Se fundó el Partido Comunista de los Trabajadores


Pasó un año y medio. El gobierno Prodi tomó una continua serie de medidas antipopulares y votó mantener las tropas imperialistas italianas en Afganistán y luego enviarlas al Líbano. Otros grupos "de izquierda" dentro del gubernamental Partido de la Refundación Comunista, incluyendo "Sinistra Critica" (Izquierda Crítica), que es animada por la sección italiana del Secretariado Unificado, continuaron durante un año y medio dando un voto de confianza al gobierno imperialista y anti-obrero. Sólo recientemente, en la última parte de 2007, después de que el creciente aislamiento político del gobierno respecto de las masas se hiciera obvio, a partir de las manifestaciones contra la guerra de junio de 2007, "Sinistra Critica" tomó sus distancias organizativas respecto de Refundación, rompiendo finalmente con ella, pero no para iniciar un nuevo partido sino un tipo de amplio movimiento social con los activistas "no globales" y otros.


Durante el mismo período el "movimiento constitutivo por un PCL" desarrolló su campaña en la clase obrera, en las manifestaciones populares y en un pequeño número de elecciones locales donde presentó sus propias listas independientes (obteniendo alrededor del 1 por ciento de los votos), por un reagrupamiento de la vanguardia obrera, con un constante aunque lento proceso de reclutamiento, sin dejar de sufrir una serie de turbulencias internas y rupturas en sus esfuerzos.


Hecho político


El congreso fundacional del PCL en Rimini, en enero de 2008, se transformó indiscutiblemente en un hecho político. Tanto amigos como adversarios, sectores de la vanguardia obrera y partidos políticos antagónicos, expresaron, de una u otra manera, positiva o negativa, su interés. Los principales periódicos y canales de televisión cubrieron el evento reproduciendo partes del informe central ofrecido por el vocero del PCL, Marco Ferrando, que es conocido en todo el país. Se puso énfasis en el principal objetivo del nuevo partido: convertirse en "la izquierda de la oposición" al gobierno Prodi y una "alternativa tanto al centroizquierda como a la centroderecha", proponiendo un programa de reorganización de la sociedad sobre líneas socialistas, bajo un gobierno obrero.


Según Liberazione del 5 de enero, el nuevo partido afirmó tener, al momento de su fundación, 2.000 miembros afiliados divididos en 59 secciones regionales y otros 19 núcleos en otras provincias. El mismo periódico hizo hincapié en la baja proporción de jóvenes y mujeres entre la militancia y los delegados, pero nadie pudo negar la fuerte composición obrera y popular del congreso y la presencia de destacados líderes sindicales de fábricas como Fiat y Pirelli.


La composición política de los delegados manifestó, en cierta medida, la convergencia de militantes provenientes de diferentes orígenes políticos en la izquierda italiana: mientras que la gran mayoría venía del movimiento trotskista, había delegados provenientes de las tradiciones del PCI (Partido Comunista Italiano), PDUP (Partido Democrático de Unidad Proletaria) y Democrazia Proletaria. Había incluso unos pocos seguidores de Bordiga y algunos partidarios de Chávez y Fidel Castro, que reclamaron al PCL (en contra de la posición de la amplia mayoría) establecer contactos con "las direcciones de los movimientos revolucionarios en América Latina, como el Partido Comunista de Cuba, el chavista PSUV y el MAS de Bolivia"... No faltaron tampoco observaciones críticas al Partido Obrero relacionadas con los resultados negativos de las últimas elecciones, que fueron respondidas tanto por la presidencia del congreso como por los camaradas internacionales que estaban presentes. (Estas críticas eran, en cierta medida, un eco de las posturas que pueden encontrarse en artículos de la "Tendencia Marxista Internacional" de Alan Woods, de "Imprecor", órgano del Secretariado Unificado y del periódico italiano "Il Manifesto").


A pesar de su heterogeneidad, el congreso votó casi en forma unánime unirse a la CRCI y hacer del PCL su sección italiana.


Sin embargo, hay problemas reales en la orientación internacional del PCL, que se manifestaron durante la presentación y discusión del Documento Internacional presentado en el congreso fundacional. Hay una diferencia fundamental con las perspectivas y análisis mundiales de la mayoría central de la CRCI, que son criticadas por los dirigentes italianos como "catastrofistas", aunque las conclusiones políticas y el programa que se derivan de ellas son aceptadas. Mientras que la crisis capitalista mundial es reconocida, su perspectiva fundamental es que la restauración capitalista, particularmente en China, ha permitido un reequilibrio del capitalismo mundial poniendo fin a la prolongada "tendencia al estancamiento" de 1975/1992 que siguió al gran boom de posguerra. Fue un tanto bizarro el hecho de que durante toda la presentación no se hiciera ninguna mención ni se dijera una sola palabra sobre la "crisis del mercado de hipotecas sub-prime", aunque durante los mismos días del congreso la crisis financiera internacional hizo caer a los mercados bursátiles en todo el mundo y los líderes del capitalismo de Estados Unidos tuvieron que admitir que se viene una recesión, si es que no ha llegado ya - desde diciembre de 2007 de acuerdo con Merrill Lynch...


