¿Quién paga la guerra?

De más está decir que quienes más sufren la guerra desatada por Israel son las masas del Líbano y las masas palestinas. Los misiles Qassam y los Katyusha son una milésima parte de las bombas tiradas por el ejército sionista. Más de 400 personas han sido asesinadas en el Líbano en las últimas dos semanas y más de 700 mil libaneses se han convertido en refugiados en su propio país.


Sin embargo, los ciudadanos judíos y árabes que viven en Israel se han convertido también en las víctimas del gobierno Olmert-Peretz. En principio, el gobierno se ha negado a declarar el estado de emergencia, para no pagar a los trabajadores del norte de Israel que no pueden ir a sus trabajos. Muchos trabajadores de la Universidad de Haifa, por ejemplo, no han ido a trabajar por temor a los misiles. Todos los muertos por misiles en dicha ciudad fueron trabajadores que estaban en sus lugares de trabajo o viajando a ellos.


Aunque los empleadores públicos, en los ministerios y entidades educativas como la Universidad de Haifa y el Technion (también ubicado en la ciudad de Haifa), quieren “levantar la moral” de la población mostrando que la situación está “normalizada”, los números son claros: 45% de ausentismo en Haifa; 80% en Carmiel, Naharya y San Juan de Acre (Akko) y 90% en Kiriat Shmona y Sefad (según el suplemento de economía de Haaretz, 23/7).


Muchas empresas ligadas al turismo han intentado bajar los salarios en forma automática en un 10%, o despedir a un porcentaje similar de trabajadores. El ministro de Economía anunció al comienzo de la guerra que el gobierno adelantaría el pago de los sueldos; los trabajadores en los refugios todavía están esperando. Lo mismo los desocupados y lisiados, que cobran el seguro social. Treinta familias manifestaron la semana pasada en la norteña ciudad de Kiriat Shmona porque no lo cobraban. Esto sin mencionar que muchos trabajadores de las municipalidades en el norte y los bomberos que trabajan en actividades de rescate no cobran sus sueldos desde hace meses, ya que las municipalidades están fundidas.


Mientras tanto, el nuevo secretario general de la Histadrut, la central obrera israelí, Ofer Eini, ha dicho que, según el Ministerio de Economía, “no parece seguro que los sueldos se paguen a tiempo” (Haaretz, 24/7). En los últimos días Eini ha estado tratando de alcanzar un acuerdo con el presidente de la Asociación de Organizaciones Económicas, Shraga Brosh, para que los empresarios reciban compensaciones del Tesoro.El secretario general de la Histadrut dice que “una retaguardia hambrienta no puede ser fuerte” (ídem). Para nosotros no se trata de que la retaguardia sea fuerte para que el ejército siga matando y destruyendo. Se trata de concientizar a esa “retaguardia” para que se organice y tire abajo a su real enemigo, el gobierno israelí y su régimen.