Reforma laboral en Francia: la continuidad de una lucha estratégica

La movilización del 9 de abril en Francia fue menos numerosa y potente que la del 31 de marzo y, sin embargo, la crisis alrededor de la nueva ley laboral se profundiza

desde París


La movilización del 9 de abril en Francia fue menos numerosa y potente que la del 31 de marzo y, sin embargo, la crisis alrededor de la nueva ley laboral se profundiza.


El grueso de las manifestaciones en 220 ciudades estuvo constituida por miles de jóvenes y decenas de miles de activistas sindicales. La represión policial fue una  provocación, sobre todo en París y Rennes, desde el momento que las columnas de la CGT y de FO fueron atacadas. La jornada no fue la gran marea anunciada, pero mantuvo la continuidad de la lucha contra el gobierno. La próxima movilización de conjunto está llamada para el 28 de abril.


En París, en forma menos importante en otras ciudades, una parte de los manifestantes se reunió en la Plaza de la República, para mantener las asambleas generales del movimiento que se ha llamado “La noche de pie”. Estas asambleas forman parte ahora del panorama de lucha.


El curso del proyecto


Para salvar la substancia del proyecto (desregulación laboral a nivel de la empresa, facilidades para los despidos), el gobierno está haciendo una serie de concesiones. El proyecto se encuentra en estado parlamentario, en la Comisión de Asuntos Sociales del Parlamento, que le ha introducido enmiendas menores, que refuerzan el tramiteo burocrático de los despidos de las grandes empresas. Los retoques han sido suficientes para que Pierre Gattaz,  presidente de la organización patronal  Medef “accione la alarma” y denuncie la debilidad del gobierno ante los sindicatos FO y CGT, “partidarios de la  lucha de clases”. La patronal quiere una victoria sin atenuantes.


El gobierno pierde el crédito que había ganado ante la burguesía y el primer ministro Valls ha cedido el centro del protagonismo al ministro de Economía, Emannuel Macron. El ex banquero acaba de fundar su propio movimiento político, “ni de derecha, ni de izquierda” y el capo empresario Gattaz ha sostenido la iniciativa con entusiasmo. Es un posible relevo de Hollande si el presidente es incapaz de presentar su candidatura a la reelección. Parece una comedia de boulevard, pero es, ante todo, el dislocamiento de un gobierno central de la UE y los protagonistas de la pieza pretenden ante todo que el público no invada la escena.


El proyecto de ley tiene que llegar al plenario de la Asamblea Nacional el 3 de mayo  y nada excluye que las negociaciones en curso y las votaciones de los artículos den lugar a un mamarracho reaccionario y/o que el gobierno se vea obligado a utilizar el artículo 49-3 de la Constitución, que permite la aprobación de un proyecto de ley sin que sea votado por el Congreso, salvo si una mayoría decide derribar al gobierno. Esta eventualidad sería el epitafio formal del gobierno de Valls-Hollande.


El curso de la lucha


Las direcciones sindicales siguen exigiendo el “retiro del proyecto”, pero se dan 20 días de plazo. Aplauden la negociación en curso entre el gobierno y las organizaciones (burocráticas) del estudiantado, como un modelo a imitar.  Valls recibió a esas organizaciones el lunes 11 y les otorgó un conjunto variopinto de subvenciones, por un costo total de 400-500 millones anuales de Euros. La Unef y las otras organizaciones declararon a la salida de la entrevista que estaban satisfechas con las concesiones; no obstante insisten en  el retiro del proyecto y mantienen su apoyo a la movilización del 28 de abril. Incluso se permiten llamar a los estudiantes a que participen en las asambleas de “La noche de pie”. La “izquierda” del PS -que dirige estas organizaciones- está jugada a la liquidación del gobierno. EL PS, partido del gobierno, no existe politicamente, dislocado entre su derecha y su izquierda.


La demora hasta el 28 de abril es una pausa negativa que no se justifica por el Congreso de la CGT, que se reúne del 18 al 22 de abril. La Federación Ferroviaria de la CGT ha lanzado una huelga para el 26, un signo de que no apuesta a la jornada del 28.


En este cuadro, ¿qué papel puede jugar “La noche de pie”? Reunir todas las noches varios centenares de activistas juveniles permite la discusión y las iniciativas militantes. Pero la orientación de una parte importante de los participantes es dejar de lado la lucha concreta contra la ley, abandonar las reivindicaciones porque significan someterse al Estado, ignorar las organizaciones obreras, juveniles y populares y mirarse a sí mismos para sostener que “la lucha comienza a partir de nuestra palabra”. Puede no ser casual que el PC, el PG de Melenchon y otras tendencias democratizantes y conciliadoras apoyen este movimiento, a pesar de los pronunciamientos reierados contra los partidos políticos.


La izquierda anticapitalista y revolucionaria tiene que continuar con un trabajo sistematico de agrupamiento de los militantes y las organizaciones de base en comités y darse los medios para un llamado nacional a la huelga y a la movilización contra el gobierno.