Siria: El levantamiento popular llega a Damasco

Las últimas novedades en Siria relatan la multiplicación de los enfrentamientos armados en la capital del país, Damasco, que hasta el momento era presentada como uno de los principales pilares de apoyo para el régimen. Los largos combates en los barrios del principal centro urbano del país -donde se concentra la mayoría de la población y de la economía- indican que, a pesar de haber logrado mantener cohesionado en gran medida el aparato represivo y de las brutales matanzas, el régimen de Al Assad comienza a sufrir retrocesos serios en materia militar ante una multiplicidad de grupos armados altamente heterogéneos. Es un secreto a voces, sin embargo, que Arabia Saudita, Qatar e Israel proveen de armas a los insurgentes. Restaría saber si esas armas provienen también de la CIA, como se ha dejado trascender en la prensa internacional. La conclusión es que la reacción regional y el imperialismo procuran, como ocurrió en Libia, copar políticamente la dirección de una insurgencia de masas.


Negociaciones


El aumento de los enfrentamientos en el país va acompañado por la intensificación de las maniobras en el exterior, para arbitrar una salida al conflicto ante un desenlace que parece aproximarse. La “misión de la ONU” resulta a esta altura una verdadera ficción, que busca otorgar un salvoconducto a los personeros del régimen. El Consejo Nacional Sirio -la plataforma en el extranjero orientada por la Hermandad Musulmana y principal defensora de una intervención de la OTAN en el país- se reunió nada menos que con el canciller ruso, Serguei Lavrov, el principal defensor del régimen sirio. La reunión de Moscú demuestra que el agotamiento del régimen comienza a ser un hecho reconocido por todos. Durante el encuentro, el representante de Putin remarcó que su principal objetivo es evitar una “nueva Libia”; o sea que reclama garantías de que no será desalojada de su zona de influencia.


Salidas


La determinación de las características del desenlace tiene lugar cuando, de acuerdo con algunos observadores, el protagonismo conquistado por los Comités Locales de Coordinación durante la primera parte del levantamiento popular -que implicaba el desarrollo de un movimiento de masas en las provincias y que llegó a tener una expresión huelguística parcial- fue desplazado por la acción de los grupos armados, solventados por los gobiernos proimperialistas de la región. Es una caracterización cuestionable, porque sería difícil que la sola acción de los grupos armados fuera suficiente para llevar la lucha hasta Damasco. Lo que esta controversia pone en evidencia es que hay una lucha muy fuerte por la dirección política del levantamiento; los socialistas debemos pelear por esta dirección, defendiendo en primer lugar la rebelión de las masas contra las masacres del régimen. Son estas masacres las que permiten al imperialismo revestir su intervención con eslóganes democratizantes.


Abajo el régimen de Al Assad; solidaridad internacional con el pueblo sirio; fuera el imperialismo y el sionismo de Medio Oriente; por un gobierno de los explotados.