Túnez: protestas en la cuna de la primavera arabe

A mediados de enero, importantes movilizaciones populares sacudieron a la cuna de la Primavera Arabe. Las protestas tuvieron como eje el problema del desempleo y el nepotismo en la asignación de los cargos públicos


A mediados de enero, importantes movilizaciones populares sacudieron a la cuna de la Primavera Arabe. Las protestas tuvieron como eje el problema del desempleo y el nepotismo en la asignación de los cargos públicos. Iniciadas en el centro del país, se expandieron rápidamente al resto del territorio, incluyendo la capital. El desempleo en Túnez es del 15%, pero se eleva a más del 30% en las regiones más pobres y asciende al 50% en la juventud universitaria. El gobierno dictó el toque de queda y la represión contra los manifestantes dejó centenares de heridos y detenidos. “Cayó Ben Ali, pero el sistema corrupto que creó continúa vigente”, según un manifestante (La Nación, 22/1). Las protestas se detuvieron al cabo de una semana, pero el gobierno no ha podido ofrecer ninguna salida fuera de la represión. Otro dato importante han sido las huelgas de trabajadores de fosfatos en 2015.


 


Detener la Primavera


 


El gobierno tunecino se encuentra en manos de una coalición entre los islamistas ‘moderados’ del Partido del Renacimiento (Ennahda) y la derecha laica de La Llamada de Túnez (Nidaa Tounes), coalición que lleva adelante los planes del FMI. Por contraste con la guerra civil siria, la desintegración libia y la dictadura egipcia, Túnez suele ser presentado como el modelo exitoso de estabilidad política y de “transición democrática” entre los países sacudidos por la Primavera Arabe. Pero lo cierto es que muchos de los funcionarios del depuesto régimen del dictador Ben Ali se han reciclado en el gobierno (empezando por el actual presidente, Beji Caid Essebi), se apela sistemáticamente al estado de urgencia y el país se ha transformado en aliado extra-Otan. La homosexualidad es delito y su práctica es condenada con cárcel efectiva.


 


Lo que en realidad saluda el imperialismo es la reversión de la Primavera Arabe. En dicha reversión, el papel de la burocracia sindical ha sido inestimable: la Unión General Tunecina de Trabajadores (UGTT) impulsó en 2013 un Cuarteto para el Diálogo con la cámara patronal Utica y otras dos organizaciones, que “rescató el proceso de transición cuando se encontraba en el momento más crítico” (ídem, 10/10/15). En aquel momento, una serie de asesinatos políticos (entre ellos, dos dirigentes del Frente Popular), presumiblemente a manos del gobierno islamista de Ennahda, habían desencadenado movilizaciones excepcionalmente multitudinarias. El “diálogo nacional” apuntó a ahogar la rebelión popular. Por los servicios prestados, la conducción de la UGTT y el resto del cuarteto fueron reconocidos el año pasado con el premio Nobel de la Paz.


 


Izquierda e islamismo


 


Para retomar el hilo de la Primavera, es preciso una fuerza claramente delimitada de las organizaciones que sostienen el régimen político. En cambio, el Frente Popular, un heterogéneo conglomerado de fuerzas nacionalistas y de izquierda (que incluye grupos trotskistas y maoístas), dirigido por el estalinista Partido de los Trabajadores (ex Partido Comunista de los Obreros de Túnez), que coronó una bancada de quince diputados en las elecciones legislativas de 2013 y se ubicó como tercera fuerza nacional, se mostró proclive a la colaboración política con la derechista Nidaa Tounes en nombre de la lucha contra el “enemigo principal”: los islamistas de Ennahda. Esta orientación quedó finalmente pedaleando en el vacío, porque Nidaa Tounes y Ennahda formaron un gobierno de unidad nacional.


 


Para algunos analistas, el malestar popular es capitalizado en parte por el ‘yihadismo’. Según el profesor Jaume Giné, lo que hace la presente situación económica “es alimentar la desesperación de los jóvenes y la radicalización islámica” (El País, 9/1). Túnez es el país que más combatientes ha aportado (6000) a las organizaciones ‘yihadistas’ de Siria e Irak. Grupos como Ansar al-Sharia (ilegalizado en 2013) parecen haber logrado cierto desarrollo explotando la impopularidad del régimen político y hasta intentaron formar una central sindical paralela a la UGTT.


 


Como en el resto de los países involucrados, la Primavera ha sufrido un importante revés también en Túnez. Las recientes protestas, sin embargo, son un síntoma de que la crisis capitalista que engendró la rebelión no ha sido superada. El problema consiste en forjar una dirección capaz de orientar a las masas hacia la victoria.