Internacionales
1/3/2025
Ucrania humillada por Zelensky y Trump
La autodeterminación nacional y la subordinación al imperialismo son mutuamente excluyentes.

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Zelensky, Trump y Vance
Antes de dar por terminada la emboscada a Zelensky en el Salón Oval, que ya ha sido desmenuzada extensamente por el periodismo internacional, Donald Trump soltó “bueno, por lo menos esto ha dado un gran momento televisivo”.
Es que el rechazo televisado de Zelensky a la propuesta de que agradezca la gestión norteamericana que por otra parte estaba dispuesto a firmar es un gesto de impotencia completa, cuya difusión global probablemente haya sido el resultado buscado.
Repasemos. Zelensky no objetó los términos de la división de Ucrania, sino que exige la confirmación de que Estados Unidos establezca una presencia militar permanente junto a las potencias europeas como condición de seguridad a futuro.
Zelensky también avanzó en aceptar el precio reclamado por Trump, la apropiación de parte de Estados Unidos de una parte significativa de los recursos minerales de Ucrania. El borrador que quedó sin firmar luego de los choques televisados entre Zelensky y el tándem presidencial de Trump y Vance había disfrazado un poco el saqueo con la conformación de un fondo que pagaría a Estados Unidos con la explotación de los minerales por su ayuda pasada y futura. Trump, de todas maneras, no disimuló sino que reforzó durante el encuentro con los periodistas la idea de conquistar un recurso que Estados Unidos necesita para su desarrollo tecnológico y militar presionando a un gobierno que está al borde de la disolución nacional en la mesa de negociación. La demagogia repugnante de Trump que se pretende candidatear como premio Nobel de la Paz no esconde el carácter de rapiña imperial con el que interviene en esta negociación que se condice con los planteos anexionistas y coloniales que ha desplegado en pocas semanas sobre Gaza, Canadá, Panamá y Groenlandia. Estos no han sido discursos vacíos para negociar, son la retórica militarista y expansionista de quien quiere imponer un proyecto fascista en la principal potencia mundial. La política de usar la negociación de Ucrania para anexarse los principales yacimientos minerales son una muestra clara de que va en serio.
El desplante de Zelensky, frente al operativo de humillación, es vendido por algunos políticos o comentaristas simpatizantes del imperialismo europeo como un acto de dignidad. Sin embargo no lleva a ningún lado. Trump tiene razón cuando dice que su frente militar está cerca del colapso y que sin su apoyo militar y económico, colapsaría instantáneamente. Zelensky reclama la presencia militar de quien quiere llegar a un acuerdo por separado con el país que lo invade y que solo plantea objetivos de saquear sus recursos naturales. Pretende condicionar la negociación de paz desde el reclamo de que peleen la guerra con los recursos de una potencia que prefiere su desmembramiento. Su punto de partida ya es la humillación, lo cual, claro, facilita que tampoco se la hagan fácil y continúen desangrándolo.
Por eso en los mensajes posteriores a la reunión, luego de que Zelensky fuera echado de la Casa Blanca sin avanzar con la firma del documento ni la comida prevista, el mensaje de Trump invalidaba a Zelensky como interlocutor en las negociaciones de paz, mientras el de Zelensky daba un agradecimiento protocolar a Trump y reafirmaba querer negociar la paz. Luego de su rabieta, levantó una bandera blanca.
¿Zelensky KO?
Es que el resultado inmediato de la humillación de Trump es la idea, planteada por diversos miembros del parlamento ucraniano, de acelerar un recambio de mando en el gobierno ucraniano que pueda facilitar el avance de las negociaciones. Ya la semana pasada Zelensky había dicho públicamente que si su continuidad era el obstáculo a negociaciones que incluyan a Europa y Estados Unidos como garantes de la seguridad ucraniana, estaba dispuesto a dar un paso al costado. Y no casualmente Trump había subrayado la suspensión de las elecciones ucranianas, llamándolo dictador, y lo había cuestionado como líder nacional, responsabilizándolo de la guerra y diciendo que bajo su orientación se disuelve Ucrania. El resultado de la reunión solo refuerza la tendencia a que su caída pueda ser la base de un nuevo entendimiento.
Los mensajes de solidaridad y apoyo incondicional a Zelensky de los mandatarios europeos no quitan que Starmer y Macron vienen intentando anudar un acuerdo con Estados Unidos que mantenga cierto nivel de participación y financiación norteamericana en una ocupación europea de la Ucrania que no quedara bajo control directo del gobierno ruso. Si Zelensky aparece como el obstáculo a ese acuerdo, los saludos y la solidaridad probablemente no alcancen a sostenerlo.
