Internacionales
15/12/2022
Reino Unido: navidad de huelgas
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Huelga de enfermeras
Las vísperas de fin de año llegaron al Reino Unido con un reguero de huelgas bajo el brazo: los ferroviarios pararon el 13 y 14 y lo harán el 16, 17 y del 24 al 27; las enfermeras de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, el 15 y también el 20; los conductores de ambulancias del NHS (el servicio publico de salud), el 21; el correo cesó tareas este 15 y volverá a la carga el 23 y 24; los maleteros del aeropuerto de Heathrow suspenden sus labores por 72hs desde el viernes, y los trabajadores de otros aeropuertos ensayarán medidas de fuerza antes de que culmine el 2022.
El reclamo generalizado es el de una recomposicion salarial, ante una inflación que en noviembre alcanzó casi el 11 por ciento interanual, una de las cifras más altas en 40 años. Las enfermeras del NHS, que protagonizan una histórica medida de fuerza, exigen un aumento 5% por encima del índice de aumento de precios.
El gobierno conservador de Rishi Sunak, que reemplazó en octubre a Liz Truss (apenas 40 días en el cargo), va en el camino exactamente opuesto al de los trabajadores. Su ministro de economía, Jeremy Hunt, anunció un plan de ajuste que consiste en aumentos de sueldos por debajo de la inflación, recortes presupuestarios y aumentos de impuestos que en muchos casos afectan a la clase trabajadora.
La administración británica señala que la contracción económica de julio-septiembre marca el comienzo de la recesión. Se estima que el PBI caerá 1,4% el año próximo. No obstante, en nombre del combate antiinflacionario, el Banco de Inglaterra prosigue una política de suba de las tasas de interés (nueve alzas en el año que la llevaron al 3,5%, el nivel más alto en más de una década) que agrava esas tendencias recesivas y el problema del endeudamiento -la deuda del Reino Unido ya ronda el 100% del PBI. La economía británica se mueve en medio de estas contradicciones, en un escenario combinado de recesión e inflación.
Para tratar de quebrar la oleada de paros, Sunak amenaza con nuevas leyes para restringir la actividad sindical. A la vez, el titular del Partido Conservador, Nadim Zahawi, ventiló a comienzos de mes un plan para entrenar a 2.000 militares en tareas de sustitución de huelguistas.
Zahawi atacó los paros señalando que son funcionales a Putin. Es decir, busca usar la guerra en Ucrania como coartada para exigir un sometimiento de los trabajadores al ajuste del gobierno.
El Reino Unido atraviesa este escenario de crisis económica y conflictos sindicales cuando aún siguen abiertas las heridas en Escocia e Irlanda del Norte. El gobierno de Edimburgo reclama en la Corte un nuevo referéndum de independencia, mientras el DUP, el socio de los conservadores en el Ulster, boicotea la formación de un nuevo gobierno en la región para presionar a Londres, exigiéndole que se endurezca en las negociaciones del protocolo norirlandés con la Unión Europea.
Lo que ha quedado planteado en un Reino en que los funerales de Isabel II apenas fueron el paréntesis de un año de agitada lucha de clases, es la necesidad de un paro general para derrotar al gobierno del ajuste y de la guerra imperialista.
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