“Reconstruir la IV Internacional con una lucha política franca”

Extractos de la intervención en el acto internacionalista

Quiero expresar el orgullo que tenemos de haber sido, una vez más, huéspedes de un acontecimiento revolucionario internacional. Toda la historia del Partido Obrero, desde el mismo día de su fundación, está asentada en la construcción de una Internacional. La crisis de dirección de la que siempre hablamos es, esencialmente, la crisis de la organización internacional de la clase obrera. Para la superación de esta crisis nosotros nos hemos dado un método, que es el de construir y reconstruir la Internacional en una lucha política franca con las organizaciones y militantes que en todo el mundo se esfuerzan por poner en pie al proletariado, aunque sean partidos grandes o chicos.



Nosotros no estamos en una auto-construcción internacional; es decir, en una extensión de una secta política de un país a otros países. En esa lucha política, en la tribuna de hoy, ustedes han tenido a una compañera que habla en nombre de la tradición del comunismo de Rusia, que para ella sería el estalinismo, pero que hoy tiene que confrontar la destrucción total de las conquistas de la Revolución de Octubre por obra de la alianza de los estalinistas rusos que controlaban el Partido Comunista en 1989 y el imperialismo mundial; y nosotros discutimos políticamente con estos compañeros para saber si todos juntos podemos dar un salto adelante y construir una Internacional para que Rusia vuelva a ser, como lo ha sido durante un largo período histórico, el territorio de la Revolución de Octubre (…) En el blog más importante de Rusia han sido publicadas las resoluciones en la Conferencia Internacional abierta en ruso, donde exponemos las posiciones de la Cuarta Internacional (aplausos).


La guerra



La guerra y la revolución son dos extremos del estallido de la sociedad capitalista, uno reaccionario y el otro revolucionario. El imperialismo, por medio de una política de guerra, no pretende simplemente conquistar o repartirse el mercado mundial. La guerra en desarrollo es una continuidad con el pasado, pero no una repetición. El objetivo de la guerra presente es, ante todo, quebrar los obstáculos y las crisis que emergen en las naciones y territorios donde se desarrolla una restauración capitalista, y que enfrenta contradicciones internas que no pueden superar.



El período subsiguiente a la disolución de la Unión Soviética se caracterizó por una aguda desintegración y la posibilidad de la desaparición nacional. Es lo que llevó a los aparatos militares y a la burocracia a un esfuerzo por reconstruir el Estado y evitar esa desaparición, la guerra civil y la revolución. La diferencia entre los regímenes que han gobernado Rusia, al principio y después, consiste en esto: darle sentido, orden y método a la restauración capitalista por medio del Estado. Es lo que ha entrado en conflicto con el imperialismo mundial, cuyo objetivo es la colonización económica y política. Los anuncios de guerra económica, entre China y Estados Unidos, en los últimos días, lo demuestran. Es un ultimátum del imperialismo mundial a China, de que si no abre más profundamente sus mercados, sus territorios y la explotación de sus poblaciones agrarias, o sea una confiscación, va a entrar en un conflicto militar con Estados Unidos (…). La salida del imperialismo a sus contradicciones insolubles son las guerras; la de nuestras fuerzas internacionales y el de la clase obrera internacional es la revolución. Este escenario de guerra es la consecuencia de la crisis mundial.


Internacionalismo



Quiero llevar a la conciencia del Partido Obrero y a la de todos los que están interesados en esta lucha internacional, la comprensión de que esta unidad mundial, el carácter mundial de la teoría, la práctica y el programa, es la clave para organizar realmente partidos revolucionarios y transformarlos en un camino de victoria.



La IV Internacional fue fundada en 1938, han pasado 80 años; si 80 años después no existe la IV Internacional, ¿fracasó la iniciativa de su construcción? Si nosotros hicimos un congreso de la CRCI en 2004 y no hemos avanzado todo lo que hubiéramos querido avanzar, ¿quiere decir que hemos fracasado? Si Lenin fundó la Internacional en 1919 y hacia finales de 1923, después de la derrota de la revolución alemana, entró en la pendiente del zinovievismo y del estalinismo, ¿quiere decir que Lenin hizo mal en fundar la III Internacional? Hay quienes se plantean este interrogante en forma abstracta.



La Internacional es una hoja de ruta y, en ella, la unidad de la clase obrera internacional enfrenta contradicciones, antagonismos y crisis, y es en la intervención y en las conclusiones de esas crisis que se va desenvolviendo la organización internacional. Los que hoy estamos acá desenvolvimos esa lucha. Por ejemplo, nosotros y la Coordinadora por la Refundación de la Cuarta Internacional (CRCI) somos una corriente declaradamente catastrofista. En la construcción de la CRCI este planteamiento fue cuestionado, y, a partir de ello, también lo fueron las medidas de organización, los planteos tácticos o la prensa, que nos preparaban para una perspectiva de catástrofe. Ahora bien, los que nos cuestionaban se enteraron, en septiembre de 2008, que el capitalismo mundial había entrado en la crisis más grande de su historia; quiere decir que la perspectiva sí era catastrófica, y que había que prepararse para ella. Como consecuencia de estos planteamientos, nuestro partido ha tenido el desarrollo que ustedes conocen, y como consecuencia de los otros planteamientos, esos partidos hoy prácticamente no existen. (…) Este trabajo político internacional, no tiene un carácter administrativo sino un método político, que es el método de la formación de la vanguardia y del desarrollo de la revolución.


