Saludo del Partido de los Trabajadores (Uruguay) al 24° Congreso del Partido Obrero


Traemos el saludo del Partido de los Trabajadores al XXIV Congreso del Partido Obrero. Para los que seguimos de cerca la situación de la izquierda en Argentina, este congreso es una constatación del desarrollo y la lucha política que lleva adelante el PO. El Partido Obrero se ha transformado en una referencia política para un sector de los revolucionarios, tanto en Uruguay como en América Latina. Más allá de lo que podamos aportar en las comisiones en las que participamos, para nuestra delegación, asistir a este Congreso siempre es una escuela de debate y formación política.


 


Pretendemos profundizar y estrechar los vínculos entre nuestros partidos, vínculos históricos y muy cercanos, que en el último período dieron lugar, entre otras cosas, a la convocatoria conjunta de la Conferencia Latinoamericana, que se resolvió en el Congreso del año pasado. Las tesis que aprobamos en Montevideo han sido para nosotros una guía para la delimitación y la lucha política con toda la izquierda en nuestro país, que se referencia en el chavismo y es tributaria del nacionalismo burgués.


 


Nos detenemos un minuto en un episodio de la situación política uruguaya. Hace un mes, el gobierno aprobó un decreto que constituye un grave ataque al derecho a la protesta social y la lucha popular, habilitando la represión a los cortes de calles, rutas y caminos de forma inmediata y sin orden judicial. La referencia regional de este decreto es el “Protocolo” represivo aprobado por Macri, pero el del Frente Amplio tiene incluso aspectos más reaccionarios. Este decreto es un mensaje del gobierno hacia el gran capital de que, para viabilizar inversiones extranjeras como la de UPM, están dispuestos a ir a un ataque en regla a las conquistas sociales y sindicales de los trabajadores.


 


A las dos semanas de aprobado, se realizó una multitudinaria marcha en Montevideo. Esta marcha se concretó a pesar y en contra de la orientación de las direcciones oficialistas de la central sindical PIT-CNT y de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), que desde la primera hora se alinearon con el gobierno en defensa del decreto. Estamos frente a una nueva fisura en la capacidad de regimentación de las direcciones oficialistas.


 


Es una escena del proceso de transición política que atraviesa Uruguay. El elemento central es una tendencia a la irrupción popular. En este proceso se inscribe la marcha de 300.000 personas del 8 de marzo y la huelga docente del 2015, en el marco de la cual se ocuparon más de cien liceos y facultades y se movilizaron sesenta mil personas, derrotando la esencialidad impuesta por el gobierno.


 


Como respuesta a esta situación, el gobierno impulsa una avanzada regimentadora y represiva, a través de la cual prepara las condiciones políticas para avanzar en el ajuste y defender una reestructuración de las relaciones de explotación.


 


De esta manera, el Frente Amplio se candidatea para imponer la agenda del capital de ajuste y entrega nacional. La posibilidad de avanzar en esta política va a depender, en última instancia, de la capacidad del gobierno para imponer una derrota histórica al movimiento obrero.


 


En este sentido, en Uruguay el pasaje desde un gobierno de contención y colaboración de clases a un gobierno de ataque directo a las masas, se está procesando sin el desplazamiento político del Frente Amplio del gobierno. Venimos señalando que se está procesando una macrización del gobierno frenteamplista, que se manifiesta tanto en su realineamiento en política exterior como en la profundización de la orientación ajustadora. Esta política cada vez más antipopular viene conduciendo a una ruptura de las masas con el Frente Amplio, en un cuadro regional pautado por el derrumbe de los gobiernos nacionalistas y centro izquierdistas. Nuestro partido viene librando una batalla sistemática contra la tesis del gobierno en disputa, elaborada por los apologistas “izquierdistas” del gobierno, que busca confiscar las luchas populares y trasladarlas hacia una presión sobre el gobierno, con la esperanza de desplazarlo hacia la izquierda. Esta orientación pretende ocultar que el FA, lejos de estar en disputa, ha sido el instrumento para la penetración del capital financiero, la extranjerización de la economía a manos del gran capital y la profundización de la explotación a los trabajadores.


 


El Frente Amplio ha sido el instrumento de contención por excelencia en la historia de nuestro país. Ha monopolizado el concepto de izquierda: izquierda y Frente Amplio fueron sinónimos durante casi cuarenta años. Eso está cambiando. El Frente Amplio casi monopolizó, durante décadas, las direcciones de los sindicatos y centros de estudiantes. Eso está cambiando.


 


El agotamiento del Frente Amplio se procesa en un cuadro general de agotamiento de los instrumentos de contención política, de los que se valió la burguesía en la última etapa. En muchos casos fueron recursos históricos, fortalecidos e integrados al Estado a través de un proceso de años. El catalizador de este derrumbe y el organizador (y desorganizador) del cuadro político es, indudablemente, la bancarrota capitalista internacional, que antes de llevarse puestos a los gobiernos de la región, fue responsable del derrumbe de alrededor de treinta gobiernos en Europa y Medio Oriente.


 


Nuestro partido caracteriza que en Uruguay, esta etapa política se encuentra pautada por una transición desde el Frente Amplio al ascenso de la izquierda, en el marco de la tendencia a la bancarrota económica y a la disolución política.


 


En este cuadro, se procesa la emergencia de elementos centristas, que traducen la transición en términos democratizantes. El denominador común es que carecen de un planteo consecuente de transformación social revolucionaria y su adaptación democratizante, que los lleva a postularse como el ala izquierda del régimen. La orientación centrista del PTS, que se ha discutido largamente en el Congreso debido a la lucha política que está planteada en el interior del FIT, es parte de un fenómeno más general de la izquierda en la transición política en curso. En Uruguay, estos elementos centristas son, principalmente, escisiones del propio Frente Amplio, principalmente del Partido Comunista y de sus satélites. En todos los casos, estas organizaciones constituyen obstáculos para la construcción de partidos revolucionarios que luchen por el poder de los trabajadores.


 


Nuestra tarea central es transformar al Partido de los Trabajadores en una alternativa política en todos los terrenos, disputando en el escenario nacional, la salida a la crisis económica y al impasse del régimen político.


 


En este marco, estamos dando una lucha teórica para rescatar activamente la herencia de la Revolución Rusa, y disputar esta herencia con la izquierda democratizante y la izquierda estalinista. El legado de la revolución de octubre es el combate por la construcción de partidos revolucionarios, la delimitación tajante del centrismo, la lucha por la dictadura del proletariado y la expropiación del capital.


 


Esa lucha, es una lucha de carácter internacional, que tomará forma en la construcción de un partido mundial del proletariado para separar a los explotados de sus explotadores, su ideología y sus partidos en la lucha por el poder político de los trabajadores.


 


¡Viva la lucha internacional de los explotados!


 


¡Viva el Partido Obrero!


 


¡Viva la Cuarta Internacional!