La raíz de la humillación de Ucrania
Ahora, si la dignidad de quien reclama la ocupación militar internacional de occidente, y la entrega de sus propios recursos nacionales no puede ser clasificada de dignidad ni pelea por la autonomía nacional, ¿qué alternativas caben? Desde ya aceptar la ocupación total o parcial de Ucrania por Rusia es otra vía de sometimiento nacional de Ucrania, y de ninguna manera de su liberación.
La raíz de esta humillación es la orientación de la burguesía ucraniana de buscar la autonomía respecto a Rusia y su desarrollo nacional mediante y la adhesión a la Unión Europea y la Otan. Esta orientación, que ganó apoyo de masas en 2014 con la llamada Revolución Naranja que expulsó al gobierno prorruso de Yanukovych y que fue dominada por la orientación de garantizar las libertades y la democracia mediante la asociación con la imperialista Unión Europea.
A 2020 la asociación con la Unión Europea de Ucrania la había llevado a ser el país más pobre y endeudado del continente, con sus importantes recursos petroleros y gasíferos bajo control yanki y europeo. El carácter de la Unión Europea como opresora de sus Estados miembro menos desarrollados fue subrayada con la crisis de la deuda de Grecia, con su cesación de pagos en 2015. Otro tanto cabe a Ucrania.
La pretensión de Zelensky de dar una salida económica a Ucrania transformándola en una base militar de occidente contra Rusia mediante el pedido de ingreso a la Otan ha llevado a este desastre.
Quienes se ofrecen como peones de las potencias sufren los daños de los choques en la primera línea, y se exponen a ser negociados o descartados cuando ha pasado su momento de utilidad. La pretensión de que la asociación al imperialismo pueda ser liberadora llevó a este desastre. Quien quiera buscar la comprobación de esta innegable ley universal debe buscar la trayectoria de la guerrilla kurda vinculada al PKK de décadas de acuerdos “tácticos” con las fuerzas militares norteamericanos al anuncio esta semana del abandono definitivo de su dirigente histórico Abdullah Ocalan no solo de la lucha armada sino de cualquier reclamo de autonomía nacional kurda a cambio de su liberación y el permiso a participar de la “vida democrática” tal como pueda existir bajo el régimen crecientemente represivo de la Turquía de Erdogan.
Las conclusiones de este desastre son una cachetada en la cara a la izquierda que se ha alineado con el gobierno y ejercito ucraniano en el conflicto iniciado por el pedido de su ingreso a la Otan. Muchos han visto en este conflicto un carácter dual. Principalmente de defensa nacional frente a Rusia (el que apoyaban) y secundariamente de intervención de la Otan (el que rechazaban). El resultado final es claro. El alineamiento con la Otan es el hilo de todo el desastre de estos tres años de guerra para el pueblo ucraniano, así como de las consecuencias del saqueo a manos de Trump, Putin y los Macron, Starmer y Merz que están por delante.
Prestemos atención especial al carácter imperialista y reaccionario de la triada Macron-Starmer-Merz. No falta el izquierdista que implícita o explícitamente le quiere dar a este imperialismo “liberal” el carácter de una garantía democrática que no es tal. La voluntad de los europeos de continuar la guerra está atada no a la defensa de las libertades ni el pueblo ucraniano, al que mantienen en la pobreza extrema, sino en la defensa de su control del este europeo y como contrapeso a su creciente exclusión como factor de poder en la resolución del conflicto. Los choques entre Trump y Europa prefiguran la posibilidad de conflictos interimperialistas mayores. No solo son militaristas y opresores, si no la causa del avance fascistizante y colaboradores de tal, violando permanentemente sus supuestos “cordones sanitarios” frente a la ultraderecha.
Dignidad y autonomía nacional
La independencia de las potencias imperialistas solo la podremos conquistar de manos de una lucha antiimperialista, revolucionaria independiente. La salida para los pueblos de Ucrania y Rusia, de ambos lados de la trinchera, es expulsar a los gobiernos del hambre, la guerra y la opresión. La autonomía nacional de Ucrania, planteada en su momento por Lenin y los bolcheviques, puede conquistarse a condición de la expulsión de la Otan y la oligarquía capitalista del Kremlin. Está atada estratégicamente a la revolución proletaria y la conformación de una Unidad Socialista de Europa, incluida Rusia.
