabajadores, no ha dado lugar a ninguna clase de entusiasmo entre los trabajadores del Altiplano, incluso generó pocos comentarios. La escasa repercusión que obtuvo el nacimiento del PT no obedece solamente al control férreo de los medios por parte del MAS. La razón principal es que la burocracia de la COB impuso su proyecto de un partido bajo su control, el cual busca un espacio en el escenario electoral boliviano -poblado de numerosas tendencias integradas al MAS. Esto explica que el Congreso no diera inicio a un plan de lucha y que rechazara la elección de candidatos por medio de asambleas de bases.


¿Como en Brasil?


La creación del PT pretende reproducir la experiencia de Brasil. Una parte de la dirección de la COB habló de crear "un partido como el de Lula", otros de recrear el PT "de los orígenes". De esto hay que concluir que los imitadores bolivianos quieren llegar al gobierno como una agencia pequeño burguesa y ‘sindical' del FMI. Para llegar al gobierno, Lula tuvo que firmar un acuerdo con el FMI cuando aún no había terminado la campaña electoral. El ‘modelo’ que se toma denuncia una estrategia antirrevolucionaria.


La analogía, de todos modos, omite un aspecto histórico importante: el PT brasileño se funda en el marco de un ascenso de masas y de un retiro obligado del régimen militar. Durante un tiempo breve su destino estratégico fue objeto de disputas entre tendencias. El Instrumento Político creado por la COB nace tardíamente, cuando el indigenismo político ha aislado al proletariado. Esto se ve claramente en el programa aprobado por el Congreso, que se aparta de la tradición histórica de la COB y asume el punto de vista estratégico del Estado plurinacional, abandonando el gobierno obrero y campesino. Tanto el PT brasileño como su disminuida versión boliviana siguen un método oportunista de construcción, en el sentido de que adaptan el programa al movimiento sindical -esto en oposición a la renovación del movimiento obrero por medio de un programa revolucionario. La burocracia de la COB ha fracasado en hacer avanzar las reivindicaciones sindicales con sus métodos colaboracionistas. Ahora pretende extender esta metodología al campo electoral. Es llamativo que el proyecto consagrado en la Congreso de la COB fuera denominado Instrumento Político -o sea un aparato al servicio de la burocracia sindical. El PT fundado en Bolivia no es tampoco un partido de los sindicatos, entendidos como organizaciones que luchan por medio de la acción directa y que oponen al Estado la soberanía de las asambleas sindicales: es un ‘instrumento’ controlado por la burocracia.


La mayor parte de la izquierda de Bolivia -y aun de América Latina- fue al Congreso a librar una batalla programática, a pesar de que ella misma carece de un programa -incluida una diferenciación del indigenismo. En esta medida, encubrió la maniobra de la burocracia sindical de parir un ‘instrumento’ electoral bajo su control. Para gran parte de esta izquierda, el partido nacido de los sindicatos es una norma histórica, no una excepción. No es la fusión del socialismo con el movimiento obrero, sino la evolución del movimiento obrero hacia la acción política, a partir de su experiencia de lucha reivindicativa. En Bolivia, donde la pequeña burguesía agraria y comercial indígena constituye aún una mayoría enorme, las limitaciones de un partido sindical son todavía más acentuadas -esto porque la cuestión estratégica es arrastrar a esa pequeña burguesía a la dirección del proletariado. Una excepción requiere que se determinen, en forma concreta, sus condiciones excepcionales. Por eso, una pequeña delegación del PO -autoinvitada- procuró reunir un frente único para que el Congreso se concentrara en votar un plan de lucha político inmediato y la cláusula de que los candidatos a las elecciones fueran votados por las bases.


El desarrollo del Congreso fue un sonoro mentís a las tesis que sostenían que el Congreso era una expresión de la tendencia a la independencia de clase en el seno de la COB. Toda una parte de la COB apareció bajo la influencia del MAS. El programa aprobado es un rejunte dispar de reivindicaciones; pero consagra, por sobre todo, la tesis indigenista del Estado plurinacional. El objetivo fue no frustrar el lanzamiento del IPT como herramienta electoral, cuando falta sólo un año para los comicios próximos. No hubo balance ni mención de la política colaboracionista de la burocracia durante los siete años de gobierno del MAS.


Un bloque cerrado de la COB, la Federación de Mineros y las organizaciones sindicales impuso que la selección de los candidatos estuviera a cargo de los cuerpos orgánicos de los sindicatos. Anuló, asimismo, el artículo 39 -que establecía la "libre organización de corrientes políticas que tengan independencia de clase y fortalezcan al PT".


Según la LIT-CI (corriente internacional del PSTU), expulsada del PT de Brasil en los ’90, "estamos delante de un hecho histórico y sumamente progresivo", con un programa "muy avanzado". "El PT -dice- es producto de la presión de las bases a sus direcciones". Atribuye la proscripción de las tendencias a algunos "sectores burocráticos" y a la imagen adversa que los partidos de izquierda han proyectado sobre los mineros de base -en particular el POR.


Para Alternativa Revolucionaria del Pueblo (ARP), un importante sector de mineros de Huanuni presentó una ponencia revolucionaria, aunque con tres acuerdos con los convocantes: uno, no poner en el centro de la deliberación el lanzamiento de un plan de lucha; dos, no condenar la política colaboracionista de la dirección de la COB; tres, fusionar su ponencia programática con la de la burocracia. No parece ser un compromiso, sino la aceptación de la política de la burocracia.


La ARP denuncia la prohibición de las corrientes políticas internas y minimizar las representaciones populares distintas de la COB: "El estatuto no termina de despegarse de una lógica sindicalista, en base a tradiciones antiguas de la COB. Y no apunta a formar un real movimiento revolucionario". Denuncia, además, que en la dirección transitoria del PT "casi no hay dirigentes que expresen las luchas reales que ha dado la clase trabajadores", también admiten que las características de su constitución pueden hacer que el PT sea "un partido cuyo único objetivo sea sacar algún parlamentario que termine aliándose al gobierno".


En el caso del PTS, luego de aventurar nada menos que la emergencia de "una nueva dirección", (LVO 512), ahora denuncia "la voluntad de Trujillo -secretario general de la COB- y el MAS de construir un partido no de las bases sino de la burocracia" (LVO 514, 14/3). ¿A quién echan la culpa? Al… POR, porque su ausencia en el Congreso "facilitó la labor de Trujillo y el MAS" (el POR dirige tres asociaciones del magisterio, entre ellas La Paz; el resto del gremialismo docente es dirigido por el MAS). Pero "es un primer paso". Es la resignación ante el hecho consumado, sin la menor referencia a la responsabilidad del conjunto de la izquierda del Altiplano para que el hecho se consuma. Es interesante observar que un partido que monologa sobre el estratega político-militar alemán Von Clausewitz y la estrategia revolucionaria, aborde en forma tan poco estratégica la cuestión del partido obrero -en este caso, en Bolivia. Concluido el Congreso, el gobierno recibió a la nueva dirección de la COB para negociar los convenios de trabajo.


La fundación del PT no ha resuelto la cuestión de la creación de un partido de la clase obrera, ni tampoco inaugura la vía que seguirá su desarrollo. Lo peor sería rendirse ante el hecho consumado. En Bolivia es necesaria, en primer lugar, una delimitación estratégica respecto del MAS y del indigenismo, lo que será un trabajo preparatorio para crear un partido obrero. Es necesario, asimismo, arrancar los sindicatos al MAS. La lucha por una dirección revolucionaria en los sindicatos es más importante que nunca.