Seguidilla de huelgas contra la “flexibilidad” en la GM

Veinte mil trabajadores de la General Motors y varias de sus plantas de montaje se encuentran paralizados como consecuencia de una huelga en una de las fábricas de autopartes del pulpo. Los huelguistas reclaman la incorporación de más personal porque, simplemente, no soportan las condiciones de superexplotación que les ha impuesto la empresa.


Hace tres años, cuando la General Motors registró cifras históricas de pérdidas, la patronal lanzó un plan de “racionalización” que incluía el cierre de plantas, el despido de miles de trabajadores y la “flexibilización” de los “sobrevivientes”. Los efectos de esa “flexibilización” se están haciendo sentir ahora: las jornadas se han alargado hasta las doce horas diarias y se trabajan seis días a la semana. Los ritmos de producción aumentaron un promedio del 20%. Como consecuencia de esta masacre laboral, la “productividad” de cada obrero se ha más que duplicado en el curso de apenas tres años.


Las consecuencias de la “flexibilización” sobre la salud de los trabajadores son, simplemente, demoledoras: en el mes de noviembre pasado, sobre 12.000 trabajadores de un conjunto de plantas de la GM en todos los Estados Unidos, había más de 1.000 con liciencias por distintas enfermedades laborales.


La huelga actual en GM no es, sin embargo, apenas una huelga en una planta aislada. Se trata de  la séptima huelga que han lanzado los trabajadores de las distintas plantas y complejos productivos para derrotar las normas de “flexibilidad”, algunas de las cuales han culminado en victoria para los obreros. Nos encontramos en presencia de una dura y prolongada  batalla de los trabajadores norteamericanos contra la “flexibilidad” y la superexplotación.