¿‘Repliegue’ sionista o palestino?

En las capitales del imperialismo mundial, “de Washington a Tokio, pasando por Egipto, Jordania y China, la satisfacción fue unánime después de la firma de los acuerdos israelí-palestinos sobre Hebrón” (Le Monde, 17/1). Se retoma, así, la política de ‘acuerdos’ que permitió acabar con la ‘intifada’.


Esos ‘acuerdos’ estaban amenazados por la ‘intransigencia’ del nuevo gobierno de Netanyahu, con fuertes ataduras con los colonos de los ‘territorios’.


Tras “siete meses de atraso”, fue posible reencaminarlos, porque “Arafat habría aceptado retardar 20 meses el retiro israelí de las áreas rurales de la Cisjordania” (ídem, 14/11).


“Hoy la Autoridad Autónoma controla efectivamente siete ciudades (en la Cisjordania) –casi el 3% del territorio” (ídem, 16/11). Hebrón será “la octava” (ídem). Claro que, como en las otras, el “control” será ejercido sólo “parcialmente” –dice siempre Le Monde–, porque se trata de un dominio exclusivamente ‘administrativo’ (16/1). Los sionistas siguen controlando, en toda la Cisjordania –como en Gaza– la seguridad, las fronteras, los cursos de agua, las rutas, es decir, las cuestiones ‘vitales’.


Con relación a Hebrón, se resolvió una suerte de ‘partición’. En la zona donde residen los 400 colonos judíos viven 20 mil palestinos, “lo que equivale a decir que uno de cada 5 palestinos de Hebrón … permanecerá bajo responsabilidad israelí”, explicó “Shlomo Dror, portavoz israelí y coordinador de las actividades gubernamentales en Cisjordania y Gaza” (La Prensa, 16/1). Hebrón tendrá sólo “400 policías palestinos, armados con 100 rifles y 200 pistolas”, cuya nómina Arafat “entregó a Israel … además de los números de sus armas” (Ambito, 16/1). También “una fuerza conjunta, palestina e israelí, patrullará las montañas cercanas a las casas de los pobladores” judíos (ídem).


“David Wilder, portavoz de la comunidad judía de Hebrón”, declaró en un reportaje a un corresponsal de El Mercurio de Chile (19/1) que “hemos recibido promesas de que habrá permisos en ciertos sitios para construir … en el curso de los próximos dos años, veremos nuevos edificios y nuevas familias”.


En el resto de la Cisjordania, los sionistas se han comprometido a un repliegue en tres etapas, hasta el 31 de agosto de 1998. Arafat ha dicho que cuando concluya el acuerdo, el 85 o 90% de ese territorio quedará en manos palestinas. Pero Le Monde reconoce que “la amplitud de los futuros repliegues queda por negociar” y “serán fijados por Israel en función de sus necesidades de seguridad” (16/1). “Algunos colonos afirman que Netanyahu les aseguró, en privado, que los palestinos a mediados de 1998 tendrán ‘no más del 10%’del territorio” (ídem). En los ‘acuerdos’, dijo Netanyahu, “no se estipula ningún porcentaje. No se estipula ningún territorio” (La Nación, 16/1). “Los analistas israelíes creen que Arafat puede terminar con sólo la mitad de Cisjordania, mientras Israel retendría el control de los 140 asentamientos judíos, las instalaciones militares y las fronteras. Eso sería similar al acuerdo en Gaza, donde Israel sigue en posesión del 40% de la franja” (ídem), lo cual “podría provocar conflictos en el futuro” (Clarín, 16/1).


Sobre “la cuestión de los prisioneros palestinos –casi cinco mil–”, informa Le Monde, “ninguna liberación será considerada … antes de fines de mayo de 1999”, cuando se discuta el estatuto definitivo del ‘futuro’ Estado palestino (16/1).


El único aeropuerto palestino, en Rafah, en la franja de Gaza, “terminado hace meses” y que “no funciona por las divergencias israelí-palestinas concernientes a la seguridad”, será finalmente abierto … pero “Israel impuso su control total sobre la seguridad” (ídem).


Estos acuerdos no fueron alcanzados sin resistencias, especialmente por el lado sionista. “Los colonos judíos se consideran ‘traicionados’, pero están divididos sobre la estrategia a seguir” (ídem, 17/1). El gobierno de Netanyahu logró la aprobación de los ‘acuerdos’ tras “una profunda ruptura” de su gabinete (7 ministros se opusieron y uno renunció) y”depende hoy paradójicamente del apoyo de la oposición de izquierda” (Clarín, 16 y 17/1).


Pero “no sólo el gabinete israelí se encuentra fuertemente dividido … También los palestinos más radicales consideran humillante ese convenio …” (ídem). En la propia ‘clique’de Arafat, en su gabinete y en el Comité Ejecutivo de la OLP, “cinco representantes … se opusieron al acuerdo” (diario Río Negro, 16/1).


El imperialismo mundial y la burguesía sionista han hecho prevalecer sus intereses estratégicos frente a los intereses de los colonos. Fue lo que tempranamente previó Prensa Obrera: “la victoria de la derecha en las elecciones israelíes –dijimos el 6/6/96– (no) significa el fin del ‘proceso de paz’ … antes bien, el gobierno triunfante no tardará en sufrir, en carne propia, la inviabilidad de la política de la derecha sionista”. Allí advertimos, además, acerca de la tendencia de Netanyahu a apoyarse en sus ‘palomas’ –el sector ligado directamente al departamento de Estado norteamericano, encabezado por el canciller Levy–, dentro de su contradictoria coalición con los religiosos.


Los ‘acuerdos de Hebrón’ refuerzan el alcance contrarrevolucionario de lo acordado en Oslo, Madrid y Taba.