¿Se viene otro invierno “caliente”?

Luego de las grandes luchas protagonizadas el mes pasado por los docentes y estudiantes secundarios contra la decisión gubernamental de reducir el presupuesto educativo, la atención pública ha sido acaparada repentinamente por los trabajadores ferroviarios.


El lunes 23, los ferroviarios de Francia, en coordinación con Bélgica, Portugal, España, Grecia y Luxemburgo, llevaron a cabo “una gran huelga‘continental’, una de las primeras que involucró a un sector industrial entero” (International Herald Tribune, 24/11).


El paro que afectó a “centenares de miles de usuarios” fue convocado contra “el deterioro del clima social y la amenaza a los puestos de trabajo”que entraña la privatización parcial del servicio estatal de carga anunciada por la comisión que administra la red europea de trenes.


Aunque dispar en España y Portugal, la huelga tuvo un alcance importante en Bélgica, Luxemburgo y Grecia y, sobre todo, en Francia, donde fueron paralizadas las dos terceras partes del servicio.


La aparición en la escena de los ferroviarios ha llevado a varios observadores a advertir sobre lo que podría ser una reedición del “invierno del descontento”de 1995, cuando la paralización de la red nacional de trenes desencadenó una impresionante ola de huelgas y movilizaciones que envolvió a los estatales, al subte, a los choferes de colectivos y taxis de París, a los docentes y a los estudiantes, asestando un golpe mortal al gobierno derechista de Chirac-Juppé.


Claro que, a diferencia de entonces, no es la derecha quien está detrás del ataque a las conquistas obreras y populares sino la “izquierda plural” del PS-PC y, por lo tanto, una confrontación más vasta entre los trabajadores socialistas y comunistas y “su” gobierno, plantearía consecuencias dificiles de prever.