Rio Grande do Sul-Brasil: un decreto a la medida de las patronales y las iglesias

Templos e industrias pueden abrir en medio de la pandemia.

desde Rio Grande do Sul

El doble discurso del gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite (PSDB), se ve reflejado en el nuevo decreto para la región. Ante el recrudecimiento de la pandemia, dictaminó el cierre de comercios hasta el 15 de abril, pero dejó fuera de la norma a la industria, la construcción civil, los templos, loterías y bancos, en una clara movida en apoyo a las iglesias y al sector empresarial ligado a los juegos de azar.


Con la medida tomada, Leite se emparenta con las posturas de Bolsonaro que desestiman el nivel de gravedad de la pandemia y promueven seguir adelante con múltiples actividades que no son esenciales. Con esta flexibilidad, varios municipios han abierto sus negocios. Los lugares abiertos incluyen la industria de la construcción, donde sabemos el nivel de precarización que impera contra sus trabajadores.


El mayor problema es que los niveles de contagio van aumentar y no se sabe hasta dónde. Cabe recordar que el 26 de febrero fue decretada la pandemia en Brasil y recién el 10 de marzo el Estado de Rio Grande so Sul recibió los test. Aquella se propagó aquí mas rápido que en el mismo epicentro paulista, tomando en cuenta que mientras transcurrían 17 días del mes de marzo en el Sur la cantidad de casos sintomáticos era de 16,7 por 1 millón de habitantes y la paulista en todo el mes fue de 12,1 por 1 millón de habitantes. Esto quiere decir que el aislamiento es más que necesario para que no se propague aún más (Gaucha ZH, 30/3).


Desde la oposición, el PT y otras fuerzas afines han criticado las medidas del gobernador y han planteado también una serie de paliativos sociales (subsidios, atención a las comunidades indígenas, suspensión de tarifas hasta que pase la crisis, e inclusive la prohibición de despidos).


Pero el PT no expresa una oposición consecuente a las políticas de Bolsonaro y Leite. Viene aplicando las medidas de ajuste económico en los estados que gobierna, y la central sindical que orienta -la CUT- no impulsa ninguna medida de lucha por las reivindicaciones obreras frente a la crisis. 


Es necesario un plan ante la crisis, que parta del no pago de la deuda externa y el aumento del presupuesto para salud, e incluya la suspensión de todas las actividades no esenciales, la prohibición de despidos, la licencia sin afectar el salario, y la centralización de todo el sistema de salud.


Estos planteos deben ir unidos a la lucha política para echar a Bolsonaro y el ministro de Hacienda, Paulo Guedes.