Sus fieles en el prostíbulo

El Papa en Sidney

Los 100.000 jóvenes católicos llegados a Sydney para acompañar la visita de Benedicto XVI, pletóricos de espiritualidad, han desbordado los prostíbulos de la capital australiana, que literalmente no dan abasto para atender una demanda tan selecta.

Los dueños del negocio lo veían venir: “La industria del sexo local ya lo había previsto. Hace dos semanas, Robbie Swan, portavoz de la asociación Eros… profetizó: ‘Esperamos una clientela masiva durante el evento católico'”. El tal Robbie conoce su mercado, tanto que se permitió añadir: “Nuestro negocio es la fruta prohibida” (Crítica, 19/7).

Así, a pesar de haber reforzado sus servicios tanto como pudo, el lujoso burdel Xclusive, de Sydney, no pudo atender a todos los fieles que, entre plegaria y plegaria, se llegaron hasta él para saborear los frutos de Robbie.

Por su parte, su santidad criticó a quienes “abogan por una aproximación permisiva al sexo, sin considerar el respeto por los valores morales” (ídem anterior), aunque no se supo bien si se refería a sus súbditos que retozaban en Xclusive o a los curas pedófilos.