Se monta una "Alianza" en Brasil

No existe acuerdo, en la gran prensa brasileña, acerca del balance de las elecciones municipales del 1° de octubre, salvo que se habría votado "contra la corrupción". Con 71 millones de electores en más de 5.000 municipios, las cifras se prestan para todo tipo de manipulaciones. La verdad, sin embargo, es que el único "corrupto" que perdió fue el PPB de Paulo Maluf, en San Pablo; otros notorios "corruptos", algunos ya condenados por narcotráfico, consiguieron ser reelectos en los estados nordestinos.


El balance, sin embargo, es claro. Retrocedió la coalición derechista de Fernando Henrique Cardoso (FHC), principalmente su propio partido (PSDB), en tanto que el Partido de los Trabajadores (PT) más que duplicó sus votos en relación a las municipales de 1996 (más de 14%, contra 7%, en un electorado que creció 9 millones). Este crecimiento es más evidente en las capitales: sacó una ventaja decisiva en San Pablo; conquistó tres de las siete intendencias del ABC paulista (y está en el segundo turno como favorito en otras dos); consiguió forzar el segundo turno en Recife (las encuestas daban al candidato del PFL, Roberto Magalhães, como electo en el primer turno); aumentó de uno a cinco sus intendentes en el interior paulista; pasó de 109 a 173 intendentes electos en todo Brasil, con una veintena en el segundo turno (aun así, lejos de los 300 electos que Lula prometió antes de las elecciones).


El PT realizó más alianzas hacia la derecha que en cualquier elección anterior, incluso con los partidos gubernamentales. Su progreso no se debió a eso: avanzó, justamente, donde presentó sus propios candidatos. En Rio de Janeiro, su "carismática" candidata, la vice-gobernadora negra Benedita da Silva, quedó fuera del segundo turno debido a la crisis del PT, originada en la coalición del partido con el derechista PDT en el gobierno estadual. En Porto Alegre, ciudad donde gobierna hace más de una década el PT, éste se vio obligado a ir a segundo turno (las encuestas ya lo daban victorioso en el primero) después de que su gobierno estadual reprimiera con fuerzas policiales la ocupación de predios públicos por los campesinos sin tierra (lo que obligó a la apertura de una investigación en el propio PT).


Otro elemento que apunta a una gran coalición de centroizquierda para las pr esidenciales del 2002 fue el crecimento de los ex-stalinistas del PPS, que pasaron de 33 a 164 intendentes (de 500 mil a tres millones y medio de votos). Su protocandidato a presidente, Ciro Gomes, sin embargo, sufrió una derrota en su bastión de Fortaleza (Ceará) donde su (ex) mujer no consiguió llegar al segundo turno. En la coalición gobernamental sólo salió fortalecida su ala derecha (PFL), cuyo jefe, Antonio Carlos Magalhães (ACM), logró para su candidato el 54% de los votos en Salvador (Bahia), contra poco más de 35% para el PT.


Entre las candidaturas clasistas, el Pstu (LIT) se presentó en 90 ciudades, con resultados por debajo (a veces muy abajo) de lo esperado. Cyro Garcia obtuvo 0,3% en Rio de Janeiro (encuestas previas le atribuían 2%); en San Pablo, el Pstu obtuvo 0,1%. Su candidato a la cámara en Rio, el conocido ex presidente de la UNE (central estudiantil) Linbergh Farias, obtuvo 44 mil votos, pero no fue elegido debido al insuficiente número de votos de la sigla. El Pstu consiguió 3 consejeros municipales en todo el país, incluyendo al candidato más votado *de todos los partidos* de Goiânia (capital de Goiás), pero éste pertenece a una fracción que ya rompió con el Pstu *sólo usó su sigla electoral* y actúa de modo independiente como MLS (Movimiento de Lucha Socialista). El PCO (Partido Causa Operaria), de la IV Internacional, se presentó en un importante número de ciudades y obtuvo más de 2% de los votos para intendente en Joao Pessoa (capital de Paraiba), dejando atrás al Pstu. Sacó el 0,5% en Feira de Santana y el 0,3% en Salvador (Bahia), marcando una presencia nacional.


El PT realiza una política cada vez más derechista: ha pedido, en San Pablo, el apoyo de Romeu Tuma, candidato por el derechista PFL, y reconocido sobre todo como ex represor y torturador de la dictadura militar (el presidente del PT paulistano, el bancario Ricardo Berzoini, declaró que "el PT no juzga cuestiones morales", esto significa que, en adelante, habrá que preocuparse por la moral del PT). El hombre de esta derecha, Magalhães, reclamó una reforma ministerial al día siguiente de las elecciones, aduciendo la derrota gubernamental. El desplazamiento hacia la izquierda del electorado, con todas sus limitaciones, traduce la creciente radicalización política del campesinado, la juventud y la clase obrera del gigante de América del Sur.