Discusión internacional


Savas Michael-Matsas, secretario del EEK y miembro del Secretariado Internacional de la CRCI, intervino en la discusión internacional criticando con severidad los puntos principales del documento internacional. Su intervención resumió una detallada crítica escrita del documento internacional del PCL, que los camaradas italianos han prometido traducir y distribuir para su discusión entre la militancia. (La declaración del SI de junio de 2007 "De un mundo convulsionado a la revolución mundial" fue traducida justo antes del congreso de Rimini, mientras que el otro documento del SI sobre las recientes agresiones del ejército turco contra los kurdos en Irak aún no fue traducido.) En su respuesta durante la discusión, el camarada Franco Grisolia puso más énfasis en los acuerdos políticos con la CRCI que en las diferencias de análisis, que tendrán que ser discutidas en el proceso hacia el próximo Congreso Mundial de la CRCI.


En la discusión internacional participaron también camaradas de otros países presentes en el congreso. Peter Johnson, de "Refundación y Revolución" de Estados Unidos, repitió las críticas al llamado "catastrofismo" de la CRCI planteando que las mismas "expectativas de un colapso financiero" fueron expresadas por el EEK y el PO tanto hace diez años, luego de la crisis asiática, como ahora, luego de la crisis de la deuda mundial, pero "ningún colapso ocurrió entonces ni ocurrirá ahora". Marcelo N., miembro de la LCR, que estaba presente a título personal, defendió la postura de la CRCI sobre la crisis y sobre Chávez y habló de la situación en Francia y la iniciativa tomada por la LCR por un nuevo "Partido de Trabajadores".


Tal como había enfatizado la intervención del dirigente del EEK, en el inicio de su intervención, la fundación de un nuevo partido revolucionario de vanguardia en Italia debe contrastarse con el ya consumado fracaso de los llamados "partidos anticapitalistas de masas" reformistas, como el Partido Socialista Escocés, que había colapsado sobre una base ridículamente escandalosa, o la coalición británica "Respect", que acaba de fracasar también, en noviembre de 2007, luego de la ruptura con el SWP cliffista. El camino hacia un nuevo partido de trabajadores en Francia, tal como fue propuesto por una nueva mayoría en su documento (firmado también por Besancenot) para el próximo congreso de la LCR de fines de enero de 2008, no es muy diferente: es una "propuesta de unidad entre anticapitalistas [no revolucionarios] y revolucionarios", sobre la base de un programa de "redistribución justa de la riqueza social", sin la ruptura con el aparato del Estado burgués existente y la expropiación revolucionaria del capital. La referencia histórica al trotskismo, así como el vínculo de la LCR con el "Secretariado Unificado de la IV Internacional", se romperán, permitiendo sólo la "afiliación personal a diferentes organizaciones internacionales" (por ejemplo el SU o la IST de Cliff, o, en mucha menor escala, la LIT, que ya tiene miembros dentro de la LCR).


El recientemente fundado PCL sigue indudablemente un camino opuesto: incluye en su identidad la tradición trotskista y llama a luchar por la refundación de la IV Internacional en la línea general de la CRCI. Pero tiene que resolver un problema político dual que se manifestó desde su concepción: una constante subestimación de la crisis capitalista mundial y una sobreestimación de la velocidad de reagrupamiento de la propia vanguardia obrera italiana. Una concepción lineal veía el reagrupamiento como algo a realizarse inmediatamente, o al menos rápidamente, después de que Refundación se uniera al gobierno de centroizquierda dejando un vacío a su izquierda a ser llenado por un nuevo partido, el PCL.


La fuerza impulsora para un nuevo partido revolucionario no es esencialmente la existencia de un vacío político inerte a ser ocupado, sino la lucha viva de la clase obrera, no meramente ocupando sino creando su propio espacio si es necesario. Es la necesidad objetiva que esa lucha concreta tiene de un nuevo instrumento para luchar por el poder. A pesar de la desilusión de las masas populares con el gobierno de Prodi y la liquidación por derecha de la "vieja" izquierda ex-stalinista, y a pesar de la militancia incansable de la clase obrera y el descontento de los oprimidos (la rebelión de Nápoles, durante los días - ¡y noches!- del congreso de Rimini, causada por el problema social del dramático deterioro de la condiciones de vida urbanas con la acumulación de basura no recogida es un ejemplo de esto) persiste aún la confusión. La peor (e inútil) manera de luchar por superarla es culpar de ello... ¡al colapso del stalinismo y la restauración capitalista en China!


El congreso fundacional del PCL es un nuevo elemento en una situación explosiva que está en desarrollo no sólo en Italia sino en toda Europa. Los conflictos sociales en Francia, en Alemania, en Grecia, etc., lo demuestran. Una huelga general por salarios está en preparación en Italia. Se requiere con urgencia una intervención revolucionaria conciente en esos desarrollos por parte de la CRCI y todas sus secciones internacionalmente. El problema se planteó y sólo pudo plantearse en Rimini. La solución está en la continua lucha por la refundación de la IV Internacional en Europa, en América Latina, en Medio Oriente, en Rusia, en todo el mundo.