Reino Unido: los trabajadores de la salud en lucha

En defensa del salario y del sistema público sanitario.

En todo el país se vienen sucediendo, en los últimos días, movilizaciones y protestas impulsadas por los trabajadores del Sistema Nacional de Salud (National Health System, NHS) que confluirán en una jornada nacional de lucha el 8 de agosto, en la que se prevén acciones en más de 28 ciudades. El disparador de este proceso ha sido el anuncio, por parte del gobierno conservador de Boris Johnson de un aumento salarial, del 3,1% a trabajadores estatales como médicos o policías, pero excluyendo a la mayoría de los trabajadores del NHS como los enfermeros, obstetras, terapistas ocupacionales, entre otros. El gobierno aduce que no da un aumento para todos los trabajadores porque está en curso un acuerdo paritario (a la baja) de tres años que aún no se terminó de cobrar. Esa diferenciación, luego de que desde el gobierno se felicitara al conjunto de los trabajadores de la salud por su heroico papel ante la pandemia de Covid-19, fue la gota que colmó el vaso para un sector obrero que viene siendo duramente castigado por los ajustes y por la propia enfermedad.

La crisis capitalista y el ajuste contra el NHS

Históricamente, el sistema de salud del Reino Unido ha sido reconocido por su alta calidad y su cobertura universal financiada por el erario público. El NHS es una conquista de la clase obrera británica desde el fin de la segunda guerra mundial que viene siendo atacada por los gobiernos capitalistas mediante recortes y privatizaciones. Esta tendencia se profundizó desde el comienzo de la crisis capitalista mundial en 2008 y una parte significativa de los ajustes se producen contra el salario de sus trabajadores; las enfermeras denuncian que el poder de compra de sus ingresos se redujo en términos reales un 14% en la última década. Una de las consecuencias de esta deriva es que cada vez más trabajadores de la salud optan por trabajar por fuera del NHS, lo que lleva a que el sistema tenga una menor capacidad de atención: el faltante de enfermeros se estima en 40 mil.

La privatización se viene expresando parcialmente, por ejemplo, con la descentralización de sectores como la atención de adicciones, pero en el horizonte del gobierno de Johnson y de la mano del posible acuerdo de libre comercio con Estados Unidos que se está estudiando en el marco del Brexit, aparece la pretensión del ingreso masivo de empresarios norteamericanos para hacer negocios en el sector. El sistema de salud estadounidense, completamente privatizado, que ha contribuido a la transformación del país en el de mayor cantidad de muertes en el mundo por la pandemia, no parece un modelo digno de ser reproducido.

Viva la lucha de los trabajadores del NHS

Con la pandemia, el deterioro del NHS se puso de manifiesto. La producción y distribución de elementos de protección personal se encuentra privatizada, lo que ha producido faltantes y es uno de los causantes de que hayan fallecido más de 500 trabajadores de la salud. El Reino Unido contabiliza más de 300 mil contagios y 46 mil muertes. Es uno de los países más afectados del mundo.

El ataque al NHS es una política común tanto al partido conservador como al partido laborista, el sistema de salud se encuentra organizado de manera autónoma en cada país constitutivo del reino. En Gales, gobernado por los laboristas, la situación y el reclamo de los trabajadores no tiene diferencias con las del resto del Reino Unido.

Las conducciones sindicales de los grandes sindicatos del sector (Unitos, Unite, GMB), hegemonizados por el laborismo, van a la rastra de los acontecimientos y de la organización e iniciativas que se desenvuelven por abajo, realizando declaraciones a favor, pero no desarrollando un plan de lucha de conjunto en defensa del NHS y de los salarios. Por el contrario, son los firmantes de los acuerdos paritarios ruinosos.

Como en todo el mundo, en el Reino Unido los trabajadores de la salud se encuentran a la cabeza de la lucha por la vida, por las conquistas obreras y contra el ajuste de los capitalistas y sus gobiernos. Un triunfo en esta lucha le marcaría un límite a la política anti obrera del gobierno de Johnson.