Se agrava la lucha de clases

Los trabajadores de Hyundai, rechazaron por una abrumadora mayoría, el acuerdo firmado por su sindicato, por el cual levantó la ocupación de la planta por parte de cinco mil obreros, con sus mujeres e hijos.


El acuerdo establecía 300 despidos y 1.300 suspensiones sin goce de sueldo por 18 meses, en lugar de los 1.600 despidos que pretendía la patronal.


La propia Hyundai y la cámara patronal coreana criticaron este acuerdo en muy duros términos porque quieren tener las manos libres para despedir a decenas de miles de trabajadores. Ahora son los obreros de la Hyundai los que lo rechazan: para los obreros de la Hyundai la crisis deben pagarla los capitalistas que la provocaron.


Pero al mismo tiempo que la dirección sindical firmaba el acuerdo con Hyundai, se aceleraban violentamente los despidos en otras grandes plantas, agravando la desocupación que ya se ha quintuplicado desde el inicio de la crisis. Así, en los primeros días de setiembre, la policía desalojó violentamente a los obreros del pulpo Mando, el mayor fabricante de autopartes de Corea, el 80% de cuya producción se destina a la Hyundai.


Los obreros de la empresa Mando mantuvieron ocupadas durante 18 días las siete plantas de la empresa para impedir 1.100 despidos, el 25% de la dotación. La policía dominó rápidamente a los trabajadores de las cinco plantas más pequeñas, pero en las dos mayores se produjo una verdadera batalla campal que duró varias horas, con cientos de heridos (por ambas partes) y detenidos.


La importante decisión de rechazo de los obreros de Hyundai se inscribe en esta situación de agravamiento de la crisis y de la lucha de clases