Repetidores “trotskistas” de las calumnias de Bullrich y Milei contra el Polo Obrero

La posición reaccionaria del FSP norteamericano debe ser repudiada 

La ministra Bullrich, impulsora de la persecución

Es sabido que existe una gran fragmentación en la izquierda internacional, incluidas las corrientes que se reclaman del trotskismo. Cada hecho político genera múltiples realineamientos y divergencias. Para el Partido Obrero, esta fragmentación responde en gran medida a una inmensa presión de las posiciones burguesas y pequeño burguesas sobre las filas de la izquierda. Se puede ver en el alineamiento internacional de muchas tendencias con los gobiernos de la burguesía, sus fuerzas políticas o inlcuso sus emprendimientos militares. La persecución legal del gobierno ultraderechista de Milei contra los militantes del Polo Obrero en Argentina tuvo, en general, el efecto contrario. La campaña en su defensa contra los intentos de los fiscales del Estado de presentar a una organización con una trayectoria de dos décadas y media de organización y acción directa contra todos los gobiernos como una “asociación ilícita” con cargos completamente fabricados ha tenido, por el contrario, un efecto unificador. Tendencias que no coinciden en absolutamente nada se han sumado entre las más de 400 firmas de 30 países que han pedido el cierre de sus causas. En Argentina la defensa de los compañeros y el rechazo a los 120 allanamientos policiales contra domicilios y comedores populares del movimiento piquetero ha recibido el respaldo de un muy amplio arco de organizaciones que no solo cubre a toda la izquierda y los piqueteros, sino a gran parte de las direcciones sindicales y de derechos humanos. Las mentiras de los fiscales armadas con presión policial y con denuncias “anónimas” han sido destruidas por los abogados de la defensa, y hechas públicas por nuestra organización.

Pero ha aparecido un ejemplo contrario, y las posiciones que ese grupo ha sostenido deben ser señaladas y rebatidas.

Mientras compañeros en muchos países organizaron acciones de protesta frente a embajadas de Argentina en el exterior y en otros puntos, en solidaridad con la apelación contra el procesamiento al Polo Obrero, la organización “trotskista” norteamericana Freedom Socialist Party (FSP) le anunció, en boca de su dirigente Bob Price, en un debate público, a organizaciones de la bahía de San Francisco, que no participarían de la movilización convocada en la zona porque el Polo Obrero habría cometido “actos de corrupción con fondos dados por el gobierno peronista para trabajadores” y que “todos en Argentina sabían esto”.

Las declaraciones, que escandalizaron a las múltiples organizaciones que están compormetidas con un trabajo de solidaridad con las luchas en Argentina no son un hecho aislado. Se ha publicado recientemente un folleto llamado “La crisis del trotskismo mundial” donde este grupo quiere referenciarse como candidato a liderar una nueva Cuarta Internacional. El FSP, que fue muchos años sección observadora del Secretariado Unificado, acusa a los partidos del Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad de ser un aparato que moviliza a gente por “salarios”, de “clientelismo” y hasta de “compra de votos”. Una calumnia reaccionaria, que pretende sustentarse en la idea anarquista e infantil de que recibir fondos parlamentarios o electorales equivaldría a integrarse al Estado, independientemente de la política usada. Macartismo delirante de quienes no se imaginan cómo puede ser posible que organizaciones masivas de trabajadores se formen conscientemente y prefieren creer las mentiras de la burguesía. Les contamos: la organización piquetera no surgió de dádivas de gobiernos burgueses administradas por trotskistas, sino de la organización militante de desocupados que se organizan contra el Estado y por la unidad de la clase obrera ocupada y desocupada.

Para terminar la campaña contra los luchadores piqueteros, un “Partido del Socialismo y la Liberación de Argentina” fantasmal montado por el FSP lanzó un comunicado por internet diciendo que como a los compañeros del Polo “no los acusan de cortar calles o de defenderse de la represión con piedras y palos” sino de “corrupción”, no corresponde la salida “fácil” de defenderlos frente al gobierno de Milei, sino sumarse a las acusaciones, que no les constan, pero por si acaso, reclamando que se forme un “tribunal obrero” para juzgarlos. 

Como los autores del comunicado no conocen la realidad argentina, o fingen desconocerla, les contamos. La causa se origina por enfrentar a la militarización de la ciudad el 20 de diciembre, no por denuncias de “corrupción”. La causa la anunció la Ministra de Seguridad por televisión, y luego consiguió fiscales que inventen las acusaciones.

La repetición de las calumnias del gobierno de ultraderecha no aporta ningún dato o conocimiento nuevo. En Argentina los únicos que las repiten son los periodistas a sueldo del gobierno de Milei. El PO no es considerado “corrupto” por ninguna corriente del movimiento obrero, es defendido como víctima de persecución política por dar una heroica lucha contra un gobierno represivo. Lo que “todos saben” en Argentina es que se quiere golpear a la vanguardia que lucha con estos procesos. Lejos de cooptación al Estado, es el enfrentamiento con él con métodos de acción directa lo que está en debate abiertamente en los medios de comunicación masivo. 

Los piqueteros de los que hablan estos pequeñoburgueses desde la comodidad de sus casas en el primer mundo les podrían haber dado clases de organización revolucionaria de la clase, de uso revolucionario de las elecciones y del parlamento, de entereza y de rendición de cuentas en organizaciones democráticas, si lo hubieran pedido amablemente. 

El método de la calumnia no es compatible con los revolucionarios. Frente a los ataques del Estado contra militantes revolucionarios, corresponde la defensa incluso con quienes tenemos desacuerdos profundos. Relamerse cuando hay una ofensiva de la burguesía contra las organizaciones de lucha de un país para tratar de montar un grupo es un reflejo de buitre miserable. La quita de solidaridad porque los cargos de un gobierno de ultraderecha califican en grado de “sospecha” pinta de cuerpo entero a un grupo que no tiene nada que aportar a los trabajadores en Argentina, en Estados Unidos ni en ningún lado.