Siria: Al Assad, acorralado por la revolución árabe

Entre la movilización de masas y las maniobras del imperialismo

El derrumbe del régimen de Muammar Gaddafi en Libia funcionó como un ‘aliciente’ contradictorio en Siria, ya que, además de inspirar entusiasmo en el movimiento popular, alentó al imperialismo en su propósito de controlar una salida política. El ascenso de las masas prosigue, a pesar de la brutal represión del régimen -que dejó más de 2 mil víctimas contabilizadas y decenas de miles de heridos y mutilados.

En los días en que los rebeldes libios ingresaban en Trípoli, Siria era nuevamente atravesada por una enorme movilización, en particular de la juventud, que vivaba la caída de Gaddafi y reclamaba lo propio para la camarilla criminal de los Al Assad.

Comités, oposición y Ejército

Los ‘comités de coordinación local’, encargados de organizar y llevar adelante las manifestaciones durante los últimos meses, cuentan con características heterogéneas: participan desde sindicatos hasta personas sin ninguna experiencia política previa, pasando por activistas con viejas tradiciones políticas. Con el crecer de las movilizaciones, los comités han extendido su capacidad de organización y coordinación, lo que se manifestó en la numerosa cantidad de ciudades que toman parte en el levantamiento (de acuerdo con diversos medios, entre 200 y 300). Los comités se diferencian radicalmente, por otra parte, de la ‘oposición’ oficial patrocinada por el imperialismo yanqui y europeo, que en un principio buscó una vía de negociación con Al Assad y recientemente anunció la conformación de un Consejo Nacional de Transición (CNT), emulando a su homólogo libio. El mismo está conformado por una mayoría de dirigentes opositores que residen en Europa sin una base social real. Sin embargo, el imperialismo apuesta a ocupar, con esta maniobra, el vacío de dirección nacional que aún existe entre los comités locales. Aún subsisten grandes diferencias en la orientación, lo cual obstaculiza el derrocamiento del régimen.

Algunos de los comités han comenzado a armarse para enfrentar la violenta represión del gobierno. Principalmente, se han nutrido de las unidades que empiezan a desertar del ejército oficial. Durante el último fin de semana se registraron enfrentamientos entre fuerzas leales al régimen y fracciones del ejército que desertaron, luego de su negativa a disparar contra la población en los suburbios de Damasco. Después del avance rebelde en Libia, se ha acelerado la descomposición y quiebre al interior de las fuerzas armadas sirias. “Se trata de las primeras deserciones cerca de la capital, donde se localiza el núcleo duro de las fuerzas de Al-Assad” (La Nación, 29/8).

Hillary Clinton y la Liga Arabe

El desarrollo de la revolución siria obligó al imperialismo a modificar su posición inicial. El entrelazamiento de los intereses de las metrópolis con Damasco, fundamentalmente en el campo de la explotación petrolera, generó la esperanza en la oposición patronal y el imperialismo de que Al Assad procediera a una reforma política, y a la realización de elecciones el año próximo. Luego del giro de la situación en Libia y la presión popular frente a la brutal represión de Al Assad, la jefa del Departamento de Estado yanqui, Hillary Clinton, aseguró que el régimen había perdido ‘legitimidad’. Asimismo, se resolvieron las primeras sanciones económicas contra el gobierno de Al Assad, con la única oposición de Rusia. En este cuadro se enmarca la conformación de un CNT sirio.

A la condena del imperialismo se sumó la de la Liga Arabe, que se reunió en El Cairo. El organismo condenó la represión en Siria y resolvió enviar a su secretario general, Nabil al-Arabi, para persuadir a Al Assad a abrir una etapa de diálogo.El gobierno sirio se encuentra arrinconado. La mayoría de la prensa internacional da por descontado que será el próximo dictador en caer. Sin embargo, el derrocamiento de la camarilla de Al Assad sobre la base de una insurrección popular implicaría un cuadro absolutamente distinto a un reemplazo digitado por el imperialismo, que aún no cuenta con un recambio de confianza -y asestaría un golpe monumental a sus planes.