1968, 2018



Ahora vamos a celebrar el 50° aniversario de un ’68 que es mundial, porque aparte del levantamiento y la huelga general, con ocupaciones de fábrica en Francia, se produjo el levantamiento obrero en Checoslovaquia, el de los estudiantes mexicanos y la victoria del Ejército Revolucionario vietnamita contra los norteamericanos.



Pero ¿qué fue lo que conmovió el ’68? Que después de la Segunda Guerra Mundial, fue la primera gran manifestación de una vanguardia de la clase obrera que quería una dirección política diferente a la del estalinismo y la socialdemocracia (…). En el próximo ’68 tendremos direcciones mucho más maduras, direcciones internacionalistas que pueden llevar a la clase obrera a la victoria.



Compañeros, nosotros, en muchas oportunidades, hemos señalado que el combate principista fue lo que permitió que el Partido Obrero acumulara las fuerzas necesarias para poder producir otros avances; por ejemplo, nuestra delimitación del kirchnerismo, que ha sido extremadamente rigurosa, desde el primer día.



Ahora, echemos una mirada a América Latina en relación con este escenario mundial. Porque las crisis que están afectando al conjunto de América Latina son una manifestación de la presión imperialista, que ahora reclama el alineamiento integral del continente en el apoyo a las guerras que se van a emprender. Que la soja, los minerales, el hierro, estén en manos del imperialismo norteamericano y, por sobre todas las cosas, que las movilizaciones políticas de la clase obrera, no vayan a plantear, en las puertas de la metrópoli norteamericana, la perspectiva de una guerra independiente, de una guerra de masas, contra el imperialismo norteamericano.


Brasil



Lula va a ir preso, en una operación política golpista que nosotros hemos denunciado reiteradamente. Pero Lula es responsable de la mayor desmoralización que se haya producido en la clase obrera de América Latina que tengamos memoria. Lula gobernó para el imperialismo y para Odebrech, y fue su agente comercial en todos lados. Lula evitó declarar una huelga en defensa de Dilma Rousseff para que no se lo viera en una posición subversiva y evitó declarar una huelga en defensa de él mismo para que se no rompan definitivamente los puentes de una futura liberación o de un futuro indulto. Estos movimientos como el PT, el centroizquierdismo, el nacionalismo burgués, que se llenan la boca diciendo “trotskistas, no sean funcionales a la derecha”, son los que desmoralizan a la izquierda y a la clase obrera. ¡No han hecho una huelga contra el ajuste! Entonces, no se puede pasar por alto la enorme responsabilidad de estos partidos para entender por qué tenemos que llamar a la clase a confiar en su independencia política; de lo contrario, siempre va a ser derrotada, y el partido que dice esto es el que está llamando a luchar contra el golpe militar, político, institucional y judicial que se disfraza con la detención de Lula, para joder todavía más al proletariado y a las libertades democráticas de Brasil.



Compañeros, la conclusión fundamental es que hay que desarrollar la CRCI. Su método político ha sido reivindicado por los hechos, por eso hoy tenemos adhesiones de Azerbaiyán, la presencia de un Partido Comunista Unificado, que lucha contra Putin en Rusia, que organiza a la clase obrera y que ha votado las resoluciones de la Conferencia por la recuperación de la Unión Soviética en los términos de la Revolución de Octubre (aplausos).


Argentina



En la Argentina, la perspectiva del macrismo, la del pejotismo y la del kirchnerismo está fuertemente vinculada con este sacudón mundial. Este hombre (Macri) no puede tener grandes perspectivas en la Argentina, que presenta a un país encerrado en sí mismo en un mundo que se cae a pedazos. Entonces, en esta perspectiva mundial, obviamente, van a haber flujos, reflujos, distintas circunstancias que hay que ir verificando en la lucha, pero la tendencia de orden general es convulsiva, a la cual ni kirchneristas ni pejotistas, ni macristas, le pueden dar ninguna perspectiva.



Por este solo hecho la izquierda revolucionaria es candidata al poder en Argentina! Para tomar el poder, primero hay que ser un candidato en la pelea, y que los trabajadores lo vean como un polo y una perspectiva de poder.



El desafío que tenemos ahora es derrotar la reforma laboral e imponer el derecho al aborto. Dos grandes luchas reivindicativas, profundas, detrás de los cuales se abre un problema de poder. Con la movilización de toda la clase obrera por el derecho al aborto, que es el derecho a la salud y a la vida de la esposa del obrero, de la madre del obrero y la obrera, de las familias de los obreros. Si nosotros podemos poner el sello del Partido Obrero y del Frente de Izquierda en la victoria de esa lucha, o sea el sello del proletariado, seremos, a corto plazo, candidatos al poder.


¡Adelante, compañeros!


 


Foto: Bernardo Cornejo