Repsol y Eskenazi-Kirchner entre las cuerdas

Un 20% de Repsol-YPF está en el aire

El 13 de noviembre, el viceprimer ministro ruso Alexander Zhukov dijo en una conferencia de prensa conjunta con el ministro de Industria español, Miguel Sebastián, que la empresa rusa Gazprom estaba estudiando la compra de un 20% de Repsol YPF de manos de la constructora, inmobiliaria y empresa de infraestructuras Sacyr Vallehermoso. La cara de sorpresa del ministro español, quien dijo desconocer la existencia de esas negociaciones, no tiene precedentes.

Al día siguiente, en Moscú, Serguei Kupriyanov, portavoz de la empresa rusa, afirmó que “Gazprom nunca ha tenido ni tiene intención de comprar un 20 por ciento de las acciones de Repsol. Todas los comentarios surgieron porque alguien quiere vender esta participación, no porque alguien quiera comprarla” (Reuters). En el interín, desde Zapatero hasta Mariano Rajoy, líder del opositor Partido Popular, pasando por Antonio Brufau, presidente de Repsol, se declararon contrarios a la toma del 20% de Repsol por Gazprom. En 24 horas la noticia dio la vuelta al mundo, levantó airada oposición en España y en la Unión Europea y acabó en aguas de borraja.

¿Qué hay detrás de esta historia?

En principio, Sacyr Vallehermoso tiene una deuda de 18.500 millones de euros. De esta deuda 5.100 millones corresponden al crédito con el que compró las acciones de Repsol, a 25 euros por acción. El costo total de la operación fue de unos 6.100 millones de euros. Su cotización el 14 de noviembre era de 14,56 euros por acción. La inversión perdió casi un 50% de su valor. Si Sacyr liquida las acciones de Repsol no le puede pagar el crédito al Banco de Santander ni a los restantes 20 bancos del sindicato. El Santander ya ha obligado en dos oportunidades a Sacyr Vallehermoso a aportar garantías suplementarias. Sacyr Vallehermoso aportó el 49% de las acciones de una sociedad en la que concentra el suelo sin urbanizar. Pero el valor de esos activos, a los precios actuales, no cubre su deuda. Sacyr Vallehermoso necesita desesperadamente oxígeno. Desde julio intenta vender, sin éxito, su compañía de infraestructuras Itinere al Citi.

Eskenazi

El negocio de Enrique Ezkenazi, uno de los banqueros amigos del gobierno kirchnerista, también se fue al garete.

Al igual que Sacyr Vallehermoso, Eskenazi también compró una participación del 15% en Repsol-YPF mediante una operación de endeudamiento: una parte con bancos norteamericanos, la otra con la propia Repsol. A los actuales precios del crudo, el valor de las acciones de Eskenazi en YPF no cubre el valor de las deudas contraídas para comprarlas. Ezkenazy, como Sacyr, tendrá que cubrir las garantías sobre las acciones devaluadas, o venderlas, en ambos casos, a pérdida.

En el primer caso, debería presentar nuevas garantías para cubrir la diferencia entre el valor actual de las acciones y los créditos tomados. Estas garantías deberán ser aportadas por otras empresas del grupo, como los bancos de Santa Cruz o el Nuevo Banco de Santa Fe. La caída del precio del petróleo se convierte así en una amenaza para los bancos de Eskenazi.
En el segundo caso, debería encontrar un comprador… que no aparece a la vista. Cuando se realizó la operación de venta, algunos rumores -desmentidos por Eskenazi- indicaban que el banquero compraba las acciones de Repsol-YPF para venderlas más adelante, embolsándose la diferencia (favorable) de su cotización. Los potenciales compradores iban desde PDVSA y Petrobras hasta Gazprom. Pero ocurre que, a los precios actuales del petróleo, los interesados en comprar las acciones de Eskenazi sólo aparecerían si las acciones fueran vendidas con un gran descuento; es decir, con fuertes pérdidas para Eskenazi. Como lo obtenido por la venta en estas condiciones tampoco alcanzaría para pagar las deudas contraídas para comprar las acciones, Eskenazi debería aportar fondos propios. Por otra vía, vuelve a aparecer un serio peligro para los bancos del grupo Eskenazi.

España

El 20% de Repsol-YPF está en manos de un grupo empresarial que se organizó sobre la base del endeudamiento barato comprando activos que ahora bajaron de precio, que está contra las cuerdas luchando contra su quiebra. Esto no es una excepción. Lo mismo le ocurre a Acciona, propietario del 25% de Endesa, o al ex-dueño de Unión-Fenosa (ACS) y actual dueño del 25% de Hochtief.

Como telón de fondo, unos bancos que, por falta de recursos disponibles en España, se han refinanciado en el exterior. España tiene una deuda externa del 160% de su producto interior bruto; de esa cifra, 790.000 millones de euros son deuda externa de la banca española. Su posición deudora neta es de 460.000 millones de euros; las fuentes externas de financiación se le han secado. El plan de financiamiento del gobierno español para la banca no es suficiente para sustituir ese flujo de capital. Buena parte de la industria de la construcción y el sector inmobiliario está al borde la quiebra o entró en cesación de pagos. Los consumidores, con enormes deudas hipotecarias, pierden sus empleos.

La naturaleza parasitaria del capitalismo español queda al desnudo en este pequeño incidente en torno a Repsol. Basta que un pequeño incidente se convierta en un ‘accidente’ para que se le caiga la estantería al gobierno del PSOE.